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bancaynegocios.com.
Se acerca el mediodía y los locales de
comida rápida de la feria del Centro Comercial El Recreo calientan motores, o
mejor dicho, calientan planchas, freidoras y hornos. El estómago lo sabe, ha
llegado la hora del almuerzo y los olores invitan a sentarse a la mesa. La
oferta gastronómica es variada, pero los precios que exhiben las carteleras, no
son tan gratos como los sabores. La verdad es que parece una ecuación que no
beneficia a ninguna parte, pues los precios también le han salido caros a los
dueños de estos establecimientos, quienes han perdido un importante número de
clientes.
Las promociones llegaron para salvar
bolsillos, estómagos y prevenir la bancarrota, o al menos para hacer el
intento. Pero la crisis, una maligna
villana que parece querer dañar todo lo que está a su alcance, hace que hasta
las ofertas sean vergonzosas.
Hace algunos años, los “golilleros” y
cazadores de ofertas, viajaron, comieron, bebieron y rumbearon. Todo gracias a
las bondades de los concursos, promociones, premios y ofertas de diferentes
marcas o establecimientos. Incluso hay quienes todavía conservan como
memorabilia, preciosas piezas de material P.O.P. de tiempos mejores: sillas,
tazas, lámparas, mesas, hasta figuras de acción. Los combos valían la pena y
las estrategias de venta estaban meticulosamente calculadas.
Hoy la historia es otra, las promociones
existen, pero dejaron de ser jugosas. Esta parece ser la única arma con la que
cientos de locales comerciales se defienden de la malamañosa inflación,
buscando permanecer en el tiempo y soportar el chaparrón.
El local del payaso Ronald, los reyes de
las hamburguesas, el viejito del pollo y hasta el pollo religioso han impreso
promociones a todo color que salten a la vista de los hambrientos y
empobrecidos consumidores, porque sí, en eso nos hemos convertido, pareciendo
estar casi un peldaño por debajo de la contaminación zombie. Todos los precios
oscilan entre los Bs 1.300,00 y los Bs 3.500,00 y ofrecen combinaciones
estupendas pero escuetas: 1 yuca, 3 papas, ½ arepita, 1/3 de hamburguesa y un
shot de refresco. Otros ponen provocativas fotos, pero al abrir la blanca
envoltura que cubre la deliciosa recompensa, la decepción es más que inmensa.
(Si usted ha usado Tinder, entenderá sobre el feo sentimiento al que hacemos
mención).
Sentarse a “degustar” las migajas de la
comida rápida, o mejor dicho de la comida que rápidamente desaparece de la
mesa, dentro de las instalaciones de la feria de El Recreo puede ser una
experiencia conmovedora. Usted será abordado por un número importante de
personas que mendigaran sus sobras o le pedirán alguna colaboración para comer.
Es la manifestación más física del hambre y la desesperación.
No estamos mintiendo o exagerando, las
fotos lo demuestran. Para que un estomago promedio se sienta satisfecho
necesita dos combos de estas promociones y el precio a pagar será
aproximadamente el mismo que el de un combo normal. Entonces, la próxima vez que el hambre
lo agarre desprevenido en una feria, evalúe sus opciones estratégicamente y si
es posible, lleve una copia de “Sun Tzu, el arte de la guerra” para aplicar la
táctica más conveniente.