Prensa. Efecto
Cocuyo.
“Mi
nombre es Roselyn Jiménez. Yo soy trasplantada renal, mi mamá donó el riñón.
Tengo 10 años de trasplantada y ahorita estoy haciendo un rechazo“, dice la
joven de 26 años en un video difundido en redes sociasles por la Coalición de
Organizaciones por el Derecho a la Salud y la Vida (Codevida).
La
paciente radicada en Zulia es apenas una de los más de 3.500 trasplantados que
padecen la escasez de inmunosupresores. Pasó 15 días internada en el Hospital
Universitario de Maracaibo y tuvo que regresar a las diálisis para recuperar el
órgano que su madre le donó. Actualmente está estable, pero no sabe por cuánto
tiempo: tiene tratamiento solo para los próximos 10 días.
Roselyn
se cuenta entre los 15 casos de rechazos de órgano que se han presentado en el
país solo durante la primera mitad de marzo. Únicamente en su piso, la joven
contó alrededor de 20 pacientes que también entraron en rechazo.
Según
indicó Francisco Valencia, director de Codevida, se calcula que cada dos días
se produce un caso de rechazo debido a
la escasez de inmunosupresores. “Estamos hablando de que ya hay un rechazo
interdiario. Y la situación va a seguir empeorando si no se toman medidas”,
advirtió Valencia. Mary Hernandez hospitalizada debido a un rechazo de órgano
por falta de medicamentos. Ya son diarios los reportes de daños renales.
@LuisLopezPSUV
Desde
hace cinco meses, Roselyn no retira los medicamentos en el Instituto Venezolano
de los Seguros Sociales (Ivss) y desde hace un mes suspendió su tratamiento por
las fallas que se registran en este organismo adscrito al Ministerio de Salud.
Roselyn
debería tomar Rapamune, Prednisona y Myfortic, una combinación de
inmunosupresores que evitan que su organismo ataque al riñón que le fue
trasplantando, por considerarlo un agente extraño en su cuerpo. Sin embargo,
ante la aguda escasez de medicinas, ha optado por tomar “lo que consiga”.
“Ahorita
conseguí un donativo de Cellcept y Rapamune y me dijeron que me van a donar
Prograf y Sirolimus”, dijo. Todos son medicamentos inmunosupresores, pero deben
ser recetados por el médico en función de las condiciones de cada paciente.
La
Prednisona la consigue por blísters, cada uno ofertado en 200 mil bolívares. El
Myfortic, medicamento que requiere y que es distribuido a través de las
farmacias de alto costo, vale 6 millones de bolívares en las cadenas privadas,
monto con el que no cuenta. “Yo soy abogada y he pensado hasta en vender mi
carro para poder pagar el tratamiento“, expresó.
Después
de ser hospitalizada y sometida nuevamente a las diálisis, Roselyn logró
reactivar su riñón y evitar perder su órgano. Sin embargo, no todos los
pacientes cuentan con la misma suerte y algunos deben volver a las sesiones de
diálisis.
La
angustia de la joven abogada es compartida por muchos otros trasplantados en
Venezuela, quienes no quieren pasar por la experiencia de Jesús Gallardo, quien
el 31 de diciembre de 2017, tomó la última pastilla de Myfortic que le quedaba
en casa. Apenas 11 días después de suspender el tratamiento, su cuerpo empezó a
rechazar el riñón que le trasplantaron dos años atrás. Los esfuerzos por salvar
el órgano fueron infructuosos y ya el daño estaba hecho.
“Le
pido al ministro de Salud (Luis López) para que por favor me ayuden a conseguir
los medicamentos. Somos muchos los pacientes que estamos haciendo rechazo
renal”, pide Roselyn en el video difundido en redes sociales.