Columna.
Augusto Guevara. La contumaz conducta de la Guardia
Nacional en los últimos tiempos y mi amistad con ellos, materializada en sendas
Placas de Reconocimiento otorgadas por algún Destacamento y por la Comandancia
General de esa Fuerza (colgadas hoy en
importante pared de mi casa, donde escoltan a las Ordenes del Libertador y al Mérito
en el Trabajo, que la Patria no confiere al hijo indigno, según la Ley que
norma a la primera), me dan el derecho y hasta la obligación de opinar sobre su
extraña conducta de hoy.
El exhorto del pueblo
Nuestra gesta del Domingo 16-7 no ha de
ser para envanecernos, ni sólo para decir “Maduro vete ya”, dicho claramente por
los siete millones seiscientos mil venezolanos que votamos por eso. Es además y
principalmente para decir a nuestros líderes reunidos en la MUD, que hagan lo
preciso para que ese exhorto al dictador se materialice cuanto antes y, una vez
instalado el Gobierno de Unión nacional, se proceda sin demora a hacer
justicia- que no retaliación ni venganza impropias del ser venezolano- contra
quienes han asesinado a nuestros muchachos y ahora a nuestras mujeres en la
forma mas horrenda, teniendo presente, nuestros líderes, que justicia tardía no
es justicia.
Castigo amigos, no solo al Guardia raso
que acciona el arma homicida, llámese escopeta, fusil o tanqueta, porque ahora
el arrollamiento también encontró utilidad para el crimen militar desatado
(autoría material), si no también para el Oficial que da la orden de matar,
desde el Sub-Teniente hasta el Comandante en Jefe, pasando por Comandante
General de la Fuerza, si se les comprueba su autoría intelectual. La “orden
superior”, a la luz del Derecho internacional, ya no es defensa y se ha
convertido sólo en subterfugio de pésima
ralea.
La disyuntiva
La formidable concurrencia de
venezolanos a las urnas el Domingo, dice claramente hacia donde se dirige
Venezuela y, dice también qué queremos con los esbirros que asesinan a
mansalva. Ante tal evidencia cabe, creo yo, una reflexión por parte de los
Oficiales de las FF.AA.CC., fuerza que, a finales del siglo pasado, muchos,
civiles y militares, incluyendo al Comandante Chávez, quisieron eliminar,
aunque quienes no estuvimos de acuerdo fuimos mayoría. Esa reflexión no es otra
que una disyuntiva: a ¿seguiremos asesinando ciudadanos inocentes sólo para
sostener en el poder a un individuo quien además de ilegítimo ha sido repudiado
por la inmensa mayoría de los venezolanos o nos resteamos con nuestra
Constitución? O dicho de otra manera b ¿seguiremos
de celestinos o volveremos a nuestra consigna fundacional “El honor es su
Divisa”?
Eso no se acata
Es contrario a toda norma ética, moral y
legal lo ordenado por el Comandante General en su más reciente POV (Plan
operativo vigente), dicho en lenguaje
castrense: “candelita que se prende, candelita que se apaga” – “hay que afinar
muy bien la puntería” – “HAY QUE ACABAR CON ESOS ESCUALIDOS”. Esas lindezas han sido ordenadas
por el Comandante General de la Guardia Nacional, a todas las unidades bajo su
mando. Ese POV cayó en manos de la Oposición y fue publicado anoche por el
Gobernador de Miranda, señor Capriles Radonski. Ese POV, sepámoslo todos, lo
que quiere decir es “disparen a matar. O sea, el Comandante General convertido
James Bond, solo que 007 estaba del lado del bien y de la justicia. Una orden
como esa, señores Oficiales de la Guardia, ni se acata ni se cumple porque,
sencillamente, sería asesinato en masa. Es claro, eso si, que si el documento
de marras es apócrifo, el Comandante General tiene todo el derecho de decirlo y
ojalá sea así para bien de él mismo, de su Fuerza y de los hombres que comanda.
Pero si es ratificado con su silencio, habrá que decirle con todo respeto: “señor
General, los venezolanos ni somos “intimidables”
ni somos “asustables”, dicho sea sin el menor asomo de “machismo vernáculo”.
Lo digo con conocimiento de causa, tanto
por vivencias al lado o en contra de
otros venezolanos, asi como por lecturas que todos conocen. No nos intimidaron
Fernando VII y Morillo. Ninguno de los bandos fue intimidado cuando la Guerra
Federal. Ningún venezolano fue intimidado por Gómez ni por Pérez Jiménez. Mucho
menos lo seremos por esta cáfila de
civiles con severo déficit intelectual y hormonal. Los venezolanos
seguiremos luchando como lo dice un lugar común “hasta vencer o morir”. Piense
señor Comandante General, piense, se lo digo con el genuino respeto de un amigo de su Fuerza.