Prensa. La
Verdad de Monagas.
Eran
las 7:00 de la noche del domingo 15 de octubre cuando Saúl Silva, de 28 años,
tocaba su arpa en una fiesta, en la población La Hormiga, parroquia La Pica al
este de Maturín. La vida del joven acabó tres horas después que recibió un tiro
en el abdomen propinado, presuntamente, por un policía.
Jesús
Hernández, papá de la víctima, denunció que el supuesto funcionario policial
estaba bajo los efectos del alcohol cuando le disparó a su hijo. El aparente
uniformado, agregó, estaba celebrando el triunfo de la gobernadora Yelitza
Santaella y decidió jugar con su arma de reglamento delante de los músicos. El
hombre le quitó el peine a la pistola, pensando que con esto quedaba libre de
balas; apuntó al muchacho y al accionarla, salió un proyectil directo hacia
Saúl. Dentro de la cámara del arma quedaron balas y una fue la que acabó con la
vida del músico.
Al
verlo herido, sus compañeros prendieron un carro y lo subieron para llevarlo
hasta el Hospital Universitario “Dr. Manuel Núñez Tovar”(Humnt) y recibiera
atención médica. Silva fue ingresado de emergencia al quirófano, pero cuando
los especialistas hacían su trabajo, el muchacho se complicó y falleció.
El
deceso causó consternación no solo en su familia, sino entre los músicos que lo
conocían. Silva tenía 15 años en el ámbito musical, era un destacado arpista y
maraquero. Residía junto a su familia en el sector La Muralla, parroquia San
Simón de Maturín, y dejó a tres niños huérfanos, uno de 6, 5 y 3 años. Era el
mayor de tres hermanos. Sus compañeros lo recuerdan como un joven entregado a
su pasión, serio, responsable y honesto.
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