Prensa. Efecto Cocuyo.
En Delta Amacuro hay una
epidemia de sarampión en desarrollo. Así lo han denunciado médicos y
organizaciones de la entidad y así lo constatan los registros de salud
extraoficiales, a pesar de la opacidad. Las cifras que maneja la Dirección
Regional de Salud del estado admiten 12 muertes confirmadas por sarampión en
dos municipios: Tucupita y Pedernales. Estos decesos corresponden a niños, en
su mayoría menores de seis años, y se registraron entre diciembre de 2017 y
marzo de 2018, según explicó Reynaldo Márquez, médico radicado en la entidad.
En Delta Amacuro se han
procesado más de 160 casos sospechosos, cuyas muestras fueron enviadas al
Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr). Sin embargo, a la espera
de una confirmación, los casos de sarampión siguen propagándose en el estado. Los
casos no solo se circunscriben a los municipios Pedernales y Tucupita, sino que
también se extienden a los caños del Delta, donde se encuentra las poblaciones
de indígenas warao.
La asociación civil Kapé Kapé
ha denunciado la muerte de varios niños en estas comunidades producto de las
precarias condiciones sanitarias y la deficiente cobertura de vacunación. En
Morochito, uno de los caños, alertó sobre la muerte de seis infantes.
Según la diputada a la Asamblea
Nacional, Larissa González, las víctimas del sarampión en la entidad deltana
ascienden a 44 fallecidos. Sin embargo, no hay registros oficiales sobre los
decesos producto de las complicaciones derivadas de la infección viral.
A mediados de marzo Martín
Márquez, autoridad única de salud del estado Delta Amacuro, anunció una jornada
de vacunación masiva en el municipio Antonio Díaz, precisamente donde están los
caños y donde se encuentran las poblaciones warao. Sin embargo, hasta la fecha,
la promesa no se ha materializado.
El sarampión avanza rápido y
seguro
“La cobertura de vacuna en el
país y en el estado están muy por debajo de los niveles que recomienda la
Organización Panamericana de la Salud (OPS)“, apuntó Márquez. El organismo
sugiere una proporción de 95%.
No obstante, el galeno detalló
que vacunar a estas poblaciones es complicado, especialmente porque se
dificulta mantener la cadena de refrigeración para preservar los insumos
biológicos en medio de territorios remotos y de difícil acceso.
Evitar que la infección se
propague en la zona también es una tarea ardua, pues estas poblaciones
indígenas están en constante movimiento, lo que facilita la diseminación de la
epidemia. “La migración es uno de los mayores problemas que hemos tenido porque
los warao son nómadas”, agregó el galeno.
A esto se suman las
complicaciones que se podrían derivar del sarampión, como la neumonía y la
bronconeumonía, enfermedades que suelen aparecer en pacientes como los niños
warao, en estado de desnutrición y con las defensas deprimidas por no contar
con una alimentación adecuada.
El pasado 8 de noviembre la
representación de la OPS en Venezuela anunció su apoyo en la implementación de
un plan de respuesta rápida en conjunto con el Ministerio de Salud para frenar
el brote de la enfermedad. Los estados priorizados eran Bolívar, epicentro y
principal foco, Anzoátegui, Delta Amacuro, Monagas y Sucre.
Sin embargo, la Red Defendamos
la Epidemiología lamenta que la planificación de las actividades de
investigación y vacunación no se ejecutaran ni oportuna ni eficientemente en la
entidad deltana. La Red advirtió que la epidemia
de sarampión se ha diseminado ampliamente en tres municipios del estado, con
una alta carga de mortalidad y morbilidad, y urgió al Estado a tomar acciones
inmediatas.
“Existe inquietud por la
escasez de información sobre la epidemia y de vacunas disponibles en este
momento. Los errores, las omisiones y los retardos cometidos deben ser
analizados, para evitar su repetición y aprender de las dolorosas lecciones que
nos dejan las muertes de personas que pudieron evitarse si hubieran sido
protegidas oportunamente mediante vacunas”, se pronunció la Red mediante un
comunicado publicado el 2 de abril.