Prensa. voanoticias.com
La reciente
orden ejecutiva del presidente Donald Trump que incluye la suspensión del
programa de refugiados por 120 días podría afectar a decenas de niños
centroamericanos.
Según la Oficina
de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés),
la orden frenará el programa de refugiados de menores centroamericanos conocido
como (CAM, por sus siglas en inglés).
Bajo este
programa, los menores que viven en Guatemala, Honduras y El Salvador cuyos
padres se encuentran legalmente en Estados Unidos tienen la opción de solicitar
el amparo e ingresar a EE.UU. en calidad de refugiados.
“Los niños
centroamericanos, cuyas vidas de muchos de ellos están en peligro serán
obligados a esperar meses adicionales para que su caso de refugiados sea
procesado”, dijo el miembro asociado para los derechos de los migrantes de la
organización WOLA, Maureen Mayer.
“Considerando
los altos niveles de violencia y persecución en América Central esta suspensión
pone en peligro la vida de muchos niños y niñas”, reiteró Mayer.
El propósito del
programa CAM es proveer protección a los niños que están abandonando sus países
debido a los altos índices de violencia en sus países para emprender un
peligroso viaje rumbo a Estados Unidos.
Niños y adultos
jóvenes son particularmente vulnerables a amenazas de muerte por parte de
miembros de pandillas que buscan reclutarlos. Las niñas, por otro lado, están
expuestas a violaciones y a una serie de abusos físicos como una manera de
presión para unirse a sus filas.
En los primeros
cuatro meses del año fiscal 2017, agentes de EE.UU. aprehendieron en la
frontera a más de 21.000 niños sin compañía aduulta de Guatemala, El Salvador y
Honduras. Para diciembre de 2016 habían más de 10.500 solicitudes del programa
CAM y aproximadamente la mitad de esas peticiones pedían el estatus de
refugiados.
Aunque tiene un
alcance limitado, el programa ha ofrecido a los niños calificados la
oportunidad de buscar seguridad y protección en los Estados Unidos. Según
organizaciones como WOLA, el Departamento de Estado debería usar la discreción
otorgada en la orden ejecutiva para continuar procesando reclamos y dar a los
niños calificados que están en riesgo la habilidad de ingresar a Estados Unidos
para estar con sus padres sin demora.