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“La tranquilidad se ha esfumado de las comunidades
fronterizas de San Antonio y Ureña, en el estado Táchira, donde bajo la
aparente normalidad, subyace el temor de los ciudadanos a quienes se han
declarado como los nuevos dueños de la frontera. Uniformados y portando armas
de fuego, grupos de irregulares asociados a una célula del ELN, patrullan el
centro de San Antonio y otros sectores, tomando el completo control de estas
comunidades fronterizas”.
De esta manera inicia el trabajo especial que Diario
La Opinión realizó en la frontera venezolana con respecto a la reciente
presencia y accionar a plena luz del día, de los llamados “Botas Negras”, que mantienen sometidos y aterrorizados a los
habitantes de estos dos municipios venezolanos.
“De nada ha valido el anuncio que en julio hiciera
el general de división Carlos Miguel Yanes Figueredo, comandante de la Zona de
Defensa Integral (Zodi) Táchira,
respecto a un reforzamiento de la vigilancia en los límites fronterizos con
Colombia, en los municipios Bolívar, Pedro María, Ureña, Junín y García de
Hevia, como consecuencia de la alerta
por la supuesta presencia de grupos generadores de violencia. Para este fin, el
Ceofanb destinó a 432 efectivos y dos pelotones de vehículos blindados, además
del arribo de un grupo de paracaidistas”,
añade la nota de prensa.
También hace referencia a testimonios de habitantes
de San Antonio, que con identidad protegida.
“Eran las 7 de la mañana cuando los vi, unos ocho o
diez, con sus fusiles al hombro, uniformes militares y botas negras de caucho;
inmediatamente boté al piso el teléfono que cargaba en la mano y miré para otro
lado, tratando de actuar con normalidad”, relató uno de ellos.
“En San Antonio y Ureña desde hace meses las cosas
han venido cambiando, son ellos quienes imponen la ley, hay una especie de
toque de queda después de las seis de la tarde, los negocios cierran, la gente
desaparece de las calles y la frontera se convierte en una especie de pueblo
fantasma”, dijo otro.
Mientras que un mototaxista indicó que ahora
prefiere no trabajar, porque “los nuevos dueños de la seguridad” le
hicieron llegar el mensaje al sindicato, de que a partir de la fecha debían
dejar de pagar vacuna a los “viejos patrones y ahora debemos cancelarle a ellos
(los botas negras)”.
Desde hace un tiempo, los lugareños reportan que los
irregulares realizan patrullajes nocturnos, piden documentos a los transeúntes
en comunidades como Llano de Jorge, El Saladito y otros sectores de San
Antonio, sin embargo, no es común verlos patrullar a plena luz del día y en la
zona central de San Antonio.
Las detonaciones se han convertido en algo frecuente
para los habitantes de la frontera. “Al principio se escuchaban de noche, ahora
son a todas horas; antes uno se enteraba que había pasado algo en las trochas,
pero en las últimas semanas vemos con asombro cómo las balas pasan sobre el
puente, y aquí no pasa nada”, señalan los testigos.
(MB)