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La llegada de arroz Masia a algunos
supermercados de la ciudad generó una avalancha de compradores, que acudieron
desesperados a buscar el alimento. Si bien el producto no se consiguió a precio
regulado, para muchos, su costo (Bs. 1.380) todavía era accesible, en comparación
al arroz importado que supera los 1.600 bolívares.
Las cadenas en los grupos de whatsapp no
se hicieron esperar, tampoco las llamadas ni los mensajes de texto anunciando
la venta del producto sin número de cédula. Al llegar al establecimiento, se
informaba a los consumidores de la cantidad que podían adquirir: 6 kilos por
persona.
“Hay que aprovechar porque todavía a ese
precio sale mejor que comprar el colombiano a 1.700 o 1.800”, comentó Alicia,
mientras colocaba en el carrito el preciado alimento. No solo llevaba los seis
que le correspondían a ella, sino también los seis que le tocaban a su esposo.
Y así, se observaba al resto de familias, cada miembro con sus respectivos 6
kilos.
La emoción hizo pasar inadvertido el
hecho de que el arroz era saborizado con ajo. Muy pocos se dieron cuenta del
detalle. “Eso ni sabe a ajo, y en tal caso se lava antes de cocinar”, comentó
una señora mientras su esposo le refutaba que no lo llevara porque era
saborizado.
En efecto, a muchos no les importó, y
para muestra, el producto se terminó ese mismo día en horas de la tarde. “Yo
llegué a buscar a las seis, luego que salí del trabajo, y solo quedaba
integral”, dijo María Molina, con cara de decepción. Y es que al igual que
ella, algunas personas se enteraron tarde o no pudieron ir temprano y se
quedaron sin el preciado cereal. Incluso había gente preguntando al día
siguiente sobre la existencia del producto.
Otras alternativas…
Como desde hace algunos meses, en el
estado Táchira los productos de la cesta básica comenzaron a aparecer en los
anaqueles con una marcada diferencia en los precios, ya que son importados. No
obstante, eso constituye una alternativa para quienes pueden adquirirlos o para
quienes decidan hacer el sacrificio de comprarlos.
“Sí, es caro porque con este suelducho
no alcanza nada, pero hay. Hay, y eso es lo importante, ya verá cada quien cómo
hace para comprarlo”, enfatizó Josefina Paredes, mientras llevaba un kilo de
arroz colombiano a Bs. 1700. Las presentaciones de medio kilo también
comenzaron a aparecer, pero con precios nada atractivos para los consumidores.
“Medio kilo de arroz en Bs. 1.250, o sea
que el kilo sale en 2.500. No, eso es una grosería. Así como la mantequilla de
medio kilo en Bs. 2.700, de verdad prefiero no llevar ciertos productos e
ingeniármelas con los que sí puedo comprar; por ejemplo, las verduras que
tampoco están baratas pero sí más accesibles al bolsillo”, relató Soraya Moros.
También se comenzó a ver en los
anaqueles de los supermercados la anhelada harina de trigo todo uso o leudante,
proveniente del vecino país. Dependiendo de la marca, una tenía un costo de Bs.
1.700 y la otra Bs. 1.900. También había harina de maíz precocida en
presentaciones de medio kilo y 900 gramos, con precios de 1.300 y 2.200,
respectivamente; azúcar a 1.980 bolívares el kilo, aceite Bs. 2.300 y pasta
cuya variedad de marcas y presentaciones se consiguen desde Bs. 1.600 el medio
kilo.
Leche en polvo
Quizás uno de los artículos que nunca
pasa desapercibido entre los consumidores es la leche completa. Como una aguja
en un pajal es buscada por los tachirenses, en especial por las madres, que
deben asegurar a toda costa la alimentación de sus pequeños. La tarea no es
fácil, pero desde hace algunas semanas el producto comenzó a aparecer con
precio nuevo e infartó a más de uno.
“Leche Campestre semidescremada en 4.950
bolívares la compré, y eso porque uno por la edad debe tomar leche para los
huesos, para no descalcificarse. Además que es rica con un café o con avena”,
dijo Mireya Zambrano. Igualmente Claudia Hernández no lo pensó dos veces cuando
vio de la marca “Karla” en presentación de bolsa al mismo precio. “La necesito
para mi niña de un año, Dios quiera le caiga bien”.
Quizás la más buscada por las madres es
la Canprolac Prebio 1. Esta comenzó a llegar a los comercios desde hace algunas
semanas a un precio poco alentador: Bs. 7.500 el kilo. Aunque no está visible
en la mayoría de supermercados, las hay disponibles para quienes deseen o
puedan adquirirla a ese elevado precio.
“Me tocó comprarla para mi hijo, y la
rendiré con avena, crema de arroz u otra cosa. Me di cuenta porque una señora
iba saliendo y le pregunté, están en perfumería pero no exhibidas”, dijo
Marisela Torres, mientras otra señora llegaba a pagar por su lata de Prebio 1,
ya que unas amigas le habían comentado de su existencia.
“No es fácil desembolsillarse casi 10
mil bolívares por un solo producto, que aparte no rinde cuando es para los
niños. Pero el sacrificio vale la pena”, reconoció que también tratará de
rendirla, ya sea dando menos raciones a su pequeño durante el día o mezclándola
con otro atol para que le dure más tiempo.
Como es costumbre, el ingenio del
venezolano sale a flote en tiempos de crisis, y la alimentación se ha
convertido en una verdadera práctica de magia: Cada día llevar menos cantidad y
a un alto costo, para hacer rendir por más días los alimentos.
Y es que tal como lo evidencia el Centro
de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros
(Cendas-FMV), el costo de la Canasta Alimentaria Familiar cerró el mes de
septiembre en 405.452,78 bolívares. Sin contar que se prevé que los precios de
todos los productos aumenten con el reciente incremento salarial.