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La
Voz de América entrevista al director para Latinoamérica de la organización
Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, para analizar la crisis que se vive en
Venezuela, los escenarios luego de la convocatoria anticipada de elecciones
presidenciales y las posibilidades de alcanzar un diálogo creíble entre el
gobierno y la oposición.
¿Cuál
es el análisis que hace usted de la decisión del gobierno venezolano de
adelantar las elecciones presidenciales?
Hoy
en día Venezuela está gobernada por una dictadura cívica militar. Es un régimen
que se propone aferrarse al poder, perpetuarse en el poder a cualquier precio y
ese es el régimen que está constantemente buscando maneras, trampas para
lograrlo. Y si eso implica violaciones masivas, sistemáticas a los derechos
fundamentales, el régimen está dispuesto a hacerlo.
En
este caso no constituye una gran sorpresa este anuncio repentino de elecciones
por parte del régimen de Maduro con el propósito de reelegirse por otros seis
años. Son elecciones sin un sistema electoral creíble, sin un tribunal o
consejo electoral que dé la más mínima garantía de imparcialidad, de seriedad, sin
observación internacional y con restricciones muy serias a la libertad de
expresión, con un número importante de presos políticos, con líderes de la
oposición que están inhabilitados, perseguidos o bajo arresto o que no pueden
participar de estas elecciones. Entonces se trata de un fraude anticipado. Lo
que persigue el régimen es comprar algún grado de credibilidad sobre la base de
un ejercicio fraudulento, de un proceso electoral que no tiene ni una base.
Sobre
esto son importantes las declaraciones del Grupo de Lima que ha rechazado en
términos rotundos estas elecciones y se trata de las principales democracias
latinoamericanas sumadas a Canadá a este intento de Maduro de perpetuarse en el
poder.
¿Hubiera
sido mejor seguir con el diálogo que se inició en República Dominicana?
El
diálogo hasta ahora ha sido una total farsa. Los resultados están a la vista,
son pobrísimos y esto ocurre porque la asimetría entre el régimen dictatorial
de Maduro y el de la oposición es plena, total. Cuando digo asimetría me
refiero a que el grado de concentración de poder y el grado de responsabilidad
que tiene la dictadura de Maduro respecto a lo que ocurre en Venezuela es el
100 por ciento. La oposición es víctima de lo que hace el régimen de Maduro.
Acá no estamos con dos actores que tienen un grado de poder similar, que tienen
un grado de responsabilidad compartida sobre los hechos y que pueden hacerse
concesiones recíprocas. Eso en esencia lo constituye una negociación, un
diálogo entre partes relativamente equivalentes. Acá la desproporción entre el
poder del régimen y la oposición hace que sea muy difícil que la oposición haga
concesiones al régimen.
¿Qué
se necesita para que exista un diálogo equilibrado entre las partes en
Venezuela?
Se
deben dar requisitos mínimos como la inmediata liberación de los presos
políticos, el fin de la represión, el reconocimiento que la única autoridad
legítima en Venezuela es el Congreso, la Asamblea legislativa y no ese
esperpento que han llamado Asamblea Constituyente de partido único, de
constitución fascista, que simplemente representan los intereses del régimen de
Maduro.
Si
no hay precondiciones claras que se cumplan inmediatamente no hay diálogo
posible. Y todo esto forma parte de una verdadera trampa dirigida a ganar
tiempo para perpetuarse en el poder. Para que un diálogo tenga sentido creo que
las sanciones a los más altos funcionarios del régimen, militares, civiles y
autoridades judiciales, tal cual lo ha hecho el gobierno de EE.UU., de Canadá y
la Unión Europea.
Creo
que este tipo de sanciones pueden ser un incentivo importante para que
finalmente las partes se sienten en la mesa y el gobierno entienda que está
bajo ciertas presiones fuertes y que, si no da pasos creíbles, serios que
generen confianza dentro de la comunidad internacional esta modalidad del
diálogo no tiene mayor sentido.
¿Realmente
tienen impacto las sanciones contra funcionarios del régimen de Nicolás Maduro?
Eso
es falso, de hecho, una de las pocas cosas que se sabe es que, en República
Dominicana, el régimen dictatorial de Maduro exigió a la oposición, como si la
oposición tuviera control respecto a esas sanciones, el fin de las mismas
contra los funcionarios del régimen, lo cual demuestra que le duelen las
sanciones y lo cual demuestra que hay que redoblar las sanciones.
Hay
que conseguir que democracias latinoamericanas se sumen a las sanciones y no
solo eso, sino que el listado de funcionarios sujetos a las sanciones ojalá se
pueda expandir para que esos funcionarios entiendan que la comunidad
internacional no está jugando, que está tomando medidas fuertes, que está
sancionando a aquellos que tienen responsabilidades en materia de derechos
humanos y también en temas de corrupción.
¿Hasta
dónde ha avanzado la demanda que pretendía imponer la OEA sobre derechos
humanos contra el presidente Maduro ante la Corte Penal Internacional? ¿Existen
argumentos para demandar al presidente Nicolás Maduro?
Hemos
comprobado que en Venezuela se están cometiendo masivas violaciones a los
derechos humanos de una cuantía superior, hablamos de torturas, arrestos
masivos, algunos asesinatos y ejecuciones en un ambiente de arbitrariedad
total, donde además el poder judicial ha sido capturado por el régimen y es un
instrumento del régimen para garantizar la impunidad de estos hechos, es decir
el rol del poder judicial en Venezuela forma parte de la ecuación represiva.
Creemos
que existen suficientes indicios para que instancias internacionales como la
fiscalía de la Corte Penal Internacional examine si preliminarmente existen
condiciones que ameriten investigaciones de crímenes de lesa humanidad
cometidos por el régimen de Maduro. El alto comisionado de derechos humanos de
Naciones Unidas también en su último informe sobre Venezuela, según la
información que ha recibido, considera que la evidencia sugiere que se están
cometiendo gravísimos crímenes de lesa humanidad.
Como
usted menciona, el secretario de la OEA, Luis Almagro está llevando a cabo un
estudio similar. A nuestro parecer lo que haría falta es que un gobierno que ha
ratificado el tratado de Roma, que es el que le da sustento a la Corte Penal
Internacional, puede ser uno del Grupo de Lima, solicite a la fiscalía de la
Corte Penal Internacional la apertura de una investigación preliminar contra el
régimen de Maduro. Esa sería la mejor vía para lograr una investigación.
¿Se
puede considerar que la muerte del expiloto Óscar Pérez, opositor del régimen
fue una ejecución?
Toda
la evidencia y testimonio que existen y que nosotros hemos examinado sugieren
que hubo una ejecución extrajudicial y no fue un enfrentamiento. Lo que ocurrió
fue un ajusticiamiento por parte de las fuerzas del régimen, militares y
miembros de la Guardia Nacional Bolivariana unidos a estas pandillas llamados
colectivos, que actuaron en conjunto para reprimir a Óscar Pérez y sus
compañeros.
Las
imágenes son contundentes y muestran las intenciones de Pérez de entregarse y
no ofrecer resistencia. Los certificados de defunción señalan que la causa de
la muerte fue un tiro en el cráneo. El gobierno ocultó los cadáveres, fueron
enterrados en la madrugada en el momento y en el sitio que el gobierno dispuso.
Todas estas medidas tomadas para encubrir estos hechos para saber los detalles
de la muerte de Pérez sugieren que aquí estamos frente a ejecuciones
extrajudiciales y no que las muertes fueron el resultado de un enfrentamiento.
¿Podemos
hablar de que estamos en algún punto cerca de que se pueda hablar de una luz de
esperanza en Venezuela?
Bueno,
si esa luz de esperanza está fundada en que se hagan investigaciones
imparciales, rigurosas, independientes, creo que la esperanza es cero porque en
Venezuela no pueden ser investigados de una manera creíble porque los poderes
están en una sola mano, concentrados en la mano de Maduro y Diosdado Cabello,
que se comportan como una verdadera mafia.
¿Hay
posibilidades de cambio?
En
gran medida dependerá de la eficacia de la presión internacional que se ejerza,
que hoy día existe antes no. Hoy se han ido sumando democracias importantes
porque el desprestigio y la falta de credibilidad del régimen son abrumadoras.
Ningún gobierno decente respalda o defiende lo que hace Maduro y eso sumido a
actividades de desobediencia civil del pueblo de Venezuela como en 2017 creo
que puede lograr mejorías y un cambio en Venezuela, no solo desde el punto de
vista de falta de derechos civiles, políticos y libertades públicas sino
también a la crisis brutal que se vive en cuanto a la escasez de alimentos y
medicinas.