Los matrimonios
ficticios permitían a los inmigrantes indocumentados obtener la residencia
legal y después solicitar la ciudadanía en Estados Unidos, gracias al estatus
migratorio especial de sus esposas cubanoamericanas.
Prensa. Nuevo Herald
Esas
bodas eran todas falsas, dicen las autoridades, dirigidas a engañar a los
agentes de deportación en vez de buscar la felicidad de los recién casados. Casarse con un cubano o cubana que sea
residente legal es preferible para muchos inmigrantes indocumentados porque el
matrimonio les permite obtener la residencia permanente a tenor con la Ley de
Ajuste Cubano de 1966. Otro beneficio: una vez casado con un cubano o cubana,
cualquier condición del estatus de un inmigrante indocumentado es eliminada
automáticamente.
De
Lima, de 59 años, apoyada por familiares y reclutadores, está acusada de
orquestar uno de las mayores operaciones de matrimonios falsos en la historia
del sur de la Florida. De Lima conectó a unas 20 mujeres cubanoamericanas que
son residentes permanentes con un número similar de inmigrantes indocumentados
de Rusia y otras partes de las antigua Unión Soviética.
Los
matrimonios amañados han sido un problema desde hace mucho para el Servicio de
Ciudadanía e Inmigración en el sur de la Florida y otras partes del país. La
agencia no pudo entregar estadísticas sobre los casos documentados.
Anteriormente
este año, 15 personas, en su mayoría cubanoamericanos, fueron acusados en una
trama de matrimonios amañados en varias partes del país, como Georgia, Miami y
otras ciudades del sureste de Estados Unidos. Los acusados —entre ellos tres de
Miami— se confabularon para casarse con extranjeros con el propósito de conseguir
la residencia permanente.
Dos
casos similares salieron a la luz el año pasado, cuando varias personas, entre
ellas varios cubanoamericanos, fueron acusados en Miami de reclutar a
inmigrantes indocumentados para casarse con otros cubanos a cambio de dinero.
Uno de los cubanoamericanos acusados en ese caso del 2016 supuestamente recibió
$10,000 para casarse con una venezolana, de manera que ella pudiera obtener la
residencia permanente.
En
otro caso, también en el 2016, registros judiciales muestran que una de las
acusadas cubanoamericanas se casó con al menos 10 “esposos” entre el 2002 y el
2012 a cambio de dinero.