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lanacionweb.com
Al
menos tres médicos y dos enfermeras del estado Táchira han sido aprehendidos
recientemente y se encuentran a disposición del Ministerio Público, señalados
de presunta mala praxis los primeros y de aplicar biopolímeros las segundas.
De
acuerdo con la información que maneja en
la entidad Contraloría Sanitaria, en menos de dos meses fallecieron por esta
causa dos mujeres y, aunque calculan que en lo que va de año se han registrado
cinco fallecimientos, verifican también la de un hombre que no está en las
estadísticas e investigan un caso que
sucedió hace apenas unos días, de una joven
que también se sometió a una intervención.
“Entre
los médicos detenidos se encuentra uno de origen griego que tenía por Venezuela
orden de captura, la cual se dio allá, en Grecia; otro fue apresado en San Antonio del Táchira, tratando de
cruzar la frontera, y un tercero, que ya tenía también denuncias por esta misma razón; esos son los
tres médicos que ahora mismo se encuentran
en esa situación. Mientras que en San Antonio del Táchira detuvieron a
dos supuestas enfermeras que en un consultorio ginecológico aplicaban
biopolímeros”, explicó Milton Bracamonte, contralor sanitario del Táchira.
Agregó
que fue precisamente en ese mismo consultorio de ginecología de la frontera
donde hace menos de un mes una adolescente de 16 años de edad se inyectó biopolímeros, que luego le
causaron la muerte.
“A
esas dos damas, que dicen que son enfermeras, las detuvieron en el consultorio
por estar aplicando biopolímeros, los
cuales están prohibidos en Venezuela. Ahí murió la joven de 16 años, que era
madre de familia. Eso ocurrió hace menos de un mes, como hace 25 días. A la
chica la trasladaron a un centro asistencial de Cúcuta, donde confirmaron su
deceso”, agregó
Sobre
la muerte de la otra mujer, ocurrida antes de la adolescente de Ureña, Bracamonte solo indicó
que también era colombiana.
Un
atractivo paquete
Para
Bracamonte, a través del “boca a boca”, recomendaciones y vía on line, es que
las pacientes, sobre todo colombianas,
se arriesgan, porque les sale más económico. Viajan al Táchira a practicarse
una operación o inyectarse biopolímeros, sin tomar en consideración que pueden
poner en riesgo su vida, dijo.
“Aquí
se está aplicando la llamada rotación, es decir, quienes promueven o hacen la
publicidad de estos centros y estas actividades, son las mismas pacientes. O
sea, a través de tarjetitas que van repartiendo a otras personas, porque la
mayoría de las pacientes son colombianas y trabajan en peluquerías, spas,
centros de estética, de toda esa área son mayormente las jóvenes que se
aventuran a venir al país y aplicarse
los biopolímeros y cirugías estéticas”, detalló.
Manifestó
que a las pacientes o “clientes” les ofrecen un paquete
bastante atractivo, que al cambio monetario no les resulta muy caro. Implica el
hospedaje, la alimentación, la cirugía y un acompañante postoperación.
Uno
de esos paquetes fue el que compró a comienzos de este año la peluquera
colombiana Shirley Reaño, de 26 años de edad, quien desde Bogotá viajó al
Táchira, a una clínica de Pueblo Nuevo para practicarse una liposucción y
rinoplastia, la misma que el 5 de enero le costó la vida, hecho que llevó investigar dicho centro.
“A
raíz de la muerte de Shirley, ellos han venido cambiando la manera de operar.
Ellos se promueven de la siguiente manera: una vez la paciente se muestra
interesada, te contactan vía telefónica o a través de Facebook mayormente, le
envían el presupuesto de acuerdo con lo que la chica o el joven se quiera
hacer, y llegan a un acuerdo vía on line.
Ya una vez acordado todo, las
pacientes llegan a Cúcuta, las buscan, las trasladan a pie hasta San
Antonio del Táchira, donde un personal las sube a San Cristóbal. Ya en San
Cristóbal, las llevan a hoteles, como ocurrió con Shirley, o a casas de
familias, tipo clínicas, donde hay un grupo de paramédicos que les atienden”,
narró.
Aseguró
que “luego las llevan a unos centros y ahí, nada más les hacen una prueba de
sangre, no el análisis preoperatorio completo para determinar su estado. Las
alistan e inmediatamente las operan. Anteriormente las estaban operando en San
Antonio, pero ahora tienen dos modalidades”.
Reinventan
el modus operandi
A
juicio de Bracamonte, tanto los médicos
como el personal que los acompaña al practicar cirugías estéticas de manera
clandestina, o en su defecto, quienes se dedican a los biopolímeros, aun sin
importarles el daño que pueden causar a
las pacientes, que ellos ven como “clientes”, cada vez que se ven acorralados
por las autoridades reinventan sus modus operandi.
—Cuando
las dejan en San Antonio, las suben a San Cristóbal para hacerles el examen preoperatorio
que, repito, no es el adecuado; las bajan
nuevamente a San Antonio para la
cirugía y las vuelven a subir a San
Cristóbal, donde les dan dos o tres días de recuperación. Ya medio recuperadas,
las bajan de nuevo a San Antonio y las pasan así, recién operadas y a pie, a
Colombia, por el puente internacional-explicó-.
“Hay
otra modalidad que están aplicando, alojarlas en San Cristóbal, en establecimientos
aparentemente residenciales, tipo clínicas, porque ellos tienen los equipos, y
ahí les hacen las cirugías; cuentan con
personas que las atienden en la postoperación, esos son los acompañantes. Ellas
salen, las llevan a San Antonio y las pasan a pie por la aduana, sin ningún
problema”, manifestó.
Miriam
Bustos
“Están
utilizando cemento blanco”
El
control que lleva el despacho que dirige Bracamonte en la región se ha vuelto
más agudo desde la muerte de Shirley Reaño, y en este lapso sus funcionarios
han descubierto situaciones realmente
alarmantes.
“Qué
están haciendo ellos a raíz de que se están supervisando las clínicas, pues
están utilizando otra vez hoteles, spas, gimnasios y consultorios médicos,
donde hacen las operaciones y cirugías. Están volviendo a un viejo esquema, que
es el hacer las cirugías en donde menos
uno se imagina y eso es lo que sobre todo está pasando con los biopolímeros o
cirugías estéticas, o lo que quieran hacerse”, dijo.
Agregó
que “otra práctica es la de utilizar
cemento blanco, el que conocemos todos para la construcción, eso es lo que están aplicando como
biopolímeros. Hay una gran cantidad de cosas que ahora están utilizando”,
advirtió.
Agregó
que “hace como 20 días estuvimos en una clínica de San Antonio y, una semana
antes de eso, una dama colombiana se
había hecho ahí las nalgas, andaba botando pus donde se inyectó, tenía fiebre
alta, estaba muy mal. Ella fue al
Hospital Central porque entonces resulta que, cuando ocurre algo así,
todas recurren al Central. Desconozco
qué pasó con ella, sé que el hospital en ese momento no pudo atenderla y ella
se fue; esperemos que haya recibido ayuda y esté mejor, pero el médico, que
preocupado nos llamó y alertó de esa
situación delicada, intuye que la joven pudo haber muerto en Colombia, por el
estado de salud en que se encontraba”.
“Quiero
recordarles -recalcó- que hay muchos métodos que están utilizando con los
biopolímeros, y en espacios todos inapropiados. Nosotros, como Contraloría
Sanitaria, no negamos que la estética, no los biopolímeros porque eso está
prohibido en el país, se haga, siempre y
cuando sea en el marco de lo que
establece la ley: médicos certificados, personal calificado para hacer es tipo
de operaciones, y en los espacios adecuados. Tomar en cuenta
siempre que el médico esté certificado por el Ministerio de Educación Superior,
del Ministerio del Poder Popular para la Salud, y que el establecimiento y los
equipos estén certificados por los órganos rectores y responsables de eso. Pero
es que se ha venido dando una cantidad de situaciones que uno queda
sorprendido”.
Por
otra parte, Bracamonte trataba este sábado de confirmar la muerte reciente por
mala praxis, acá en Táchira, de otra joven a la que durante una
liposucción le perforaron un órgano.
Más
de 13 cierres.
En
lo que va de año, a través de
Contraloría Sanitaria se ha concretado
el cierre de más de 13 clínicas y quirófanos.
“Ya
pasamos los trece establecimientos, unas clínicas, porque han hecho estas
acciones no permitidas y además no cuentan ni con ambulancia ni UCI, y al
momento que el paciente se les agrava, no saben cómo responder; y en el caso de
los quirófanos, porque no cumplen con
las normas de la Organización Mundial de la Salud y la Organización
Panamericana de la Salud, en cuanto al material de construcción, dimensiones y
altura que deben tener”, expresó.
Confesó
Milton Bracamonte que el trabajo de la Contraloría ha recibido el respaldo de la colectividad, la misma que se ha dado a la tarea de denunciar,
sin miedo, este tipo de situaciones a las que se han hecho referencia.
“Las
inspecciones que hemos venido haciendo es por
eso. Desde hace un mes, mucha gente nos ha hecho llegar denuncias a
través del correo electrónico, incluso con pruebas, como fotos, direcciones,
muy completas y puntuales todas las
denuncias. Eso nos está permitiendo que cuando vamos a un lugar específico,
vamos a lo seguro, los funcionarios ya saben qué es lo van a buscar, y los
jefes de área ya conocen su misión”,
aseguró. (MB)