Prensa. ipsnoticias.net
¿Cuáles
son las contribuciones de los migrantes al comercio, a los negocios y a la
economía de sus países de destino y de origen? Es una cara que generalmente
está desatendida en el debate internacional sobre el tema, habitualmente más
vinculado a cuestiones como la incidencia de los extranjeros en el delito o en
el desempleo.
Con
el objetivo de romper con esa lógica expertos internacionales se reunieron en
Buenos Aires el jueves 14, en el primer Foro sobre Migración, Comercio y
Economía Global.
No
casualmente, sino para resaltar los vínculos entre ambos temas, la jornada se
realizó un día después de finalizar en
la capital argentina la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial
de Comercio (OMC).
“La
migración está tratada hoy en el mundo casi como una cuestión policial.
Sostenemos la necesidad de encarar el tema de otro manera, analizando la
perspectiva económica favorable, especialmente sobre el comercio
internacional”, dijo Aníbal Jozami, presidente de la Fundación Foro del Sur.
“la
migración es un fenómeno social y económico complejo, de manera que tenemos que
ser muy sofisticados cuando hablamos del tema. Es muy difícil explicar a la
gente que los inmigrantes tal vez hoy son desempleados, pero en el futuro
aportarán de manera positiva a la sociedad su capacidad y sus conocimientos”:
Marina Manke.
Esa
organización no gubernamental argentina, promotora de la diversidad, organizó
la actividad junto al Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo
Sostenible, con sede en Ginebra, y la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM).
Los
migrantes son hoy unas 244 millones de personas, algo así como tres por ciento
de la población mundial, según números que brindó el uruguayo Diego Beltrand,
director regional para América del Sur de la OIM.
En
los últimos 50 años, se estima que la cantidad de migrantes creció en un 300
por ciento. Durante la jornada se presentaron distintas evidencias de su
contribución económica, un terreo que habitualmente se soslaya.
Ese
desconocimiento de la realidad del impacto positivo de las migraciones es la
razón por la cual, dijo Beltrand, “en el mundo se ha reconocido ampliamente el
libre comercio, pero raramente la libre movilidad de las personas”.
Según
un estudio presentado por la OIM durante el foro, los migrantes aportan cerca de 10 por ciento
del producto bruto interno (PIB) mundial y son de especial auxilio para sus
países de origen en los momentos de crisis económica a través de las remesas,
que superan 15 por ciento del PIB nacional en países como El Salvador y
Honduras.
La
OIM estima, además, que la producción de los migrantes genera en los países de
destino seis billones (millones de millones) de dólares a nivel mundial.
Mientras, las remesas que envían a sus países de origen alcanzan los 15.000
millones de dólares anuales, según precisó Resedijo Onyekachi Wambú, de la
Fundación Africana para el Desarrollo.
Otro
prejuicio desmontado fue el de que la mayoría de los inmigrantes aspiran a
trabajos muy elementales. El italiano Stefano Breschi, profesor de la
Universidad Bocconi, de Milán, reveló que en las últimas dos décadas la
migración de alta calificación creció en 130 por ciento contra apenas 40 de los
poco calificados.
¿Por
qué entonces los políticos de todos los países de destino del mundo intentan
ganar votos con la promesa de poner más restricciones al ingreso de
extranjeros, contra toda evidencia empírica?
Para
Marina Manke, jefa de la División de Movilidad Laboral y Desarrollo Humanos de
la OIM, “la migración es un fenómeno social y económico complejo, de manera que
tenemos que ser muy sofisticados cuando hablamos del tema. Es muy difícil
explicar a la gente que los inmigrantes tal vez hoy son desempleados, pero en
el futuro aportarán de manera positiva a la sociedad su capacidad y sus
conocimientos”.
Manke
es una rusa que se casó con un alemán y emigró a Alemania, a la que visita cada
fin de semana ya que trabaja en la ciudad suiza de Ginebra.
“Mi
familia en Alemania ve grandes cantidades de inmigrantes en Berlín y les
preocupa. Sucede que tenemos que ser muy pacientes. Tal vez de manera inmediata
tienen un efecto negativo, pero en períodos largos la migración es un fenómeno
ampliamente positivo”, explicó a IPS.
La
jornada se realizó en el antiguo Hotel de los Inmigrantes de Buenos Aires, un
edificio cercano al puerto hoy convertido en museo, donde a fines del Siglo XIX
y principios del XX el Estado argentino daba alojamiento gratuito durante los
primeros días a familias recién llegadas tras largas travesías por mar.
Argentina
es un país cuyos fundadores se fijaron el objetivo de atraer inmigrantes. Su
Constitución Nacional, redactada en 1853, promete igualdad de oportunidades
“para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”.
Así,
entre 1881 y 1914 llegaron más de cuatro millones de extranjeros, que ya en
1895 representaban más de la cuarta parte de la población, según se lee en las
paredes del museo. La mayoría de esos inmigrantes eran de Italia, España y
otros países europeos.
Hoy
las cosas cambiaron y Europa es el destino que es buscado por millones de
inmigrantes y trata de cerrar sus fronteras.
“El
mayor problema en Europa es que los datos no están reflejados en el discurso
público. Si uno busca la información nos encontramos con un cuadro generalmente
neutral o positivo acerca del rol que juega la migración en el mercado de
trabajo y la economía”, explicó Martin Kahanec, profesor de Políticas Públicas
de la Universidad Centro Europea, en Budapest.
“En
el debate que precedió al Brexit en Gran Bretaña, por ejemplo, escuchamos
narrativas que no estaban fundamentados con datos: los inmigrantes se quedan
con nuestro trabajo o abusan de nuestro estado de bienestar”, dijo a IPS este
especialista eslovaco.
“Aunque
se usen argumentos económico, lo que realmente guía los debates es el miedo”,
concluyó.
Europa
es el principal destino de los migrantes de África, el continente que más
población exporta. Cada año, entre 15 y 20 millones de jóvenes africanos se incorporan
al mercado laboral y una alta proporción no encuentra empleo, por se ve
impelido a dejar su país, según las cifras aportadas durante el foro, iniciando
travesías donde la muerte puede impedirles alcanzar su objetivo..
América
del Sur, en cambio, recibió elogios por sus políticas migratorias recientes.
A
partir de 2009 se buscó fortalecer el proceso de integración regional con
acuerdos de libre circulación y dan a los ciudadanos de Argentina, Brasil,
Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay.
Esto
permitió el otorgamiento de más de dos millones y medio de permisos de
residencia a ciudadanos de otros países del continente, según datos de la
Oficina Regional de la OIM para América del Sur, con sede en Buenos Aires.
García,
de todas maneras, advirtió que se necesita que el Estado se involucre en la
integración al mercado laboral de los inmigrantes, tema del que hoy se
desentiende.
“Es
necesario identificar aquellas regiones del país donde hay posibilidades de
trabajo, de manera que contribuyan al desarrollo, sus capacidades sean
aprovechadas y se descompriman las áreas urbanas”, dijo.
Como
otros países de la región, Argentina recibió masivamente en tiempos recientes
inmigrantes de Venezuela, que huyen de la crisis económica, política y social
de ese país.
El
sociólogo argentino y especialista en Migraciones Lelio Mármora estimó ante IPS
que tan solo en el último año y medio se radicaron unos 40.000 venezolanos en
este país del Cono Sur.
Sin
embargo, la apertura para los inmigrantes
no es lo común en el mundo. Mármora fue uno de los que más enfáticamente
condenó la “diferencia entre la libertad que existe para el movimiento de
bienes y de personas”.
“Todo
el mundo aplaudió la caída del Muro de Berlín y hoy tenemos cerca de 20.000
kilómetros de muros y vallas que impiden que la gente pase de un lado a otro”,
criticó.
Editado
por Estrella Gutiérrez