Prensa. EFE.
Estados Unidos eliminó hoy, en su
informe anual sobre el terrorismo en el mundo, una referencia que venía
haciendo desde hacía años a las guerrillas colombianas FARC y ELN como la
principal amenaza terrorista en Latinoamérica, y alertó de que en Venezuela hay
un “ambiente permisivo” con el terrorismo, reseña EFE.
En el capítulo sobre Latinoamérica del
documento anual, publicado hoy, no aparece una frase que formó parte, con
ligeras variaciones, de los informes emitidos por el Departamento de Estado al
menos desde comienzos de esta década.
Se trata de la referencia a las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional
(ELN) como “la principal amenaza terrorista en el Hemisferio Occidental”, tal y
como aparecía en la edición relativa a 2015.
Ambos grupos siguen incluidos en la
lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado, y el informe
vuelve a incluir a Colombia, junto a Venezuela, en su lista de países que
suponen un “refugio” para terroristas.
Pero el documento rebaja la alarma
respecto a las guerrillas colombianas, debido en buena parte a la aprobación el
año pasado de un acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, y al
inicio de negociaciones con el ELN.
“Colombia experimentó un descenso
significativo en la actividad terrorista en 2016, según estadísticas del
Ministerio de Defensa, debido en buena parte al alto el fuego bilateral entre
las fuerzas del Gobierno” y las FARC, y la firma de la paz, indica el informe.
Desde agosto de 2016, “solo ha habido
una confrontación letal” entre las fuerzas gubernamentales y las FARC, y el año
pasado se redujo el número de civiles muertos en el conflicto, así como el de
miembros de ese grupo y del ELN que “fueron asesinados en combate, capturados o
se desmovilizaron”.
La amenaza de las FARC también se redujo
en Panamá, donde en los últimos años la guerrilla colombiana usaba la provincia
sureña de Darién “como base de operaciones, punto de descanso y recuperación y
zona de rearme”, según el informe.
Con el apoyo estadounidense, “las
autoridades panameñas han eliminado sustancialmente la capacidad de las FARC de
operar en Darién, y la conclusión del proceso de paz en Colombia rebajó aún más
la amenaza de la guerrilla” en Panamá, añade el documento.
En cuanto a Venezuela, el Departamento
de Estado vuelve a acusar al Gobierno de Nicolás Maduro de mantener un “ambiente
permisivo que toleró el apoyo a actividades que benefician a grupos terroristas”.
En concreto, denunció que Venezuela
siguió albergando a individuos ligados a las FARC, al grupo terrorista español
ETA y a simpatizantes de la milicia libanesa Hizbulá, y que “por undécimo año
consecutivo”, Caracas “no cooperó adecuadamente con los esfuerzos
antiterroristas de Estados Unidos”.
El informe lamenta que el Gobierno
venezolano “no tomara ninguna acción contra altos funcionarios venezolanos” que
han sido sancionados por el Tesoro estadounidense debido a su “asistencia
material” o su apoyo de otro tipo a las FARC.
En términos generales, el informe
determina que en Latinoamérica y el Caribe hay “vulnerabilidades” como “fronteras
porosas, capacidades limitadas para aplicar la ley y rutas establecidas de tráfico”
de personas y drogas, que han “ofrecido oportunidades a grupos terroristas locales
e internacionales”.
“La corrupción, las instituciones de
Gobiernos débiles, la cooperación insuficiente entre agencias, una legislación
débil o inexistente y una falta de recursos siguieron siendo las causas
principales de la falta de voluntad política significativa para combatir el
terrorismo en algunos países” del continente, apunta.
Pero “algunos países, como Brasil y
Trinidad y Tobago, han hecho avances significativos en sus esfuerzos contra el
terrorismo”. Hay “algo de apoyo en Latinoamérica” a
los grupos terroristas procedentes de Oriente Medio, y el Estado Islámico (EI)
logró “reclutamientos limitados” procedentes de la región en 2016, mientras que
Hizbulá “mantuvo algunos apoyos financieros” y logísticos en el continente.