El alza del
salario mínimo y del ticket de alimentación anunciado el domingo por el
presidente Nicolás Maduro no resuelve el impacto de la inflación sobre el poder
adquisitivo de los trabajadores. El nuevo ingreso integral diario, equivalente
a 26.583 bolívares, cubre apenas la compra de un café o una empanada (20.000
bolívares) a precios del 31 de diciembre pasado.
Prensa. El Nacional.
En
la calle, ciudadanos consultados sobre la medida manifestaron más preocupación
que alegría. “Cada vez que aumentan el salario los precios de las cosas se
multiplican. Cuando vienes a cobrar los reales se volvieron sal y agua”,
expresó Jesús Ramírez, pensionado del Seguro Social.
“Con
ese aumento la comida y las medicinas se van a poner más caras”, relató María
Núñez, ama de casa y trabajadora, en una panadería de los pocos comercios que
abrieron ayer en Candelaria.
Maryolga
Girán, asesora laboral de Conindustria, indicó que el alza de 40% del salario
mínimo y del bono alimentación, calculado con base en 30 unidades tributarias,
es un duro golpe para la estructura de costos de las empresas, las cuales se
verán precisadas a reducir la nómina o incluso a cerrar.
La
experta explicó que el ajuste gubernamental de 40% sobrepasa las previsiones
presupuestarias de las empresas que, conscientes del impacto de la inflación
sobre el ingreso de los trabajadores, vienen realizando cada dos meses. Para
enero tenían previsto incrementos entre 25% y 35%.
“Todos
los incrementos del salario y el bono alimentación del gobierno se han
traducido en más inflación y mayor pérdida del poder de compra de los
trabajadores, por lo que nadie se alegra con este tipo de medida”, aseveró
Girán.
Destacó
que el poder adquisitivo de los ingresos “debe ser sostenible en el tiempo y no
en días como ocurre en Venezuela”. Insistió en que aumentar solamente el
salario mínimo no resuelve el problema de la inflación y la devaluación por lo
que el gobierno debe acometer un plan para recuperar la economía y reactivar el
aparato productivo.
El
presidente Maduro anunció el domingo los incrementos mensuales del sueldo
mínimo y del ticket alimentación a 248.510 y 549.000 bolívares respectivamente,
con lo que el ingreso integral del trabajador activo queda en 797.510 bolívares
a partir del 1° de enero de 2018.
A
juicio de Víctor Maldonado, director ejecutivo de la Cámara de Comercio,
Industria y Servicios de Caracas, la medida salarial del gobierno ratificará
“la tendencia terrible que vivimos en 2016 y 2017: menos empresas en el sector
de la economía formal que producen menos empleo”. Dicha situación, indicó,
presiona al sector informal de la economía y da elementos a los venezolanos
para irse huyendo de las dificultades económicas del país.
Recalcó
que la actividad comercial en Venezuela es inviable por los controles del
gobierno sobre los precios cuando suben progresivamente los costos de
adquisición y producción. “Lo que vamos a seguir viendo son cierres de
empresas”, advirtió.
Daño
a los trabajadores. Igor Lira, directivo de la Federación de Trabajadores de
Telecomunicaciones, alertó: “Ese aumento ya se depreció 81% con la inflación
registrada en diciembre, a lo que se sumarán las alzas de los precios de los
productos y servicios en estos días. Cuando los trabajadores cobren el sueldo
el 15 del presente mes ese dinero no alcanzará para nada”.
El
representante de Fetratel cuestionó que el gobierno aplica el aumento salarial
sin un programa de medidas económicas que frene la inflación, la cual cada vez
más deteriora la calidad de vida del trabajador y su familia. Agregó que para
los pensionados del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y los
jubilados de la administración pública el alza salarial “es una miseria”.
Froilán
Barrios, coordinador del Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el
Sindicato, denunció “la dramática situación de los adultos mayores
pensionados”, porque el ingreso de 317.914 bolívares al mes, producto de la
sumatoria del nuevo salario mínimo más 99.494 bolívares del “bono de guerra
económica”, no cubrirá los gastos de alimentos, medicinas y atención de salud.
Refirió
que el Ejecutivo incurre una vez más en la flexibilización laboral al bonificar
el ingreso, pues el monto fijado para el ticket de alimentos es mayor que el
salario, lo cual implica un pago menor de prestaciones sociales y otros
conceptos laborales como las vacaciones y las utilidades.
Insistió
en que el ingreso global permite adquirir solo 6% de la canasta básica
familiar, cuyo costo en noviembre pasado superó los 13 millones de bolívares.
Contra
la OIT. La principal patronal venezolana, Fedecámaras, manifestó que el aumento
del salario mínimo decretado por el presidente Maduro irrespeta los convenios
de Venezuela con la Organización Internacional del Trabajo, pues la fijación
del sueldo mínimo debe ser consensuada con las organizaciones de los
empleadores y los trabajadores.
“Se
violan los acuerdos internacionales que el país tiene firmados con la OIT, en
los cuales todos los ajustes de salario mínimo tienen que ser consultados en el
marco del diálogo social, tanto como con los trabajadores como con los
empleadores”, dijo el presidente de Fedecámaras, Carlos Larrazábal.
Según
el dirigente gremial, el gobierno venezolano “repite los mismos errores de
todos los aumentos previos con los que simplemente se toma una decisión para
tratar de corregir las consecuencias de una hiperinflación, pero sin atacar las
causas”.
Vuelve
el ticket. El ministro del Trabajo, Néstor Ovalles, informó ayer que el retorno
del pago del ticket de alimentación mediante la tarjeta electrónica y los
talonarios con cupones forma parte de una política para enfrentar “el
contrabando de efectivo”.
El
funcionario aclaró que los empleadores escogerán la modalidad más conveniente y
precisó que el pago del bono en la modalidad de cupón no es obligatorio.
Maryolga
Girán indicó que con esta decisión el Ejecutivo reconoce su error con la medida
de obligar a las empresas a depositar en efectivo el bono alimentación junto
con el salario en la cuenta de nómina del trabajador. Considera más conveniente
el uso de la tarjeta electrónica porque el talonario puede ser objeto de robo,
creando problemas de inseguridad para el trabajador ya que en la práctica ese
instrumento equivale a tener dinero en efectivo.
Anotó
que otro inconveniente del cupón es el vuelto en efectivo en billetes de baja
denominación, pues con 20, 50, 100, 500 y 1.000 bolívares no se compra ni un
caramelo.
El
más bajo de Latinoamérica
Venezuela
es el país con el salario mínimo más bajo de América Latina en 2018, aún con el
alza de 40% que lo colocó en 7 dólares mensuales a partir del 1° de enero,
anunciada el domingo por el presidente Maduro.
La
nación con el sueldo mínimo más bajo es Venezuela, mientras que la república
con el salario mínimo más alto elevado es Argentina (544 dólares) aunque en
2018 será ampliado tres veces. Colombia está por debajo del promedio de la
región, publicó Semana. En
algunos países de la región, como Argentina, Brasil, Colombia, México, Ecuador,
Uruguay, Bolivia y Chile, el salario mínimo promedio para 2018 será de 355
dólares aproximadamente.
Según
las cifras de los bancos centrales e institutos estadísticos de las ocho
naciones mencionadas, la inflación acumulada a noviembre de 2017 fue 5,4%.
Dentro del ranking, Chile es el segundo país con el salario más alto de la
región con 456 dólares y una inflación de 2,1% a noviembre del año pasado. El
presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, indicó el 30 de diciembre que el
salario mínimo será de 265 dólares.
En
Venezuela hubo seis aumentos del salario mínimo en 2017 y ante el último ajuste
de 40 % en diciembre, los ciudadanos sostienen que es insuficiente para comprar
la canasta básica.
Por ANA DÍAZ |
ANADIAZ@EL-NACIONAL.COM