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elestimulo.com
Varios expertos, incluyendo a un
congresista, alertaron que el colapso económico y social de Venezuela puede
impactar a toda América, con oleadas de refugiados hacia los países vecinos y
Estados Unidos, donde además se podría alterar el mercado interno de
combustibles.
El escenario actual y futuro del país
gobernado por el chavismo fue discutido en una audiencia especial este martes
en el subcomité del Hemisferio Occidental, del Comité de Asuntos Externos de la
Cámara de Representantes (baja), presidida por el congresista republicano Jeff
Duncan.
En su testimonio, Duncan enumeró
informaciones públicas divulgadas por medios venezolanos e internacionales que
dan cuenta de la peor situación económica, política y social de este país en
décadas.
“Tales indicadores proveen poca
esperanza para una recuperación sin cambios significativos en las políticas del
país”, apuntó el congresista, de acuerdo al testimonio grabado en video y a la
transcripción de las intervenciones divulgada por los servicios de prensa del
Comité.
“Aquellos que pueden darse el lujo de
salir del país, lo están haciendo en tropel. Miles se han marchado a Chile,
Colombia y Brasil, buscando alimentos y medicinas. Los venezolanos constituyen
el porcentaje más grande de peticiones de asilo para los Estados Unidos y esos
números han ido creciendo en 150% desde
el 2015, de acuerdo al Departamento de Seguridad Nacional de los Estados
Unidos”, explicó.
“Si este problema en Venezuela continua,
podríamos todos tener una crisis en nuestras manos donde nos enfrentaríamos con
un flujo masivo de refugiados y amenazas a la salud pública, con el aumento de
casos de malaria y disentería en Venezuela que no respetan fronteras”, afirmó.
Duncan sostuvo que la historia de
Venezuela está en un punto crítico. Manifestó que existe una generalizada falta
de alimentos, electricidad y bienes básicos en lo que una vez fue el país más
rico en América Latina, situación que ha conducido al hambre, a la más alta
tasa de mortalidad infantil del mundo (Sic), y a condiciones infrahumanas en
los hospitales.
Aseguró que “Venezuela es un caso de
estudio del fracaso del sistema Socialista” y está “al borde de un completo
derrumbe”. El país tiene la taza más
alta de inflación del mundo (1.600% esperada este año) , caída de su PIB (en
-17% en 2016).
Hay “una colosal de mala administración
económica; una corrupción general a través de todo el gobierno; una erosión de
la democracia, irrespeto a la ley, y la violación a los derechos humanos en el
país ha conducido a Venezuela al estado lamentable en que hoy se encuentra”,
argumentó el político republicano.
La audiencia –la tercera sobre Venezuela
que conduce Duncan desde 2015- ocurrió a la misma hora en que el Tribunal
Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) -en manos del chavismo- extinguía la
figura de la inmunidad parlamentaria de los actuales diputados opositores y
“ordena” al presidente Nicolás Maduro que gobierne bajo estado de excepción,
con poderes absolutos.
Duncan dijo que Venezuela tiene la
reserva petrolera más grande del mundo y la segunda mundial de oro, “pero
increíblemente, bajo la administración del presidente Maduro, el país
prácticamente se ha convertido en un estado fallido”.
Sobre la estatal PDVSA, señaló que “no
está generando suficientes ingresos y su moneda, ya muy devaluada,
prácticamente no tiene ningún valor”. Considera que tiene la latente
posibilidad de impactar los precios de la gasolina en Estados Unidos, mayor importador
de petróleo de Venezuela.
Recordó que PDVSA recibió un préstamo de
$1.500 millones a cambio de darle a la compañía petrolera estatal de Rusia,
Rosneft, el 49.1% de sus acciones en la filial Citgo, lo cual “es muy
problemático para los intereses de los Estados Unidos”.
Si Venezuela incumple su deuda con
Rosneft, “los rusos podrían convertirse en la segunda compañía de propiedad
extranjera en los Estados Unidos, con capacidad productiva de refinamiento de
gas y por lo tanto tomar control de infraestructura crítica, incluyendo tres
refinerías y un sistema de oleoducto”, dijo.
Rosneft además está en la lista de
empresa sancionadas por la OFAC, la misma dependencia del Departamento del
Tesoro contra lavado de dinero de corrupción, drogas y terrorismo que señaló a una docena de altos
funcionarios de Maduro.
“Esta es una situación insostenible que
socava los intereses de la seguridad energética de los Estados Unidos”, dijo. En
el panorama político, Duncan dijo que Maduro desconoce el triunfo electoral de
la oposición en diciembre de 2015 y en cambio ha usado al TSJ y al Consejo
Nacional Electoral para anular toda acción legislativa mientras mantiene a más
de 100 presos políticos.
“Maduro rehúsa a someter sus manejos del
gobierno al pueblo; les ha robado el derecho a la libre expresión, les ha
anulado su voto y continua pisoteando la Constitución y la Ley”. También se refirió a las gestiones de Almagro
en la Organización de los Estados Americanos (OEA), y al llamado de hecho el 23
de marzo por 14 países apoyando el llamado de Almagro a elecciones libres, y a
la liberación de todos los prisioneros políticos.
Duncan afirmó que la posición de
República Dominica, El Salvador y Haití de no apoyar a Almagro en sus gestiones
a favor de la democracia y los derechos humanos en Venezuela, dificultaría
desde el Congreso de EEUU mantener la asistencia a esos países.
“Les pido respetuosamente que
reconsideren su posición”, también por los 30 millones de venezolanos, dijo. El
panel de expertos incluyó al economista Steve Hanke, que ha estudiado el
fenómeno de la hiperinflación venezolana y ha propuesto desde hace 20 años la
dolarización de esta economía, en un modelo similar al vigente en Ecuador.
“El colapso actual de Venezuela recuerda
al de la Unión Soviética. La estabilidad del país no podrá ser alcanzada, ni la
economía podrá ser enderazada a través de reformas que tengan éxito, sin antes
detener la inflación”, afirmó. Hanke, señaló que el trágico colapso de la
economía venezolana es responsabilidad de Venezuela y que el gobierno de
Estados Unidos debe evitar involucrarse directamente en los asuntos de ese
país.
Además, cosnidera que debe olvidar el
mantra de “cambio de régimen”, tan popular en ciertos círculos de Washington y
que ha tenido un registro histórico de terminar mal. En todo caso, dijo, la
obligaciones internacionales de Estados Unidos pueden ser cumplidas a través de
la OEA y la ONU y por otro lado podría respaldar la adopción de una caja de
conversión o dolarización de la moneda a través del FMI.
Por su parte, el académico Michael
McCarthy, investigador del Center for Latin American and Latino Studies, de la
Universidad Americana, de la George Washington University y consultor, enumeró
algunas implicaciones internacionales de la situación venezolana:
“El gobierno desmanteló la que era una
de las más antiguas democracias en América Latina”. Recomendó que el gobierno
de Estados Unidos incrementar su nivel de prioridad sobre Venezuela y que junto
a otros gobiernos del Hemisferio Occidental tome pasos decisivos para evitar el
colapso total y buscar la estabilidad democrática.
“Será necesario comprometer a China y
Rusia en busca de una solución pues estos países son los más importantes
prestamistas del gobierno de Maduro”, concluyó. En su intervención, Hector E.
Schamis, profesor adjunto de Walsh School of Foreign Service, de la Universidad
de Georgetown y alto asesor del secretario general de la OEA, Luis Almagro,
destacó las implicaciones del colapso de la economía venezolana.
Argumentó que el servicio de la deuda
pública “luce insostenible” debido a la falta de acceso al financiamiento
internacional.
“La deuda externa monta a $130.000
millones, equivalente a 5,8 años de exportaciones a un precio del barril de
petróleo razonable en el mediano plazo. El gobierno continúa manteniendo
subsidios regresivos (que perjudican a los más pobres) para la gasolina,
servicios y tipo de cambio por entre $14.000 y $19.000 millones, según cálculos
conservadores. Las presiones combinadas de recesión e inflación está generando
un colapso significativo en los ingresos impositivos del gobierno”. Para el
especialista el “régimen de Venezuela representa un riesgo para su propio
pueblo y para la región”.