Prensa. elestimulo.com
La emoción por
el rumor de la reaparición de algunos medicamentos para enfermedades crónicas
se acaba al preguntar lo que valen. Los tratamientos mensuales sobrepasan el
monto del salario mínimo. Los precios están dolarizados, pues las importaciones
las está haciendo Doropharma a dólar libre. La noticia genera suspicacias
porque, a pesar de que se trata de una inversión importante, la empresa no da
señas. Solo declara tener un empleado y un capital de apenas 30.000 bolívares
Desde hace años
la salud en Venezuela dejó de ser gratuita. Primero la crisis que amenaza el
funcionamiento de los hospitales públicos puso sobre las espaldas de los
pacientes y de sus familiares la responsabilidad de adquirir los medicamentos e
insumos necesarios para ser tratados y hasta operados. Ahora, la aparición de
medicinas a precios dolarizados pareciera ser una solución al “no hay” que se
escucha en las farmacias, pero que pocos podrán disfrutar realmente, solo aquellos
tengan un bolsillo tan abultado que puedan resistir el golpe.
En la casa de
Óliver Velázquez, en Valencia, viven tres personas con condiciones crónicas que
requieren medicación de por vida: su mamá y su papá consumen el antidepresivo
sertralina y el antihipertensivo losartán; él, diabético, requiere metformina.
“La sertralina la compré hace meses en 2.600 bolívares y luego desapareció.
Busqué en muchas farmacias de varias ciudades hasta que la encontré en Cagua al
nuevo precio, 70.000 bolívares, y una caja de ibuprofeno la estaban vendiendo
en 10.000 bolívares. En una farmacia Saas de San Diego —Estado Carabobo—
conseguí el losartán en 8.000 bolívares cada blíster con 10 comprimidos”.
Solo para
completar el tratamiento antidepresivo de sus dos padres, Velázquez necesitaría
420.000 bolívares, pues cada caja de 70.000 bolívares alcanza para diez días de
uno de ellos. El precio de la metformina que requiere para controlar la
diabetes también es elevado, 8.000 bolívares por 10 pastillas, y debe tomar una
con cada comida. Suponiendo tres pastillas por días, el hombre necesitaría
720.000 bolívares cada mes solo para esa medicina.
El ruleteo
diario por farmacias es estéril y lo agota. “Tuve que cruzar una vez a Colombia
para traer medicinas y la semana que viene voy de nuevo. Mi hermano me
transfiere dinero desde Panamá. Es un gasto grande, pero hay que hacerlo”.
En Caracas la
situación es exactamente la misma. Miriam Gil encontró en el Farmatodo del
Centro Comercial Ciudad Tamanaco losartán de 100 mg en 32.000 bolívares, la
presentación de 15 pastillas. “Si no queda más remedio tendré que comprarlas,
pero mi sueldo no alcanza para eso —51.000 bolívares mensuales. Tengo algo
guardado porque cuando había en las farmacias compré varias cajitas, pero mi
hermano que depende de mí también las toma. En mi casa se consumen 90 pastillas
de losartán mensuales”, dice la mujer.
La pregunta que
atormenta a muchos, y que activará la facultad contralora de la Asamblea
Nacional para tratar de responderla, es ¿por qué, si el gobierno nacional
definió una tasa preferencial para las divisas destinadas a compra de comida y
medicamentos de 10 bolívares por dólares, hay una empresa importando con
precios de dólar libre?
Suspicacia
La Federación
Farmacéutica de Venezuela identificó que la empresa que está importando los
medicamentos que se venden a altos precios es Doropharma, que funciona como
casa de representación en el país del laboratorio portugués Bluepharma. “El
gobierno está otorgando permisos a empresas para que se registren como
importadoras. Son completamente legales y los productos tienen registros
sanitarios. Lo que queremos saber es quién está detrás de ese negocio que se
hizo en tiempo récord, que requiere un músculo financiero importante y que al
final termina de matar la producción nacional porque la deuda para importar
materia prima sigue intacta en 5 millardos de bolívares”, advierte Freddy
Ceballos, presidente de Fefarven.
Doropharma está
inscrita en el Registro Nacional de Contratistas desde el 4 de julio de 2016.
En su descripción se atribuye el objeto social de “comercialización,
suministro, distribución, compra, venta, importación, exportación de
medicamentos, productos biológicos, insumos hospitalarios, equipos y material
médico quirúrgico, odontológicos, reactivos, placas, productos cosméticos
naturales y alimenticios”. Para todas esas funciones cuenta con un solo empleado
que trabaja desde una quinta en Coro, estado Falcón.
Aunque en teoría
no hay nada ilegal en el funcionamiento de Doropharma, los datos de su registro
despiden mal olor. El capital declarado es de 30.000 bolívares, monto que ni
siquiera alcanzaría para pagar un mes de salario mínimo —sin cestatickets— a su
único empleado, ni para comprar una de las cajas de sertralina que están
importando y vendiendo en farmacias a 70.000 bolívares.