Prensa.
@el_interes
El
precio del dólar en el mercado paralelo ha venido subiendo de manera
incontrolada sin que el gobierno y el Banco Central de Venezuela puedan hacer
algo para detener esa escalada alcista. La palabra que mejor caracteriza la
actuación del gobierno en materia económica es el desconcierto: está totalmente
ausente de la realidad, sin saber qué hacer en este momento crítico para el
país.
El
dólar paralelo es el hijo legítimo del control de cambio. Donde hay control
cambiario siempre surge un mercado paralelo. El gobierno no encuentra qué
hacer: una vez proponen la unificación cambiara, otra sugieren que van a
flexibilizar al mercado, pero la realidad es que no saben qué hacer. O tal vez
no quiere hacer, porque las mafias que manejan el mercado de cambios lo
impiden.
Lo
cierto es que la tasa de cambio paralela se ha venido depreciando
considerablemente hasta bordear los Bs 30.000, es decir 30 millones de los
bolívares viejos por un dólar.
Conviene
decir que son dos las razones principales que han llevado a la depreciación del
dólar paralelo: en primer lugar la ausencia de oferta por parte del BCV al no
realizarse subastas ni entregas a la tasa Dipro al sector privado, debido a que
todos los dólares se van en el pago de la deuda externa, y en segundo lugar la
expansión monetaria de 600% anual que genera el BCV mediante la emisión de
dinero de la nada, es decir, el BCV está creando bolívares para que salgan a
comprar los dólares.
El
mercado paralelo se ha tornado muy importante en Venezuela. En ese mercado se
realizan casi 50% de las importaciones privadas que van desde todos los
productos automotores, aceites y lubricantes, línea blanca, teléfonos
celulares, textiles en todas sus modalidades, herramientas y artículos de
ferreterías, licores, papel, cartones, entre otros. Esto
ha disparado los precios hasta el umbral de la hiperinflación, al reflejar la
tasa de inflación un nivel superior al 1.000% al cierre de 2017, con lo cual se
está causando una ruina a los venezolanos.
La
tendencia a la depreciación del bolívar se mantendrá hasta que se cambie la
política económica y con ello el cambio político. La inacción del gobierno y el
BCV es lamentable toda vez que está dejando a la economía en manos de un
mercado absolutamente desorganizado. Claro, en el fondo reside el hecho de que
al quedarse sin reservas en divisas es muy poco lo que el BCV puede hacer en el
contexto del control de cambio.
Los
pagos de deuda externa están pesando excesivamente sobre las finanzas públicas
y están limitando severamente la disponibilidad de dólares. Lo procedente es
unificar las tasas de cambio y eliminar, en consecuencia, el control de cambio,
ello en el marco de un esquema de financiamiento externo que permita levantar
las importaciones para así recuperar las capacidades productivas de la
economía, hoy severamente averiadas.