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El
entrenador estadounidense, Jess Markt, ha viajado por el mundo entrenando
equipos masculinos y femeninos de baloncesto en silla de ruedas desde la India
hasta Camboya y los Territorios Palestinos. Este verano, uno de los primeros
equipos a los que ayudó como entrenador, el equipo femenino nacional afgano,
ganó su primer torneo internacional en Indonesia.
“Lo
más impactante para mí ha sido ver la evolución que [los jugadores] atraviesan
como resultado de poder participar en el deporte, y [sus] resultados tanto
dentro como fuera de la cancha”, dijo Markt en un reciente evento del Comité
Internacional de la Cruz Roja en Boston.
Markt,
de 40 años, comenzó a jugar baloncesto en silla de ruedas después de romperse
la espalda en un accidente automovilístico en 1996. Markt recuerda que cuando
comenzó a entrenar a las mujeres afganas en 2012, estaban demasiado nerviosas
para practicar en público. Los deportes para mujeres con discapacidades eran
desconocidos en su comunidad, y les preocupaba lo que sus amigos y familiares
pensaran de ellas.
Esas
preocupaciones se perdieron en el camino luego de que el equipo ganara el
Torneo Internacional Copa de Bali el 30 de julio. Las mujeres afganas
regresaron a casa bienvenida s como heroínas, recibidas por dignatarios y
periodistas.
“Ir
a ese primer torneo y volver a casa con una victoria definitivamente las ha
convertido en celebridades locales”, dijo Markt, quien jugó en la Asociación
Nacional de Baloncesto en Silla de Ruedas en Estados Unidos y ha entrenado
equipos de baloncesto en silla de ruedas con el Comité Internacional de la Cruz
Roja durante seis años.
Estados
Unidos tiene una larga historia de apoyo a atletas como Markt. El gobierno
estadounidense, por ejemplo, comenzó un programa de sillas de ruedas después de
la Segunda Guerra Mundial para rehabilitar a los soldados heridos. “Los
deportes adaptados en Estados Unidos se transformaron en un movimiento
internacional”.
La
Ley de Estadounidenses con Discapacidades también ha ayudado. Esta ley de
derechos civiles de 1990 protege a 56,3 millones de estadounidenses de la
discriminación en todo aspecto de la vida, incluyendo el trabajo, la escuela,
el transporte y los deportes. La ley de Estados Unidos ha servido de
inspiración para otros países. (Aquí hay un cronograma de eventos relacionados
con esa ley).
Markt
reconoce que puede ser difícil para algunas personas comprender el valor del
baloncesto en silla de ruedas en países donde a menudo faltan servicios
básicos. Pero, explicó, “el impacto del deporte es mucho más grande que
simplemente darle a alguien algo divertido que hacer en su tiempo libre.
También conlleva todos estos otros componentes en el juego, en términos de
inclusión social [y] la creación de confianza en los participantes”.
Él
sabe por experiencia personal cómo el atletismo puede llenar un vacío. Era un
saltador de altura de 19 años de edad en la Universidad de Oregón cuando un
accidente automovilístico lo dejó paralítico. Se ajustó a su nueva vida y
terminó su carrera, pero dice que no fue hasta que descubrió el baloncesto en
silla de ruedas varios años después que se sintió completamente sanado. “Comenzar
el baloncesto en silla de ruedas fue completar mi recuperación después de la
lesión, una especie de la última pieza que no me daba cuenta que me estaba
faltando”, dijo.
La
mayor sorpresa para Markt ha sido la uniformidad de las reacciones positivas
que encuentra como entrenador. “Piensa en lo enorme que es la diferencia
cultural entre los jugadores en Afganistán y Camboya, por ejemplo”, dijo. “Pero
yendo a diferentes lugares, no importa cuán diferente sea la cultura o el
idioma o las sociedades, he tenido experiencias positivas muy similares
respecto a la participación de los jugadores y al interés de la sociedad en lo
que los jugadores están haciendo”.