Columna. Gustavo
Azocar Alcalá.
La
Mesa de la Unidad Democrática, MUD, nadie lo duda, ha jugado un papel
importante en la lucha que desde hace muchos años estamos librando contra el
régimen castro comunista que impera en Venezuela, el cual comenzó con el
difunto Hugo Chávez y continúa desde
hace año y medio con los tres cochinitos: Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y
Rafael Ramírez.
Sería
mezquino no reconocer que gracias a la MUD se obtuvieron avances y logros muy
importantes que de alguna manera fortalecieron el trabajo opositor. El sólo
hecho de que hayamos acudido a las tres últimas elecciones con una sola tarjeta
electoral, es decir, la de la MUD, ya es de por sí un gran logro, por cuanto se
evitó la dispersión de esfuerzos y la rebatiña que existía entre los partidos
para ver quien pegaba más afiches, quien pintaba más paredes o quien metía más
cuñas en la radio y en la televisión.
Ahora
bien: desde el 14 de abril de 2013, la MUD ha comenzado a tener serios
problemas. Una gran parte de los venezolanos piensa que la MUD no hizo todo
cuanto pudo haber hecho para reclamar los resultados de las presidenciales en
las que Maduro nos arrebató el triunfo por 230 mil votos trampeados. Ese
reclamo, por cierto, no sólo se lo hacen a la MUD, también a Capriles.
La
MUD falló en su estrategia del año 2012, de hacer “primarias selectivas” en
algunos municipios y gobernaciones. La mejor prueba es que perdimos los
comicios en muchos estados y municipios donde la gente pedía primarias y no se
hicieron. Si se hubiesen hecho primarias en todos los estados y municipios,
quizás la historia sería otra.
Para
completar la torta, la MUD equivocó su estrategia de ir a “dialogar” con
Nicolás Maduro sin exigir condiciones y sin establecer una agenda. El diálogo
murió al nacer. La MUD cayó en la trampa. Y Maduro sigue en Miraflores. Si a
eso se le agrega la declaración del miembro de la MUD, Ramón José Medina, quien
dijo que esa instancia “no tiene ningún plan para sacar de la cárcel a Leopoldo
López, porque el mismo López fue quien ideó el plan para meterse en la cárcel”,
tendríamos que concluir, como diría mi tía Carmen Herrera, que éramos muchos y
parió la abuela.
Soy
de quienes creen que la MUD es necesaria para continuar la lucha democrática
contra la dictadura de los tres cochinitos: Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y
Rafael Ramírez. Por tanto, no voy a cometer el error de pedir que eliminen la
MUD, o de que le metan una bomba y la desaparezcan de la faz de la tierra, como
lo hizo una señora en twitter.
Creo,
sin embargo, que la MUD tiene que renovarse y reinventarse. Quienes están al
frente de la MUD deben dar un paso al frente, poner sus cargos a la orden y
permitir que otras personas tomen la batuta. Los actuales directivos de la MUD
manejaron la conducción de las últimas cuatro elecciones. Y las cuatro las
perdimos. Por tanto, deben hacer exactamente lo mismo que acaba de hacer Luis
Felipe Escolari, el técnico de Brasil.
Creo
que la MUD debe darle al país un gesto de verdadera democracia. Fíjense: la
mayoría de quienes querían ser gobernadores y alcaldes tuvieron que medirse en
unas primarias. En algunos casos, no en todos, quienes quisieron ser concejales
también tuvieron que ir a primarias. Pero qué curioso: ningún directivo de la
MUD, la máxima instancia opositora del país, la más importante representación
de las fuerzas democráticas venezolanas, ha sido sometido a primarias.
Lo
más gracioso en todo este asunto es que quien decide dónde se hacen primarias y
donde no se hacen es la MUD. Eso quiere decir, que quienes obligan a los
candidatos a someterse a un conteo, a una consulta popular, son unos tipos que
nunca se han contado con nadie y que no fueron electos por nadie. ¿Eso es
democracia?
Como
ciudadano de este país, propongo una renovación urgente y total de la MUD,
tanto nacional como en los estados y municipios. No queremos que sus directivos
sean escogidos a dedo. Queremos que cada uno de los directivos de la MUD sean
electos por todos y cada uno de los venezolanos que formamos parte de las
fuerzas democráticas opositoras. Eso le daría a la MUD una legitimidad de
origen y un liderazgo contundente para empezar a tomar las acciones que sean
necesarias para sacar a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores.
Al
mismo tiempo propongo la realización de 335 asambleas populares en igual número
de municipios del país, para que sean los ciudadanos los que expongan sus ideas
para elaborar el Plan de Vuelo de la MUD.
Necesitamos
salir de los tres cochinitos: Maduro, Diosdado y Rafael Ramírez. En eso estamos
todos de acuerdo. Pero eso no será posible si no fortalecemos la MUD, sino
fortalecemos los partidos y si no demostramos, con hechos, que nosotros somos
más democráticos, más honestos, más trabajadores y más responsables que quienes
están al frente de este desastre de gobierno.