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Alcanzar la
autosuficiencia en rubros cárnicos y lácteos es posible en un mediano plazo si
se rompen paradigmas en el modelo de gestión ganadera, a los fines de lograr
una mayor eficiencia que se traduzca en más producción y alimentos para la
población venezolana que, en la actualidad, atraviesa una de sus más grandes
crisis al no tener garantizado el acceso a los productos nutricionales.
Así lo planteó
Rodrigo Agudo, experto agroalimentario, a los participantes del Programa de
Gerencia en Agronegocios que el Instituto de estudios Superiores de
Administración (IESA) realiza de manera conjunta con la Asociación de
Productores Rurales del estado Portuguesa (Asoportuguesa) para especializar a
quienes se dedican a la actividad agropecuaria local.
El asesor de la
Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga) esbozó el panorama del circuito
ganadero en Venezuela, haciendo un recuento de la producción bovina (carnes
rojas y lácteos), intensiva (pollos, cerdos y huevos) y la proteína propia de la
pesca y la acuicultura, que en los últimos años ha estado inmersa en
dificultades por la poca disponibilidad de materia prima, insumos y la
inseguridad jurídica y personal.
Sobre el
circuito intensivo, manifestó que es una actividad compleja por su vinculación
con la producción de alimentos balanceados para animales, cuya materia prima
son los cereales como el maíz amarillo y sorgo, cultivos que -aseguró- han ido
disminuyendo de manera progresiva, al igual que su importación tras el déficit
de divisas existente en el país por la caída de los precios del petróleo.
“El componente
importado en 1999 era de 60 % y en el 2013-14 pasó a un 75 %, lo que genera una
debilidad estructural que trae como consecuencia una caída importante en la
ingesta, con base a lo que puede ser el consumo proteico proveniente de los
pollos, huevos y cerdos”, indicó.
En cuanto a la
producción de carnes, refirió que en el período 2012-13 el consumo per cápita
estaba sobre los 100 kilogramos por personal al año, cayendo en la actualidad a
entre 40 y 45 kg, cuyo 75 % proviene de la ganadería mayor, el cual -a su
juicio- tiene un gran potencial en la recuperación del equilibrio
macroeconómico, abriendo la posibilidad de generar divisas suficientes para
recuperar a futuro los niveles de ingesta de pollos y cerdos.
Según Agudo,
Venezuela pudiese autoabastecerse a mediano plazo en todo el circuito cárnico
(carnes rojas, pollos, huevos y lácteos) e, inclusive, retomar la oferta
exportadora en algunos cortes especiales de carne como una vez se hizo y así
“darle una sustentabilidad al circuito integrado de pollos, cerdos y huevos,
pensando en que la producción de la materia prima mejore si se trabaja en ello,
como estima Fedeagro”.
En torno al
sector lácteo, el analista agroalimentario precisó que, aunque se dificulte
incrementar la producción de este rubro, el país tiene capacidad para lograrlo
y hacer de esta actividad “un negocio a futuro”, a través del ganado doble
propósito y el crecimiento de la ganadería bufalina, y siempre que haya un
cambio en la orientación económica y política nacional.
Otro sector con
posibilidades de expandirse es el pesquero. “En algunos rubros tenemos
suficiente capacidad de exportación a Ecuador, Colombia o Estados Unidos;
tenemos un potencial inmensurable para generar divisas y darle mucha más
sustentabilidad a la soberanía alimentaria, ocasionando efectos secundarios muy
importantes en la ganadería y en la misma agricultura, en épocas de
dificultades climáticas”, dijo Agudo.
Condiciones
Actualmente el
sector agropecuario no atraviesa su mejor momento. La producción en carnes
rojas ronda el 55 % y a los venezolanos les está resultando cada vez más
difícil acceder a este alimento por la espiral inflacionaria desatada en el
país. De acuerdo con Agudo, en este renglón se está consumiendo en niveles por
debajo de lo que se necesita nutricionalmente, situación que se replica con los
lácteos, en los cuales se está cubriendo alrededor de 60 % de la demanda
interna con producto local.
“Hay que generar
capacitación y romper paradigmas sobre cómo se vienen haciendo las cosas, para
cambiar el modelo de gestión ganadera. Necesitamos políticas que den confianza,
que se restablezca la seguridad jurídica y personal, que hayan reglas claras,
que el sector privado se dedique a hacer lo que sabe hacer y el Estado deje de
hacer lo que no sabe y más bien genere condiciones en vialidad, electricidad,
calidad de vida, educación y asistencia a la población rural, para que puedan
haber inversiones y generación de riquezas, buscando la productividad y
eficiencia”, apuntó.
A pesar del
escenario incierto que existe en el país, Agudo se mantiene optimista y cree
que habrá un gran acuerdo nacional, cuyo único objetivo sea garantizar el
bienestar de la población venezolana.