Reflexión. Por
@NelsonRZ33 de @OrdenVenezuela
Es
indudable que Venezuela está sumergida en una terrible crisis histórica. Muchos
afirman que ésta crisis es económica, otros coinciden que es una crisis
política, hay quienes señalan que es una crisis social, otros sostienen que es
una crisis de valores. Si observamos la realidad, no solo de las recientes dos
décadas (período en el que ha gobernado el régimen chavista), sino también
desde el derrocamiento del Nuevo Ideal Nacional y la llegada de la “democracia”
bipartidista del Pacto de Punto Fijo, podemos concluir que todas esas crisis
son ciertas.
No
obstante, nadie afirma que la verdadera crisis que afronta Venezuela es de
carácter espiritual. Esta connotación de la crisis es poco abordada, entre
otras cosas porque todos los actores políticos que han gobernado en nuestra
Patria tienen por credo la ideología socialista; ideología que desconoce la
existencia de Dios.
Nos
ha arropado una soberbia de tal magnitud, y como sociedad no aprendimos la
lección histórica de la Guerra de Independencia que Dios nos mandó con José
Tomás Boves, el cual, humillado por las frivolidades petimetres del mantuanaje
criollo; estimuló en miles de corazones el odio, el rencor, el resentimiento,
la lucha de clases y la matanza entre venezolanos. Lastimosamente después de
este duro episodio no aprendimos a hermanarnos, no quisimos aprender que hay
algo más trascendente que lo material y que el odio entre los venezolanos solo
traería muerte, dolor y desolación.
El
menosprecio a la lección histórica que el Todopoderoso nos había dado fue tal;
que dos siglos más tarde con el advenimiento del régimen chavista volvimos a
cometer el mismo error, dejándonos seducir no solo por los vicios y
frivolidades materiales momentáneas, sino también por quien sembró el
resentimiento, para que una vez más nos odiáramos y nos matáramos entre
venezolanos. No cuidamos la Patria, permitimos que la manosearan, nos fuimos y
despotricamos de ella, la abandonamos dejando que la oscuridad y la maldad
reinaran para imponer la miseria y la esclavitud.
Nos
creíamos los amos del valle y merecedores de todo cuanto había por el simple
hecho de haber nacido en un lugar del nuevo mundo -Venezuela Tierra de
Gracia- donde se encuentran la gran
mayoría de todas las riquezas del planeta; pero solo extraíamos petróleo para
venderlo y obtener de ello sumas inimaginables sin el menor esfuerzo. Jamás nos
preocupamos por ser laboriosos con ella, en desarrollar las materias primas que
Dios puso en nuestro suelo.
Toda
esa sensación de tenerlo todo sin sacrificio alguno nos hizo olvidar una
palabra tan corta pero trascendente: SERVIR. Olvidamos que servirle a un
compatriota y servirle a la Nación es servir a los propósitos de Dios quien mandó a su hijo al mundo para
enseñarnos entre otras cosas el valor de servir a nuestro prójimo. En
contraposición nos sumergimos en la soberbia material y espiritual, solo
pretendíamos que nos sirvieran, al punto que un pequeño grupo de personas sin
escrúpulos se sirvieran de la ignorancia de muchos, se sirvieran de la nación,
se sirvieran de los haberes públicos. Hoy nuestra Venezuela esta ultrajada y
humillada ante la avaricia, la maldad, el vicio y la corrupción.
Desestimamos
la bendición de Dios con estas tierras y solo vivíamos el momento sin pensar en
el porvenir.
Estas
observaciones no son ni pretenden ser un reproche. Son propicias como
reflexiones en ocasión a los tiempos que vivimos y a los tiempos que se
avecinan. Desde el Movimiento Nacionalista ORDEN comprendemos la importancia y
trascendencia de la lucha espiritual que emprendemos contra la oscuridad que representa
este régimen. Hoy domingo 14 de enero de 2018 a una semana después de la
festividad del Bautismo de Jesús en el río Jordán por San Juan Bautista,
celebramos una fecha muy especial: El día de la Divina Pastora.
La
Divina Pastora llegó en 1736 para
quedarse en Barquisimeto, permaneció intacta al terremoto de 1812 y en 1855 con
una procesión del pueblo de Lara atendió sus suplicas parando la epidemia de
cólera que había cobrado centenares de muertos. Luego de 163 años su pueblo se
congrega en su nombre para pedirle que acompañe a la nación a poner fin a las
prácticas oscuras de la epidemia comunista que ha llevado a Venezuela a la
miseria.
Aprovechemos
la oportunidad para buscar refugio en la fe en Dios, y través de la acción
hermanada de todos los venezolanos liberemos a Venezuela de la tiranía. Pidamos
con fe y obremos con determinación.
¡VENEZUELA
QUIERE ORDEN!