Prensa. AFP.
América
Latina debe emprender reformas estructurales e invertir más en infraestructura
para contar con fuentes propias de crecimiento ante un entorno internacional
que se mantendrá “neutral” en el corto plazo, dijo este miércoles el Banco
Mundial. “Sin un rol determinante por parte de los motores externos de
crecimiento, como los altos precios de commodities, la región tendrá que
depender de sus propias fuentes de crecimiento”, afirmó Carlos Végh, economista
jefe del BM para América Latina y el Caribe.
“Reformas
en los mercados de trabajo y en la educación y aumentos en inversión en
infraestructura serán clave, así como abordar la situación fiscal”, apuntó, al
presentar el último informe semestral del BM sobre la región, que señala que 28
de los 32 países mostrarán un saldo fiscal global negativo en 2017. Las tasas
de deuda promedio se estiman en 58,7% del Producto Interno Bruto (PIB), con
seis países con tasas superiores al 80%, indica el texto, que advierte sobre el
aumento de las presiones fiscales derivadas de las “significativas pérdidas”
ocasionadas por los desastres naturales.
El
reporte, titulado “Entre la espada y la pared: La encrucijada de la política
monetaria en América Latina y el Caribe”, señaló que la política monetaria
puede ser un instrumento para reactivar el crecimiento ante los ajustes fiscales
necesarios tras el fin de la bonanza de los commodities. El “dilema crítico” de
los países es cómo hacerlo sin poner en riesgo los logros de contener la
inflación, que permiten garantizar la protección a los más vulnerables, explicó
Végh.
Ante
un shock negativo, como la caída de los precios del petróleo en 2014, ¿cómo
debe reaccionar la autoridad monetaria?, se preguntó el experto. Si suben las
tasas de interés para defender el tipo de cambio y contener la inflación, puede
agravar la recesión/desaceleración actual. Pero si bajan las tasas para
estimular la economía, como hacen los países industrializados, pueden causar
una mayor depreciación de la moneda y acelerar la salida de capitales.
La
solución es tener un banco central independiente, niveles bajos de
dolarización, y una política monetaria que inspire confianza en los mercados y
prevenga que una depreciación moderada de la moneda en tiempos malos se
convierta en una fuente de inestabilidad, concluyó Végh. Estos retos regionales
se dan en el marco de un crecimiento estimado de 1,2% para este año y de 2,3%
para el próximo, en una recuperación liderada por el repunte de Argentina y de
Brasil, según el BM.