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voanoticias.com
El presidente Donald Trump viajaría el
próximo viernes a Miami para anunciar la nueva política de Estados Unidos sobre
Cuba, que podría endurecer las normas sobre viajes y negocios que fueron
modificadas por su predecesor Barack Obama, de acuerdo a un funcionario y a
otras personas con conocimiento del tema.
Los asesores de Trump están a punto de
completar una revisión total de la política sobre Cuba y le enviarían sus
recomendaciones a Trump en los próximos días, dijo el funcionario bajo
condición de anonimato.
Entre las opciones en consideración
estaría prohibir a las compañías estadounidenses que hagan negocios con
emprendimientos cubanos relacionados con los militares -que controlan gran
parte de la economía de la isla de gobierno comunista- y endurecer las reglas
para los ciudadanos de Estados Unidos que viajen a Cuba, según fuentes cercanas
a las discusiones.
La idea es que el mandatario republicano
dé a conocer las medidas el próximo viernes en un discurso en Miami, cumpliendo
una promesa de campaña que buscará justificar al menos parcialmente sobre la base
de los derechos humanos, dijeron las fuentes, aunque advirtieron que el anuncio
se podría retrasar.
Medios estadounidenses reportan la
información desde fines de mayo. El diario en línea Politico, dice este viernes
que se desconocen los detalles específicos de las restricciones, pero se cree
que estarán basadas en propuestas de los legisladores de Florida y acérrimos
enemigos del régimen cubano y del acercamiento con la Habana, el senador Marco
Rubio y el representante Mario Díaz Balart.
La apertura
Si bien los cambios puntuales que
aplicaría Trump todavía no están listos, las fuentes señalaron que el
presidente probablemente revelará un plan de retroceso parcial y no total sobre
las medidas de Obama. Obama reanudó relaciones diplomáticas con Cuba en
diciembre de 2014, rompiendo un distanciamiento de más de 50 años con la isla
de gobierno comunista. En marzo de 2016 se convirtió en el primer mandatario
estadounidense en visitar Cuba desde que el presidente Calvin Coolidge lo hizo
en enero de 1928.
La Embajada de Estados Unidos en La Habana
reabrió sus puertas en julio de 2015. Y en diciembre de 2016, poco antes de que
Obama terminara su segundo mandato, EE.UU. por primera vez se abstuvo en la
votación anual de las Naciones Unidas contra la eliminación del embargo a Cuba.
La posición de Trump
Muchos no creen que Trump cerrará la
Embajada en La Habana, o que reimponga la política de “pies secos/pies mojados”
que permitía a los migrantes cubanos que tocan suelo estadounidense convertirse
en residentes legales. El embargo económico a la isla continúa vigente y solo
el Congreso puede levantarlo, esto debido a la Ley Helms-Burton.
Durante la campaña presidencial, Trump
fue ambiguo sobre la política hacia Cuba. Al principio, calificó el
acercamiento con la isla como “bueno”, pero también dijo que él hubiera hecho
un trato mejor con el régimen de Castro. A medida que la elección se acercaba y
necesitando el apoyo de los cubano-estadounidenses en Florida, endureció su
posición.
En septiembre, antes de los comicios,
durante una visita a Miami, dijo que las concesiones de Obama a Cuba podían ser
revertidas por el nuevo presidente, porque fueron hechas mediante orden
ejecutiva. “Yo lo haré a menos que el régimen de Castro cumpla con nuestras
demandas”, prometió Trump. “No mis demandas, sino nuestras demandas”, enfatizó.
El candidato explicó que esas demandas
eran libertad política y religiosa para el pueblo cubano y la liberación de los
prisioneros políticos. Posteriormente en una entrevista con el Miami Herald,
Trump dijo que cualquier trato con Cuba no podía incluir reparaciones al
régimen castrista por las presuntas pérdidas incurridas durante el embargo.
La presión de línea dura
La posición del senador Rubio, expresada
durante uno de los debates con Trump por la candidatura presidencial
republicana, es que se debe negociar con Cuba solo cuando: “Cuba tenga
elecciones libres, deje de encarcelar a la gente por expresarse, cuando tenga
libertad de prensa”.
Rubio también es enfático en que el
régimen de La Habana debe sacar a los rusos y los chinos de la isla, dejar de
ayudar a Corea del Norte a evadir las sanciones de la ONU, y dejar de recibir a
estadounidenses fugitivos de la justicia y extraditar a los que ha dado
refugio.
El presidente Trump no ha comentado
mayormente sobre su política hacia Cuba desde que asumió el poder en enero,
pero cualquier decisión que anuncie seguramente tendrá en consideración a la
comunidad de exiliados cubano-estadounidenses de Florida.
A la vez, Trump tiene que maniobrar
cuidadosamente para no afectar el creciente comercio con Cuba, especialmente de
los estados agrícolas de Estados Unidos que tratan de aprovechar la apertura de
un nuevo mercado.
Legisladores abogan por acercamiento
Precisamente este viernes, un grupo de
siete legisladores republicanos escribió una carta al presidente exhortándolo a
no revertir la apertura hacia Cuba.
Según informa la agencia de noticias
Reuters, los congresistas advierten que hacerlo “incentivaría nuevamente a Cuba
a depender de países como Rusia y China”.
Oficina de Western Union en La Habana
Aunque no se espera que Trump suspenda
las relaciones diplomáticas con La Habana, entre sus opciones, dijeron a
Reuters personas cercanas a las discusiones de los asesores de la Casa Blanca
encargados de formular la nueva política hacia Cuba, también estaría prohibir
los tratos comerciales con empresas cubanas vinculadas al Ejército cubano.
Según la información, al menos cuatro
legisladores que apoyan la apertura participaron el jueves en una reunión en la
Casa Blanca sobre el tema de Cuba.
El legislador Tom Emmer, uno de los
siete signatarios de la carta a Trump, dijo a la agencia que esperaba que
cuando los asesores del Ejecutivo terminen su revisión del acercamiento, no
permitan que “una o dos voces” apaguen lo que está en el interés de Estados
Unidos. Emmer, instó al gobierno de Trump a “no ir demasiado lejos” cuando tome
su decisión.
Las industrias de viajes y de aerolíneas
estadounidenses también han exhortado al gobierno de Trump a no revertir el
acercamiento con La Habana. Un estudio reciente de un grupo que favorece la
relación comercial y diplomática con la isla, llamado EngageCuba, afirmó que
revertir la apertura iniciada por Obama, podría costar a Estados Unidos más de
6.000 millones de dólares y eliminaría 12.000 empleos durante el primer mandato
de Trump.