Articulo. Ronald Reyes Baroni
El
fútbol en mi vida llegó sin darme cuenta, y cuando menos lo esperé estaba en la
raya pegando gritos y dando indicaciones. Ahora veo donde estoy parado y viajo
al principio.
De
niño, como todo niño salía a patear un pote plástico para cruzarlo entre 2
piedras que colocabamos en la calle. Típica la frase de "la llevo".
Pero llegué al liceo, y de la calle salté a las canchas de fútbol de salón y
balones Tamanaco. Un golpe en el pómulo que me dejó 7 puntos y una cicatriz de
por vida más unas cuántas patadas que terminaron en rodillas frágiles me
dejaron fuera de circulación. Además; no mentiré, yo era un pésimo jugador.
Jamás sería vinotinto ni profesional. Sin embargo; jamás renuncie al fútbol,
seguí pendiente de los resultado, de verla tras la pantalla. Y un día descubrí
que un periódico comenzó a publicar guías para entrenamiento de Sócrates, Jorge
Valdano y Richard Páez; y allí comenzó el gusanillo por ser DT. Al tiempo comencé
a preocuparme por leer las biografías de sir Alex Ferguson, sir Matt Busby,
Brían Clougth, Helenio Herrera, entre otros más y comencé a soñar con ser como
ellos. Con dirigir a la vinotinto y ganar la Copa América. Dirigir en Europa.
Ser un triunfador.
No
obstante; tuve experiencias en un montón de cosas menos como DT. Estuve en la
música, y hasta cursos de protección civil. Luego encontré estabilidad como
periodista e inmediatamente mezcle el periodismo con el fútbol. Un día, tan
común como cualquiera, escribí un texto por facebook y conocí al profe Ramón
Solorzano (admito que le escribí creyendo que era un excompañero de clases). El
profe me invitó a una sesión de entrenamiento y allí compartimos ideas e
impresiones. Entonces recibí una invitación para dirigir, tomaría las riendas
de la sub-16 del FC San Fernando, y yo acepté de inmediato. Con algo de miedo
por el reto, pero jamás he tirado la toalla, menos antes de pelear.
Debuté
con una dulce victoria, 6 goles por 1. Nunca olvidaré ése día. Me habían entregado
un equipo que hacía un fútbol lejos del resto y yo no tenía la experiencia
suficiente. Así que doy gracias a Dios por el reto. Ahora mi día está dedicado
por completo a quienes me rodean y a estudiar constantemente el fútbol. Un
cambio radical.
Desde
que me levanto hasta que me acuesto. Estudiando, desarrollando, planificando
estrategias y sesiones de entrenamiento. Escuchando consejos y alimentandome de
la experiencia de otros. Gestionando nóminas para competir. Charlando con mis
jugadores las 24 horas. Reuniendome con representantes. El cambio en mi vida se
nota cuando me doy cuenta que ya no tomo licor, y ahora casi ni fumo
cigarrillos. Estoy ocupado en ganar y en desarrollar a ésos muchachos. Además;
ahora soy un ejemplo para ellos y mi mayor deseo es verlos como chamos
integrales, profesionales y de buena conducta.
El
inicio no ha sido fácil, aún hoy día estoy aguantando un chaparrón como nunca
antes. Muchos han criticado mis métodos y otros me han dado con todo. Pero lo
tomo como un aprendizaje y estoy seguro en mi capacidad y en mis objetivos. Hoy
día; he logrado pequeños triunfos. Muy pequeños en comparación con el resto,
pero para mi, son el empuje necesario para seguir adelante. En 5 meses de labor
he ganado un título. Mi equipo implantó un record de goles (24 en un partido) y
actualmente; en el torneo apertura, el fc san fernando ha jugado 4 partidos con
el balance positivo de 4 victorias, 19 goles a favor y 3 goles en contra. El
domingo que pasó enfrentamos al club edifamily, ganando contundentemente 8
goles por 2.
Y
lo mejor de todo es cuando los jugadores dicen: "usted es como un padre
para mi", o "usted más que un entrenador es mi mejor amigo"; o
entregan una pulsera y dicen: "te traje un regalo, profe". Todos ésos
tipos de detalles son los que me dan fuerza para no renunciar y mantener metas
altas.
También
hay quienes me apoyan a pesar de todo. Mi pareja, que me jala la oreja cuando
debe (detrás de un buen hombre hay una excelente mujer). Los representantes que
me han expresado su apoyo. El cuerpo técnico que con su trabajo potencia a los
muchachos. Los amigos que celebran mis pequeños triunfos. El profe Ramón
Solorzano que apostó por mi inexperiencia y me apoyó (y cuando un tipo así te
da la confianza, sabes que no puedes defraudarlo). A éste periódico digital que
siempre me ha brindado su espacio. A un lector como tú por brindarme unos
minutos de tu tiempo y tener la paciencia de llegar a estas líneas.
Gracias
a Dios por mi vida en el fútbol.