Prensa. Efecto
Cocuyo.
La
situación de los privados de libertad es muy difícil. Hay una permanente
violación a sus derechos humanos. Las cárceles en Venezuela son, además, de las
más violentas en el mundo.
Según
el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) desde 1999 hasta el año 2016
habían fallecido por hechos de violencia 6.836 privados de libertad. Solo en el
año 2012 fallecieron 591. Desde 1999 también han sido heridos 16.728. Para
que tengamos una idea de la dimensión del problema, en el año 2012 en todo
Chile hubo 550 homicidios. En Venezuela ese mismo año, solo en las cárceles
hubo 591.
Otro
de los graves problemas que hay en las cárceles es el hacinamiento. Existen más
de 56.000 reclusos en distintas cárceles, algunas de ellas con niveles de
hacinamiento crítico superior al 800%. A
ello hay que sumar la situación en los retenes policiales donde según un
informe de la Defensoria del Pueblo existían hace meses atrás más de 33.000
personas y en algunos retenes el hacinamiento superior al 1000%.
En
ese contexto empezó a aparecer una situación nueva a partir del año 2015. Altos
niveles de desnutrición en muchos presos y durante 2016 y lo que va de 2017 se
han registrado más de 15 casos de muerte por desnutrición principalmente en
calabozos policiales. No
se les asigna a los cuerpos policiales presupuesto para garantizar la
alimentación de los detenidos. Su alimentación, salvo excepciones como el
Sebin, depende exclusivamente de lo que los familiares le lleven.
La
gran mayoría de los privados de libertad son de escasos recursos y también sus
familiares. La situación de escasez de alimentos y alto costo de la vida ha
generado que muchas familias no garanticen las tres comidas diarias.
Pero
la situación es más preocupante es la de aquellos detenidos que no reciben
visita familiar. Ellos dependen de la solidaridad de otros presos que, como
anotamos, reciben poca comida.
En
una visita a un centro de detención pudimos escuchar que algunas de las
personas tras las rejas se alimentaban de las sobras y por ejemplo, la concha
de los plátanos y cambures o de algunas verduras eran consumidas crudas por
otros presos.
Si
las autoridades no adoptan medidas urgentes lamentablemente seguirán
falleciendo privados de libertad por hambre. Si mantienen su actitud indolente,
las cifras de muertes por hambre crecerán. El Gobierno es responsable de la
vida de los presos. El artículo 43 de la Constitución indica que el Estado
protegerá la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad.
La
Defensoría, que alertó ya hace varios meses de la grave situación que se vive en
los retenes policiales, tiene la obligación de actuar con contundencia y evitar
que se siga asesinando de hambre a los privados de libertad. Igual debe atender
la situación de las cárceles.
El
Ministerio de Asuntos Penitenciarios es, en última instancia, el principal
responsable de lo que ocurre y sobre él recaen responsabilidades penales y
administrativas por violación grave de los derechos humanos por omisión. Se
están produciendo violaciones al derecho a la vida por omisión y en un contexto
que pudiera agravarse.
http://efectococuyo.com/opinion/morir-de-hambre-tras-las-rejas