Opinión.
Edgar Guedez.
Foto
Referencial.
Todos los años al finalizar las
festividades decembrinas y aproximarse el mes de enero, comienza una lucha a
cuchillo entre los politiqueros de oficio del barrio El Gamero por el control
de las actividades que se desarrollan en el marco de los carnavales.
Por su parte, los otros politiqueros al
frente de las instituciones del Estado, saltan ofreciendo su apoyo
institucional al circo que montarán buscando los favores para su promoción.
Unos ofrecen desde la casa de gobierno los artistas y toda la parafernalia para el amanecer llanero, por supuesto
apadrinado por el gobernador. Otros
desde la alcaldía ofrecen los artistas y todo el parapeto para el acto de
elección y coronación de la reina del carnaval, otros através de las escuelas y
liceos se prestan para utilizar los niños, las niñas y adolescentes, en el
circo que montan con el desfile de disfraces y payasos, utilizan a protección
civil, bomberos, policías y todos los cuerpos de seguridad del Estado. Para
rematar y no quedarse atrás, el general
de los gallos improvisa una gallera y monta su tarantín.
Todo un descarado negocio, quien quiera
montar cualquier venta de comidas o bebidas no alcohólicas debe pagar la
vacuna, quien monte un aparato o juego para la diversión de los niños o
cualquier mercachifle también debe pagar la vacuna, los organizadores de los carnavales se
reservan el derecho de cobrar una tarifa más cara que en una ciudad, por dejar
una moto o cualquier vehículo en un estacionamiento improvisado en un peladero
sin ningún tipo de seguridad y sin responsabilizarse por algún daño y la venta
de cerveza que es el negocio más lucrativo, para convertir este sector y ante
la presencia de menores, en un garito donde pululan actos contra la moral, el
vicio y los malos olores.
Al
final no se sabe donde van a parar las utilidades que generan estas actividades
pues, la auto nombrada junta organizadora de los carnavales de El Gamero no le
entregan cuentas a nadie, mientras los gobernantes quedan satisfechos por su
promoción politiquera.
Al
aproximarse el mes de mayo comienzan los habitantes de El Gamero a subir los
corotos y llega la inundación. No se ha
hecho un dique de protección, las bombas de achique no se han instalado, las
bombas instaladas no funcionan y las
otras se las robaron, los canales no se han limpiado, la escuela inundada y los
niños sin clases, las serpientes dentro de las casas, no tienen gas, alimentos,
medicinas, mucho menos un refugio.
Los
politiqueros de oficio comienzan a pelotearse el problema y culparse unos a
otros, desde los organizadores de los carnavales hasta los gobernantes y las
autoridades, todos absolutamente todos son responsables y ninguno con autoridad
moral, solo esperan un decreto de emergencia para obtener recursos adicionales
sin ningún control y la dotación para los damnificados para montar el negocio
de todos los años, como lo ocurrido
durante la inundación del 2015 con los alimentos, insumos, maquinaria y
recursos económicos para diques,
reparación de viviendas por barrio nuevo- barrio tricolor y la línea blanca.
Al año siguiente la historia se repite,
todo en nombre del socialismo, la revolución y el legado de nuestro Comandante
Chávez, entonces: ¿porque hablan de traición? ¿Quiénes son los traidores?