Un
equipo periodístico de El País /Colombia recorrió durante dos semanas las
trochas, ríos y desiertos de la frontera colombo-venezolana para documentar
cómo funciona la más grande operación de contrabando que se registra hoy en
Latinoamérica.
Y
en ese recorrido obtuvo las primeras pruebas documentales que se conozcan sobre
la empresa criminal que las guerrillas y las bandas criminales colombianas han
montado en coordinación con la Guardia Nacional Bolivariana de Venezuela. Esta
es la historia de un viaje a la frontera de todos y de nadie.
Las únicas veces
que advertimos la presencia del Estado es cuando los miembros de la Guardia
Nacional Bolivariana aparecen para extorsionarnos. Por lo demás, son los
diferentes grupos armados ilegales colombianos los que ejercen control no solo
en la frontera, sino en amplias zonas del territorio venezolano.
Por
eso este viaje de dos semanas, un recorrido de 1.790 kilómetros desde el estado
Táchira y atravesando el Zulia hasta la alta Guajira venezolana, fue
interrumpido, primero, por hombres del ELN, que tras el desarme de las Farc se
convirtió en la guerrilla más antigua de Latinoamérica, fuertemente armados
controlando un río al sur del Lago Maracaibo, en el estado Zulia.
Vino
luego la extorsión de hombres señalados de pertenecer a bandas criminales
colombianas y que actúan escoltados por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana,
obligados a pagar ‘peaje’ para andar por las trochas o pasos ilegales que
dominan disidentes de la guerrilla del EPL y ‘vacunados’ casi en cada retén de
la Guardia Nacional.
Imágenes
exclusivas que revelarán a lo largo de este especial cómo actúan los grupos
ilegales colombianos en asocio con militares venezolanos en un territorio donde
la soberanía la ejercen las organizaciones dedicadas a la extorsión, el
contrabando y el narcotráfico.
El
recorrido se inicia en el municipio de Puerto Santander, 64 kilómetros al norte
de Cúcuta. Llevamos solo unas horas sobre la línea fronteriza y de repente
estamos parados frente a lo que parece ser una mudanza gigantezca. Familias
enteras, ante la crisis política, social y económica, cruzan con sus maletas y
enseres hacia Colombia esperando quedarse, mientras los contrabandistas entran
por ríos y trochas con todo cuanto pueden sacar de Venezuela.
Una
actividad que ha generado en las últimas semanas episodios de tensión
fronteriza ante las incursiones de militares venezolanos lanzando gases
lacrimógenos, disparando y despojando a varias personas de sus pertenencias; o
la incursión de un helicóptero en Paraguachón, a lo que el Gobierno en Caracas
ha dicho que es solo una estrategia de provocación desde Colombia.
Desde
este municipio de Norte de Santander, la sensación que queda es que frontera
adentro están desmantelando un país; porque no solo entran víveres y
combustible, también rieles de tren, chatarra, instalaciones eléctricas, cobre,
material de señalización vial, animales en pie, avisos publicitarios, partes de
autos, maquinaria pesada y antigüedades, entre muchos otros, según el listado de
productos decomisados por las autoridades colombianas.
Las
cifras son elocuentes. En los últimos seis años la División de Impuestos y
Aduanas Nacionales de Colombia (Dian) ha incautado en la frontera con Venezuela
elementos por un valor superior a los $291.340 millones de pesos, alrededor de
cien millones de dólares.