Prensa. elestimulo.com.
El
mayor general (r) del Ejército Miguel Rodríguez Torres, ex ministro del
Interior y uno de los más duros críticos de Maduro dentro del chavismo,
advirtió este miércoles que la situación actual de Venezuela se sale de las
manos de los actuales líderes, e invocó la necesidad de negociar para llegar a
acuerdos mínimos de convivencia antes de que una negociación tenga que ser
hecha “sobre miles de cadáveres”.
“Siento
que Venezuela ha estado caminando por la vereda de la anarquía ahorita. El
caos, la anarquía, una especie de anomia en la que los líderes de ambos
extremos van perdiendo cada día el control de lo que está ocurriendo en las
calles de Venezuela”, dijo en entrevista con El Estímulo, al resumir la situación
del país.
“Esto
nos pone a las puertas en un proceso complicado y peligroso. Puede conducirnos
a una guerra civil”, advirtió. La conversación se llevó a cabo en su oficina
privada en la urbanización La Mercedes, de Caracas, a la misma hora en la que
al otro lado del río Guaire miles de manifestantes en contra del gobierno de
Maduro intentaban marchar de nuevo. Pocas horas después, jóvenes y viejos
serían reprimidos como nunca antes en todo un mes de manifestaciones. Al menos
un manifestante muerto y 167 heridos o lesionados se habían contado al final de
la tarde.
Mientras
tanto, en el centro de Caracas, el presidente Nicolás Maduro entregaba en la
sede del Consejo Nacional Electoral su decreto para solicitar la creación de
una Asamblea Nacional Constituyente.
“No
marcho en convocatorias de la MUD”, dijo el militar retirado cuando se le
preguntó, para quebrar el hielo, por qué no estaba en la marcha convocada por
la Mesa de la Unidad Democrática. También ex director de la policía política
Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia y Prevención), este hombre de 53
años es particularmente incómodo para el gobierno.
Últimamente
se mantiene en bajo perfil obligatorio, pues está vetado en los canales de
televisión y estaciones de radio. En términos de medios, su presencia se limita
a redes sociales. “No he podido
comprobarlo” dijo sobre si es verdad que Conatel, el organismo perro guardián
de las comunicaciones en Venezuela, ha llamado para dar la orden de
silenciarlo.
“Cuando
los liderazgos pierden el control de la gente en la calle y comienza a
desarrollarse una anarquía, podemos llegar a un enfrentamiento armado entre
civiles, ciudadanos de un mismo país, ese es un escenario”, dijo sobre la
crisis nacional.
Y
puesto en el trance de definir la probabilidad de ocurrencia de este escenario
en una escala del uno al 10, la coloca “en seis”. Pero, insiste, “el escenario
deseable debe ser el escenario político, que se resuelvan las cosas a través de
los canales políticos de dialogo, de alta política, de entendimientos mínimos
necesarios para recuperar el orden y poder reiniciar un proceso político
diferente”.
“Eso
pasaría por respetar los procesos electorales que están en la Constitución y
abrir los cauces de participación ciudadana. Yo siempre por Twitter, que es
donde tengo posibilidades de hablar, lo he dicho. Cerrar los cauces de la
política es abrírselos a la violencia y es eso es exactamente lo que estamos
viendo”, dijo.
“Tenemos
una dirigencia que de parte y parte ni se respeta ni se reconoce. Pudimos ver
cómo en la Asamblea Nacional hicieron una sesión exclusivamente para decir que
el presidente no existe, que abandonó el cargo, cosa que es mentira”, señala
por el lado de la oposición tradicional.
“Y
por otro lado la sentencia del Tribunal Supremo que generó la reacción de la
Fiscal general, con toda esta secuencia de eventos”, dijo sobre el fallo que
terminó de matar lo que quedaba de la Asamblea Nacional.
“En
un país donde la clase política no se respeta ni se reconoce empiezan a ocurrir
estas situaciones de anarquía. Por eso creo que todo pasa por un poquito de
sindéresis y racionalidad de los líderes políticos”, insistió.
La
Constituyente y otras historias
Chavista
de los originales, formó parte del MBR 200, el movimiento conspirador propalado
en los cuarteles como génesis de la llamada revolución bolivariana. Participó
en el golpe de Estado de febrero de 1992, fue a prisión y salió como todos los
oficiales perdonados por el ex presidente Rafael Caldera.
Su
grado de confianza con el difunto presidente Hugo Chávez fue patente cuando fue
designado para dirigir la Disip (Dirección de Inteligencia y Prevención, la
policía política heredada de la democracia bipartidista).
En
recientes mensajes en Twitter el mayor general ha defendido la Constitución
Nacional vigente, hoy en vías de ser abolida por Maduro con una nueva Asamblea
Nacional Constituyente.
Esta
vez ha sido más comedido ante la pregunta de si Maduro ha decidido darle una
patada a la mesa en vista de que hoy no podría ganar ninguna elección, según
las encuestas:
“Creo
que no hay que apresurarse con el tema de la Constituyente en calificarla de
esa manera, porque la constituyente inclusive atiende a la crisis política. No
atiende a la crisis social y económica que tenemos, pero le cambió el tablero a
la situación política, dijo.
“Lo
que tenemos es que tener paciencia y ver cuáles son las condiciones, las bases
de elección de los diputados constituyentistas, porque de eso va a depender
mucho la estabilidad de la solución política”, dijo al ponderar una Asamblea
Nacional como “un espacio para un gran debate nacional y un dialogo”.
“Ningún
demócrata puede oponerse a una Asamblea Nacional constituyente”, dijo al
admitir que está por verse, antes de criticar o apoyar el proceso, cuáles serán
las bases de selección de los diputados y la forma de funcionamiento de esa
Asamblea, si es abierta universal y si abre un espacio importante para el
debate en lo político.
“Lo
importante es que eso no le da solución al problema económico. Yo
particularmente no creo que nuestro problema es cambiar la Constitución, es que
tenemos que cumplir la Constitución, la que tenemos, el legado del comandante
Chávez”, objetó.
“Pero
si el pueblo en una referendo dice que sí queremos una constituyente, mi
posición personal no puede estar por encima de la posición del pueblo”, dijo.
Los
mal llamados colectivos
Rodríguez
Torres era el ministro del Interior en 2014, año de intensas protestas como las
actuales, desatadas por la oposición pidiendo la salida de Maduro. También
fueron duramente reprimidas. El 24 octubre de ese año salió del gobierno. Pocos
días antes una organización llamada Colectivo 5 de Marzo había pedido su
destitución a causa de la muerte de cinco miembros de ese grupo en un
enfrentamiento con agentes de la policía científica CICPC.
El
episodio viene a colación ahora, que bandas de civiles armados aterrorizan las
calles de Venezuela auxiliando a la Guardia Nacional y a la Policía Nacional en
la represión de manifestantes en la calle, en casas y edificios.
Rechaza
el término “colectivos” para definir esas bandas, porque colectivos en realidad
define a organizaciones comunitarias que en todo el país llevan a cabo trabajos
sociales, educativos, culturales “que no tienen nada que ver con armas ni con
violencia”.
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Para hablar de guerra civil hacen falta al menos dos bloques armados, aquí sólo
uno tiene las armas
“Te
voy a decir por mi experiencia que no es así. En los dos sectores hay personas
armadas, grupos armados. La guarimba (cierres de calles con barricadas) de San
Cristóbal duró tres meses en 2014 y es la referencia más terrible que he visto
de venezolanos contra venezolanos”, dijo al recordar la detención de un ex
compañero de su promoción le disparó a un policía nacional.
“Es
un tema de los dos sectores, porque es que el umbral de la guerra civil es
peligroso. Ya hemos visto lo que pasó en El Valle. Uno no sabe ni qué sectores
son, disparándose, como si estuviéramos en una guerra, en un combate urbano”,
dijo.
Hace
dos semanas en la calle Cajigal de El Valle, una barriada pobre de Caracas,
unas 500 personas –según vecinos- tomaron las calles en la noche. Hubo saqueos,
ataques a la Guardia Nacional por parte de bandas de delincuentes, presencia de
motorizados progobierno y uniformados. La noche de terror dejó una docena de
muertos, varios electrocutados al robar una panadería.
Según
analistas, las bandas de radicales libres afectos al chavismo pueden ser el
principal obstáculo para la paz.
Periodistas,
vecinos y manifestantes han dejado en estas jornadas abundante registro
fotográfico y en video de cómo estas bandas de civiles armados actúan bajo la
mirada cómplice de uniformados y los ayudan a reprimir a los manifestantes
opositores.
“Es
deber del Estado neutralizar a esos grupos armados. No puede verse un grupo
policial o de seguridad del Estado al lado de gente armada. Todo el que este
armado tiene que ser detenido por la fuerzas del orden”, dijo.
“Quien
debe tener poder orden cuando las manifestaciones se salen de lo establecido en
la ley son las cuerpos de seguridad. Es un llamado que le hago a los que están
ahorita en esas responsabilidades”, agregó.
¿Si
el gobierno prohíbe el porte de armas, y esa gente está en la calle, es
presumible que esos hombres civiles son agentes del Estado?
“No
creo que haya funcionarios actuando de esa manera”, dijo.
¿Quiénes
son?
“No
tengo datos. Para mí, todo el que este armado fuera de la ley es un
delincuente”, dijo.
“Lo
importante es llamar a la reflexión a los organismos de seguridad del Estado
que no pueden permitir que en ninguno de los sectores haya gente armada. Los
que tienen que poner orden son los cuerpos de seguridad”, acotó.
“Cuando
esto se va a de las manos y los líderes no controlan los sectores más radicales
porque estos asumen lo que su conciencia les dice, comenzamos a empujar al país
por el barranco de la guerra. Lo peligroso es tú sabes cuándo comienza y
difícilmente puedes saber cuándo terminan, ni cómo”.
Insiste
en llamar a la negociación, al diálogo, al reconocimiento mutuo antes de que
sea necesario hacerlo sobre miles de muertos.
“Hay
muchas experiencias de muchos países que nos enseñan que el camino es político,
es conversar, dialogar, poner puntos de acuerdo mínimo”, poner los intereses de
la gente por encima de los del partido.
“Hay
países que han esperado miles de muertos y después de miles de muertos y de
tiempo de guerra es que se sientan buscar una solución negociada. Creo que
estamos a tiempo de buscar una solución política a esta crisis sin que tengamos
que hacerlo sobre miles de cadáveres”, recalcó.
¿Un
general candidato?
Sobre
cómo percibe a Maduro en las actuales circunstancias fue moderado:
“En
angustia y lo veo como buscando soluciones, salidas a la crisis política sin
entender que gran parte de la crisis política nace de la severa crisis
económica que está pasando la gente. Lo veo muy encerrado en su grupo que le
dice solamente lo que él quiere escuchar y a los que tenemos una posición crítica
siempre se nos tilda de los que les de la gana, de traidores. Eso es muy malo
porque cuando escuchas solamente lo que quieres escuchar, difícilmente puedes
corregir porque no puedes comprender la realidad que está ocurriendo en cada
proceso político del país”, dijo.
“Se
han visto muchas maniobras para suspender elecciones. Sin duda alguna están
tratando de que no ocurra un proceso electoral porque obviamente sienten que
les va a ser adverso. Eso es un tema de inmadurez política. Tenemos que
entender que en democracia se gana y se pierde y cuando se pierde, pues se
pierde. No le puedes echar el muerto a más nadie. Y en eso hasta Chávez nos dio
clase”, afirma. Todos pasa por respetarnos y reconocernos.
¿Usted
reconocería a la actual Asamblea Nacional?
“¡Claro!,
¿no ganó por los votos?”, dijo.
Con
el chavismo, dice, pasa lo que ocurre en el país: “hay fracturas, visiones
distintas…hay un desgaste de liderazgo profundo. El chavismo sigue siendo una
referencia en el país y el PSUV (Partido Socialista Unido) el más importante
partido, nadie puede negar eso”.
Insiste
en que en Venezuela hay que aplicar la Ley Desarme, no sólo en la actual
coyuntura como forma de reducir aceleradamente el número de homicidios
(Venezuela ostenta la tercera tasa más alta del mundo por cada 100 mil
habitantes) y completar un plan de reforma del sistema penitenciario con un
cuerpo de seguridad único para las cárceles.
Al
ser consultado sobre las que serían sus principales propuestas para el país
dice que la primera es más abstracta:
“Asumir
la Constitución Nacional tajantemente como está escrita y sin interpretaciones
manipuladoras”, dijo.
La
otra, “retomar escenarios electorales, como “válvula de escape al proceso
violento que estamos viviendo”.
También
“convocar a los mejores economistas de este país a que se revisen propuestas
económicas para tomar de una vez medidas económicas que comiencen a romper la
inercia de la caída económica”.
Resolver
el tema cambiario, “donde nacen todas las perturbaciones de la economía
venezolana”.
También
anuncia una plan de seguridad ciudadana con mejoras salariales de los policías
y principalmente “no politizar ni partidizar el tema de la seguridad
ciudadana”.
“Tenemos
que respetarnos y reconocernos y todo eso pasa y voy a hacer una reflexión personal,
porque Venezuela requiere entre otras cosas una gran sacudón espiritual”, dice.
“Nada
de eso lo vamos a lograr si nosotros entre venezolanos no entendemos que
definitivamente debemos pasar la página y cerrar el libro del odio, la
violencia, el resentimiento. Es muy duro lo que está pasando entre venezolanos
que nos vemos como enemigos, no como adversarios políticos, sino como enemigos,
y cuando tienes un enemigo quieres acabarlo”, sintetizó.
“Cómo
sacas a la economía del pozo en que se encuentra si no tomas en consideración a
todos los empresarios del país?”, dijo al insistir en la necesidad de romper
“ese resentimiento que está fracturando familias, amistades. Un país no se
puede construir sobre ese resentimiento”, insistió.
Explica
que llegado el caso en efecto postularía su candidatura a unas elecciones
presidenciales. Define su movimiento como más social que político, amplio,
civil, democrático y de izquierda, con participación de varios sectores, desde
empresarios hasta la Iglesia, aunque dice que no es para hacer un punto de
honor sobre las definiciones ideológicas.
“Percibimos
que la gente lo que necesita es eso. Cuando aparece un líder que les dice hacia
donde podemos ir, la gente lo asume porque hay muy pocas voces que le ofrezcan
camino a la gente, lo que hay ahorita son descalificaciones, ofensas…no hay
quien se siente con ellos a escucharlos y ofrecerlas alternativas Por eso
estamos construyendo una alternativa diferente”, con la propuesta de
reconciliar al país dice.
“Todo
eso lo estamos evaluando. Si las condiciones facilitan que la propuesta se
convierta en una alternativa presidencial, la asumiremos. No tengo ningún
empacho en decirlo. La gente está buscando un referente”, dice.