Opinión.
Eduardo Morales Gil
Vía:
eduardomoralesgilsucre@gmail.com
En las elecciones parlamentarias del 6
de diciembre de 2015 se impuso la voluntad del pueblo venezolano, pese a las
amenazas públicas del Presidente Nicolás Maduro de desconocer los resultados
electorales, de lanzarse a la calle si triunfaban las fuerzas democráticas del
país agrupadas en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), a las manipulaciones
en el otorgamiento de beneficios a través de los programas sociales (ahora
denominados con la terminología militar de “misiones”) y al “voto asistido”
ejercido indiscriminadamente por funcionarios y partidarios del gobierno.
Ahora, con el proceso de relegitimación
de los partidos políticos ha vuelto a imponerse la voluntad popular. En verdad,
pese a las trabas administrativas diseñadas por la mayoría oficialista del CNE,
persistente en su torva intención de dificultar o impedir las manifestaciones
de voluntad de los ciudadanos para validar a las organizaciones con fines
políticos, el soberano pueblo de Venezuela ha decidido empinarse nuevamente
para propinarle otra lección democrática al gobierno con clara tendencia
totalitaria que rige, para infortunio de la patria de Bolívar, los destinos de
la República.
Las cuatro rectoras del CNE alineadas
con el régimen decidieron colocar un número mínimo de máquinas para la
validación (en nuestro estado una en cada municipio y solo una adicional en los
dos municipios con mayor población electoral, que son Sucre y Bermúdez). Al
mismo tiempo el gobierno intensificó la campaña de tramitación del “carnet de
la patria” (el carnet de la Patria siempre ha sido la cédula de identidad), con
el propósito de venderle ilusiones a los ciudadanos, sobre todo a los
integrantes de los sectores populares, quienes son los que sienten el mayor
rigor de las desacertadas políticas públicas del inepto gobierno que padecemos
y, al mismo tiempo, de atemorizar a quienes no obtengan ese plástico, una
especie de panacea para el drama que vive el país, según el gobierno, pero de
nada valieron los embelecos seductores y las amenazas.
En efecto, los venezolanos y en
particular los sucrenses, ignoraron las trabas y los cantos de sirena del
gobierno y concurrieron masivamente a validar al partido democrático de su
simpatía. La semana anterior respaldaron a “Avanzada Progresista” y el 11 y 12
al partido de Leopoldo López, que encarna la gran voluntad popular de los
venezolanos. Para la noche del sábado 11, cuando escribo estas líneas, ya
Voluntad Popular había recibido el respaldo masivo de los sucrenses, superando las
metas establecidas. Esperamos que los
otros partidos democráticos también cumplan sus metas.