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Un hombre, que se hacía pasar por
sacerdote y se autodenominaba el padre Héctor, fue aprehendido infraganti por
efectivos de la Policía del estado Táchira, Politáchira, al momento que
pretendía embaucar al párroco de la iglesia de Lobatera.
La información la ofreció el director de
Politáchira, comisionado Amador Torres,
quien explicó que este miércoles, en la tarde, el mencionado estafador llegó a la iglesia de Nuestra Señora del
Rosario de Chiquinquirá, en Lobatera, la
cual está siendo remozada y próxima a
ser reinaugurada, por lo que es resguardada por funcionarios de este cuerpo
policial.
Indicó Torres que, al igual que
presuntamente tenía tiempo haciéndolo, abordó al párroco, se presentó como
enviado del obispo y minutos después le solicitó dinero para supuestamente
reacondicionar otras iglesias de la entidad.
Esta situación causó suspicacia en
los uniformados, que decidieron ahondar
un poco más en la pretendida labor social del hombre, que vestía de civil, y
finalmente llegaron a la conclusión de que todo era una farsa, que realmente
estaba extorsionándolo.
Lo identificaron como Héctor B.,
venezolano, de 33 años de edad, residenciado en el sector La Colina, Rubio,
municipio Junín. Le hallaron una serie
de evidencias que están siendo analizadas, como teléfonos celulares, cheques y
tarjetas bancarias, además de dinero en efectivo, que se encuentran a
disposición de la Fiscalía Quinta del Ministerio Público.
Añadió el jefe policial que están
indagando varios aspectos, como por ejemplo cuánto tiempo tenía estafando
a los párrocos de la entidad bajo
este modus operandi, de cuánto dinero pudo haberse apoderado de manera
ilegal y, sobre todo, si forma parte de una
banda de estafadores, por cuanto hasta
había creado un grupo de WhatsApp al que había
añadido a varios representantes de la Iglesia, por lo que el obispo de
la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, fue notificado casi en el
acto de este procedimiento, acotó Torres.
Hasta donde se conoció, el padre Héctor
ya había sacado beneficios económicos de los párrocos de Michelena, Las Mesas y
San Simón, sin descartar que también se pueda haber aprovechado de los
feligreses. (MB)