Crónica.
ALJER. Alto Apure.
Fuente:
Varias
Nace el 7 de julio de 1930 en Uruñuela,
pueblo de La Rioja, país de los buenos vinos. Sus padres se llamaban Ignacio y
Milagros. De su mamá, Ignacio hereda su bondad. No tenía otros hermanos, siendo
sus parientes más cercanos primos o tíos. En concreto, es pariente próximo del
P. José Ignacio Arrieta, S.J., de esta Provincia. Bautizado el 14 de julio de
1930 en la iglesia parroquial de Uruñuela, estudia la Primaria con los PP.
Escolapios en Logroño (Rioja) y la Secundaria en el Seminario de la misma
ciudad. Allí siente la llamada a la Compañía, y el 14 de agosto de 1947 ingresa
en Loyola. Destinado a Venezuela sin acabar el noviciado, llega a nuestro país
el 24 de abril de 1949, y pronuncia sus primeros votos el 15 de agosto de ese
año en Los Chorros ante el Viceprovincial Juan Mª Ponce.
Ejerce de 1964 a 1970 como Adjunto de
Periodismo y Profesor de Radio y TV, en la Escuela de Comunicación Social de la
UCAB, de cuya cátedra es fundador. En 1988 recibe el Premio Nacional de
Periodismo, mención ‘docencia’, y es destinado a Guasdualito, para trabajar en
la Pastoral parroquial y en las labores de la nueva emisora de Radio Fe y
Alegría, que expande sus ondas por los Llanos colombo-venezolanos. En una
especie de inserción en el interior, se retira silenciosamente, a lo profundo
del llano, pero sin jubilarse en sus funciones de sacerdote y cura de almas,
asistiendo a los feligreses y colaborando en la programación de Radio Fe y
Alegría. Alguno dice que Ignacio “Sonaba como una voz en off de la Provincia
desde la frontera”.
En Guasdualito, con quebrantos serios de
salud, trabajó incansablemente (más de lo que las fuerzas, la salud y la edad
aconsejarían) tanto en la pastoral como en la Radio de Fe y Alegría. Postrado y
adolorido en la cama, el 15 de agosto día de Nuestra Señora de la Asunción,
ante el duro panorama que le esperaba en su postoperatorio, comentaba con
cierto humor ante una enfermera de origen llanero: “es más fácil predicar una
Semana Santa sobre los dolores de Cristo en Guasdualito, que soportar una noche
en la clínica”.
Un problema del corazón puso fin a su
vida a las 4 de la mañana del 19 de agosto de 2009. Nada más al conocerse la
noticia en Guasdualito, pueblo de la frontera altoapureña, donde el P. Ibáñez
había trabajado sus últimos veinte años, la gente del pueblo y los jesuitas del
lugar, con el permiso del obispo de San Fernando, solicitaron enterrar al P.
Ibáñez en el Templo de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen. Al día
siguiente, después de la Eucaristía de funeral tenida en Caracas, partió el
féretro a Guasdualito, acompañado del P.
Johnny Veramendi, párroco del lugar. En
horas de la noche del jueves 20 el pueblo recibió con devoción y conmoción los
restos mortales del padre Ignacio, como le llamaban todos. Al velorio nocturno
le siguió la mañana del viernes 21 un largo recorrido de homenaje por el sector
Los Corrales, en cuya capilla se celebró una misa, para seguir a la emisora de
Radio Fe y Alegría, donde se le hizo un homenaje en vivo, y continuar en horas
de la tarde al templo de la Santísima Trinidad, hasta el momento de llevarlo al
templo parroquial, donde se celebró la eucaristía concelebrada por los jesuitas
y sacerdotes de la zona. Al terminar el funeral, el padre Ignacio fue sepultado
en el mismo templo, en medio de una asistencia multitudinaria de gente, venida
del pueblo y los caseríos aledaños, que expresaba con lágrimas su cariño al
buen padre y sacerdote Ignacio.