Crónica. ALJER. Chinoereu@yahoo.es
Una
mañana fresquita
me
invitaría el profesor Fulco:
venga
para contarle el susto
del
secuestro en el avión,
y
yo con mucha atención
al
cuento le agarraba gusto.
Y
decía el profesor Fulco:
Chino,
quiero que usted que escriba,
si
algunas cosas se olvidan
usted
las trae del recuerdo,
escríbale
siempre a su pueblo,
sin
importar lo que digan.
Un
suceso con vínculo local para desenfundar del recuerdo es el secuestro del
avión bimotor Beechcraft, siglas YV466C, perteneciente a la aerolínea
venezolana Avior, el viernes 30 de julio de 1999. El hecho ocupo los
principales titulares de prensa de Venezuela y Colombia. Inicialmente para las
autoridades de ambas naciones las hipótesis sobre el hecho iban desde un
siniestro, hasta guerrilla o narcotráfico; la primera presunción seria
descartada al ser encontrada la aeronave nueve días después, tras una acelerada
pesquisa, apareciendo en territorio colombiano, encubierta por matorrales y
arbustos típicos.
El
bimotor cubría la ruta Caracas - Guasdualito, con interrupción en el Aeropuerto
Nacional Luisa Cáceres de Arismendi, igualmente conocido como el Aeropuerto
Nacional de Barinas, en este portuario aéreo haría escala para la recarga de
combustible. A las 9 am, despegaría el aparato tripulado por el capitán Héctor
Hernández, asistido por el copiloto Alejandro Bigott, entre los pasajeros se
encontraban: el prof. Exer Armando Fulco, alcalde del Municipio Páez; Raúl
Orellana, comisario de la PTJ; Roque Heredia, ganadero de la zona; teniente
coronel (GN) Francisco Briceño, comandante del destacamento de Guafitas; Justo
Peña, técnico de la petrolera estatal Pdvsa; la profesora Gladys González, José
Aguilar y Carlos Ramírez, estos dos últimos: gerente y despachador de la
empresa Avior. Además de ellos, embarcarían en el avión cuatro hombres y dos
mujeres, a la postre secuestradores encubiertos, quienes actuarían de una forma
planificada y precisa para llevar a cabo el acto terrorista.
A
solo 15 minutos después de haber despegado el Beechcraft y, a una altura
aproximada de 14 mil pies de altura, uno de los 15 pasajeros se levanta de su
asiento con una pistola en mano, se dirige a la cabina y golpea en la cabeza al
capitán Hernández, encañándolo y ordenándole desviar el rumbo, alertándolo de
quedarse quieto, pues se trataba de un secuestro de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (Farc), el mismo secuestrador le ordenaría al
copiloto cortar las comunicaciones con la torre de control del aeropuerto de
Guasdualito, a la que segundos antes había reportado el inicio del vuelo sin
ninguna novedad. El nuevo rumbo dictado por el grupo subversivo seria el
territorio del Departamento de Arauca (Col).
Luego
de la toma del avión pasarían veinte minutos de azaroso vuelo, transcurso de
tiempo en que unos inmovilizados y turbados pasajeros desconocían su destino,
presintiendo lo peor en su infortunio. El aterrizaje se llevaría a cabo en una
pista de arcilla en medio de potreros con ganado incluido. El profesor Exer
Fulco, protagonista viviente del suceso nos refiere lo siguiente:
Como
a los 20 minutos después, aterrizamos en una pista de tierra húmeda, porque la
noche anterior había llovido, el avión al recorrer la pista se atascó. Nos
bajaron uno a uno a la pista (…) Fuimos conducido a la casa que se encontraba
como a 300 metros de la pista y pude observar que en el portón decía: Finca
“Los Chiguires”; años después me contaron que el avión debió aterrizar en una
finca más distante; sin embargo, este aterrizó a media pista, porque en ese
momento se una vaca y el guerrillero obligo a Héctor a cumplir sus
órdenes”.(...)
Mientras
tanto la incertidumbre ganaría cima entre familiares y amigos de los
secuestrados. Minuto a minuto la zozobra me está matando, serían las palabras
de doña Estela de Fulco, cónyuge del burgomaestre del municipio Páez del estado
Apure. La desinformación entraba en ascuas. Las autoridades venezolanas al
inicio de las investigaciones no tenían ni una sola pista segura del bimotor y
sus ocupantes. La tensión aumentaba, no era para menos, aún más con las
declaraciones del comandante Ariel (vocero de las Farc) al matutino El Tiempo:
Por mi madre, que no lo tenemos, ni tenemos a esa gente. Esta versión de las
FARC fue objetada de plano por el alto mando del Ejército de Colombia, que
aseguraba que las FARC planearon el secuestro del avión de Avior y luego
admitieron que cometieron un error. Así mismo, el ELN negaba rotundamente la
participación en el secuestro aéreo.
Descartada
la posibilidad de un accidente (pues los restos habrían sido avistados en la
llanura tras nueve días de intensa búsqueda) la primera hipótesis cobraba
fuerza, la nave había sido secuestrada por la guerrilla colombiana. ¿La razón?
El 25 de julio de 1998 otro avión la empresa Avior había sido secuestrado,
apareciendo luego en territorio colombiano, camuflajeado entre matojos. Para
los secuestrados lo que vendría en adelante sería un verdadero viacrucis.
Aceleradas y largas caminatas por trochas y espesa vegetación, empezaban a
causar huellas de cansancio físico en los mismos, no así en sus plagiadores,
acostumbrados y habituados a la vida y convivencia en el monte con sus peligros
incluidos. Empezaba la odisea.
La
rutina en tierra implicaba agotadoras marchas, navegación en canoas y
movilizaciones de un lado otro para no ser detectados por la fuerza aérea
oficial. En los días posteriores, el grupo sometido guiado por expertos
baquianos faracos, fueron adentrándose en territorio de las Farc, la
alimentación y custodia de los tripulantes y pasajeros fue esmerada durante los
once días que permanecieron en el campamento. El domingo primero de agosto, el
piloto (Hernández) observó que hombres armados llegaron con caballos, un
tractor y sogas; acto seguido seria obligado a subir al avión para sacarlo del
fango, mientras las bestias y el tractor jalaban la aeronave, que al final se
desatascó. Al capitán le dieron un nuevo rumbo y al cabo de siete minutos de
vuelo lo hicieron aterrizar en otra pista. La aeronave fue ocultada en unos
arbustos y, Hernández fue llevado hasta el campamento donde estaban los otros
secuestrados. Allí pasaron la semana bajo la custodia de un grupo de hombres
armados que los cambiaban de sitio constantemente.
En
la mañana del 7 de agosto los captores les pidieron al piloto y al copiloto que
abordaran una camioneta en la que se movilizaron por espacio de cinco horas;
después navegarían por río otras tres y posteriormente debieron transportarse
en lomo de mula durante la noche. Al amanecer del domingo llegaron hasta el
sitio en donde se hallaba el avión. En ese momento les informaron que eran
libres y que podían despegar la aeronave. En el texto Un Secuestro, Un Avión,
Un Alcalde, Exer Fulco señala al respecto:
Como
a las 10 de la mañana dijo un guerrillero: nos vamos, pronto serán liberados,
montamos en la misma Toyota Blanca, llegamos a un caserío; después de recorrer
unos 300 metros de carretera, el comandante Albeiro (El pavo, jefe del Décimo
Frente de Las Farc) contrato un UAZ-Colombiano, es decir, un carro tipo jeep,
chasis largo…Nos despidió y salimos rumbo a Puerto Lleras, como a las 6 de la
tarde, el carro fue desviado por una trocha. Como a la 01:30 am, llegamos a una
casita, tocamos y la señora no quería abrir la puerta, después de tanta
insistencia nos recibió, nos dijo que a 20 metros se encontraba el rio Arauca y
que el sitio donde estábamos se llamaba “Los Pájaros”. Suelo adentro como a 400
metros llegamos a la finca de mi paisano Orlando Requiniva, quien muy
gentilmente nos mandó en una camioneta de su propiedad hasta el puesto militar
La Charca, donde nos esperaba el ministro del interior Dr, Ignacio Arcaya.
(2009: 18-19). (Fin de cita).
A
las 7:10 de la noche del domingo luego de once días en cautiverio, arribarían
al TO1, en Guasdualito, Estado Apure, a bordo de un helicóptero Súper Puma de
la Fuerza Aérea Venezolana, los ocho pasajeros del avión de Avior que había
sido secuestrados y llevado a Colombia el 30 de julio de 1999. El entonces
ministro del interior: Dr. Ignacio Arcaya (único autorizado para dar
declaraciones) no quiso revelar detalles sobre la liberación y se limitó a
informar que las personas que los tenían en su poder entregaron un comunicado
que el gobierno se comprometió a dar a la prensa nacional e internacional.
Luego de las penurias el reencuentro con familiares y amigos seria de mucha
emotividad; don Roque Heredia con sus 80 años a espaldas y, anteriormente
secuestrado por el ELN, mostraría en los días de privación de su libertad considerada
valentía y coraje ante sus captores; sobre el ocurrente ganadero quedarían
muchas anécdotas referentes a este secuestro, una de ellas: se enamoraría
perdidamente de un hermosa guerrillera, al punto de querer bañarse desnudo en
el rio con ella y dormir enchinchorrado por las noches, para su infortunio, su
deseo sería truncado por objeciones del prof. Fulco y por órdenes expresas del
comandante Albeiro, protegiendo al pasional octogenario de un posible infarto
en el miocardio por el acto de venus.
ALJER
Email:
Chinoereu@yahoo.es
Guasdualito-Apure.