Prensa. Infodiocesis de San Fernando.
En
el mes de Septiembre fue la Eucaristía de Acción de Gracias por el Episcopado
del Exmco. Mons. Víctor Manuel Pérez Rojas, celebrada en la Santa Iglesia
Catedral y presidida por Él en compañía del Clero Diocesano y una multitud de
Feligreses de las diferentes Parroquias y comunidades. Al final de la
Eucaristía el Pbro. Eliomar Valera dirigió unas sentidas palabras, que
compartimos a continuación:
Apure
ha sido una tierra de gracia, donde la mano de Dios Todopoderoso ha descansado,
y El, ha puesto su mirada para sentir en las palpitaciones de esta tierra
generosa, su amor, su calor, su humildad, su generosidad, y su fe, y en el transcurrir de
los tiempos, como respuesta de esos latidos y palpitaciones, ha derramado su esplendor
según su querer, enviándoles pastores buenos para que conduzcan su rebaño hacía
los mejores pastizales, donde este pueblo que le pertenece, disfrute de las fuentes de agua
viva y el amor que sólo Él sabe dar.
Desde
lo más amoroso de su ser nos envió al crear esta extensa Diócesis, la presencia
del Excelentísimo Monseñor Ángel Adolfo
Polachini Rodríguez, para que con la
fuerza de su Espíritu Divino diera rindas a la presencia eclesial en medio de
esta tierra llanera. Con el paso de los días, el Señor Dios quiso que de las
tierras andinas nos acompañara en este caminar otro pastor, con coraje y empuje
en el trabajo pastoral y nos regala la
presencia de su Excelencia Monseñor Roberto Antonio Dávila Uzcátegui, hombre
incansable, trabajador, humilde y sencillo, muy cercano al pueblo que se le
encomendó.
De
las brisas y del calor zuliano también quiso Dios engalanarnos con la presencia
del Excelentísimo Monseñor Mariano José Parra Sandoval, quien durante unos años nos acogió con su
cariño, su respeto y amabilidad, siempre con un espíritu comprensible y
acogedor, y muy contento con esta obra maravillosa que ésta construyendo en
Apure, el Señor Todopoderoso para mostrar su cercanía en esta tierra llanera, nos hace una regalo de un valor
incalculable.
Para
no desprenderlo totalmente de lo que más ama, para que siga transitando el
cálido clima de las tierras llaneras, para que siga compenetrado en el trabajo
pastoral, de sus Manos vino su Excelencia Monseñor Víctor Manuel Pérez Rojas, quien
desde su experiencia llanera en el trabajo generoso de la vida pastoral en la
Iglesia, a quien le ha entregado todo su ser, nos ha mostrado que gastar la
vida en la obra de Dios, tiene su recompensa y su satisfacción, y que el pago lo da el
Señor al terminar la Jornada en el fiel cumplimiento del deber.
Con
la gracia de Divina, y el sí sincero en su ordenación sacerdotal, por la
imposición de las manos de Su Excelencia Monseñor Miguel Antonio Salas Salas
(Siervo de Dios) y la oración consecratoria, el 11 de septiembre de 1965
Solemnidad de Nuestra Señora de Coromoto, Virgen Llanera, fue ordenado
presbítero, asumiendo así este caminar que lo llevara, por innumerables pueblos
del llano guariqueño en el incansable trabajo pastoral, iniciando como vicario
parroquial en la parroquia, Nuestra Señora del Carmen de Zaraza,
y luego allí el camino como párroco.
Trascendiendo
diferentes altibajos, asume cada reto dándole respuesta a Dios de su sentido
sacerdotal, llegando hasta el compromiso de la formación de los futuros
sacerdotes para la iglesia llanera. Es tenido muy en cuenta por su entrega generosa en unos de los grandes
movimientos de apostolado nacional y mundial, como es la legión de María. En
APEP, y en otras instituciones que impulso y fundo, se le guarda admiración,
respeto y agradecimiento. Motivos por los cuales su Santidad el Papa San Juan Pablo II lo nombra Obispo,
siendo ordenado el 23 de junio de 1998, en la catedral metropolitana de todos
los santos de Calabozo por su Excelencia Monseñor Helimenas Rojo, actualmente
Obispo emérito de Calabozo. De allí nos vino este regalo de Dios.
A
quien en este día el pueblo apureño le da las gracias, le da las gracias a las
Mercedes del llano, y a la Arquidiócesis de Calabozo por compartir con este
pueblo apureño tan agradable emblema sacerdotal. Gracias infinitas a Dios por
este prelado, quién al momento de asumir su responsabilidad episcopal, capta de
una manera real, todas las necesidades de su pueblo, y a tan solo tres días de
recibir formalmente la Diócesis, ordena dos nuevos sacerdotes para la atención
pastoral de este territorio, y suplica la Santa Madre de Dios, bajo la
Advocación de Nuestra Señora de Coromoto, le acompañe en este caminar, el cual
inicia con pie firme y carácter decidido, para seguirse entregando todo por el
bien de la Iglesia.
El
amor por esta tierra, queda evidenciado, desde el Cutufi, los bancos en el alto
Apure, hasta Santa Bárbara de Arichuna, desde Puerto Páez hasta la cabecera de
nuestra Diócesis de San Fernando de Apure en la Iglesia Catedral. Una entrega
en el trabajo pastoral que debe ser
ejemplo para los nuevos sacerdotes que pisen estas tierras, con el deseo de la
evangelización. En su incansable donación a la vida pastoral, y por el bien de
la Iglesia, conjuntamente con su equipo de sacerdotes colaboradores, fue
creando nuevas parroquias, con el fin de
atender con mayor prontitud la necesidad espiritual y social de nuestros
fieles.
Y también ha tenido la oportunidad durante su
servicio pastoral, consagrar nuevos templos, como el de la Sagrada familia de
Nazaret, Santa Lucía, la Estacada, Vara
de María, y el Santuario Misionero del Santo Cristo del Capanaparo, en aquella
región alejada de la capital del Estado, donde la mezcolanza entre indígenas y
mestizos rinden culto al Dios Altísimo.
En
su esfuerzo por evangelizar a este pueblo apureño, y proporcionando su
presencia a través de sacerdotes, religiosas y seminaristas en cada parroquia,
para guiarlos en el crecimiento de la fe y darle consistencia de iglesia
diocesana, va profundizando cada vez más el sentido de su responsabilidad, y en
la medida en que se comienza a extender paso a paso la evangelización comienza
a darle forma estructural y organizativa a la diócesis, creando los distintos
espacios de participación y comunión. Crea VI zonas pastorales para simplificar la profundidad de
la evangelización en el extenso territorio de los llanos apureños, nombra
arciprestes, quienes con el equipo de sacerdotes y laicos coordinaran la acción
pastoral en cada zona de evangelización.
En
su querer y con el apoyo del clero en su entrega generosa de la pastoral y la
Evangelización, va poniéndole punto a cada instancia de participación, tanto en
las diferentes pastorales como en cada grupo de apostolado, que se van
sintiendo asistidos espiritualmente por la presencia de su Obispo a través de
sus asesores espirituales presbíteros a quienes les confía en su nombre esta
tarea de orientación y guía, para la santificación de esta porción del pueblo
de Dios que se le ha encomendado.
En
sus sueños de párroco nunca falto la organización y planificación de su trabajo
pastoral, y siempre trato en lo posible de ponerlo en la realidad, y en esta
nueva responsabilidad con la asistencia del Espíritu Santo, y la colaboración
de sus sacerdotes, este Obispo, este
regalo de la gracia de Dios, estudiando la realidad y las necesidades de este
terruño, inicia el Plan Pastoral Diocesano con la convocatoria a las asambleas
general de pastoral, y la puesta en marcha con pasos de fe todo este trabajo,
que se va desplegando a medida que su
van viendo las oportunidades y las necesidades de la evangelización.
Desde
su experiencia en las tierras guariqueñas, el sabor y el gusto por simplificar
el trabajo pastoral y la evangelización, y conociendo ya esta realidad apureña,
la cual le fue gestando en las visitas pastorales a cada comunidad parroquial,
vio con mirada amorosa que la necesidad
del alto Apure en su requerimiento de su cercanía era imperiosa, y se plantea
la división de la Diócesis de San Fernando de Apure, presentando a todas las
comunidades parroquiales, a los sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos su parecer, para luego llevar a la Conferencia
Episcopal Venezolana, este proyecto, el cual en el tiempo requerido, tuvo
éxito, por el bien de la Iglesia Venezolana, el Santo Padre el Papa Francisco,
crea la Diócesis del Alto Apure, desde el impulso y la visión de la evangelización que nos trajo este regalo
de Dios.
Su
cercanía a las comunidades parroquiales, su entrega generosa, su sencillez, lo
ha conformado en un baluarte amigable para los fieles católicos de esta porción
del pueblo de Dios, que cada día exige más y más en el crecimiento de la fe.
Pero que ahora en su plena juventud, con
los años acumulados de vida que el Señor Dios le ha regalado generosamente, ve
cumplida su misión, y la Iglesia valorando su incansable labor en la
santificación de las almas, reconoce que ha sido un regalo de amor, que hoy al
cumplir el tiempo reglamentario que las
leyes eclesiales dictan, deja este encargo y esta responsabilidad, aunque el
entusiasmo y el deseo sigan siempre en su corazón.
Nosotros,
pueblo de Dios, sacerdotes, religiosas, religiosos, y laicos, le damos las
gracias a Dios, desde lo más profundo de nuestro ser, pues este regalo que el
Señor nos ha hecho de verdad, lo llevaremos en nuestros corazones. En especial
yo, que fui su primer sacerdote ordenado, y así los demás
hermanos sacerdotes que compartimos con este padre y pastor esta experiencia
del trabajo pastoral, de una manera o de otra lo llevan en su corazón. Y con
voz firme y amor profundo le decimos a Dios, Gracias Señor Gracias por este regalo de tu benevolencia.
Pbro.
ELIOMAR ENRIQUE VALERA GARCIA. Miembro del Consejo de consultores de la
Diócesis de San Fernando de Apure.