Cuando los
detentadores del poder político terminan con la libertad de prensa, han cerrado
el círculo de opresión, ya no queda vigente ninguno de los elementos esenciales
de la democracia.
Prensa. Interamerican
Institute for Democracy
No
hay libertad de prensa a medias. La libertad de prensa es la última trinchera
de defensa de la libertad y la democracia. En el modelo de las dictaduras de
delincuencia organizada, el control y manipulación de la prensa es instrumento
central para el sostenimiento del régimen como sucede hoy en Cuba, Venezuela,
Bolivia y Nicaragua.
La
libertad de prensa es un derecho. El fundamento de la libertad de prensa como
derecho está en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos
que establece: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de
expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus
opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La
UNESCO considera la libertad de prensa como “un elemento central del derecho
más amplio a la libertad de expresión”. Existe libertad de prensa cuando “los
ciudadanos pueden ejercer el derecho para la edición de medios de comunicación,
cuyos contenidos no estén controlados ni censurados por los poderes del
Estado”. La libertad de prensa es el derecho de investigar e informar sin
ningún tipo de coacciones o amenazas como la censura previa, el acoso, el
hostigamiento o cualquier acción destinada a modificar o anular la voluntad.
La
libertad de prensa está garantizada por el “respeto a los derechos humanos y
las libertades fundamentales”, por la vigencia del “estado de derecho”, por la
“ división e independencia de los poderes públicos”, que junto con “la celebración
de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y
secreto como expresión de la soberanía del pueblo” y el “régimen plural de
partidos y organizaciones políticas”, son los elementos esenciales de la
democracia. La libertad de prensa es inherente a la democracia, necesita de las
condiciones de democracia para existir y al mismo tiempo las garantiza.
El
siglo XXI en las Américas ha demostrado que el modelo de la alianza entre
Castro y Chávez impuso su metodología de violación de los derechos humanos y
libertades fundamentales, tomó control de todos los poderes del Estado, hizo
desaparecer el estado de derecho suplantando las constituciones políticas,
impuso “leyes infames” violatorias de los derechos humanos, institucionalizó el
fraude electoral, persiguió, encarceló y exilió a los opositores destrozando el
sistema plural de partidos y organizaciones políticas. Cuando los ahora
dictadores de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, en el modelo de Cuba, controlaron
todos los poderes y suplantaron el estado de derecho, atacaron y terminaron con
la prensa libre.
Cuba
con los Castro, Venezuela con Chávez y Maduro, Bolivia con Evo Morales,
Nicaragua con Daniel Ortega y Ecuador con Rafael Correa, sustituyeron la
libertad de prensa por un sistema de control de información, con censura
previa, auto censura, represión económica y judicial. Se apropiaron –mediante
transferencias bajo presión, confiscaciones, intervenciones y violencia– de
medios de comunicación privados para ponerlos a su servicio; han sostenido y
creado medios estatales; fundado y financiado medios regionales; manejan la
propaganda oficial como mecanismo de extorsión; utilizan presiones impositivas
y represalias; extorsionan a empresas respecto a la asignación de su propaganda;
inician y sostienen campañas de “asesinato de reputación” contra periodistas y
dueños de medios.
Atentados,
agresiones, desapariciones y asesinatos han sido presentados como delitos
comunes, cuando existen denuncias y fundadas sospechas de que se trata de
crímenes específicos para acallar la libertad de prensa. Numerosos periodistas
y empresarios de medios están en el exilio, muchos más están desempleados,
acosados y enjuiciados. Otros, sometidos al oprobio por necesidad y/o miedo.
En
ausencia de democracia y vigencia de dictaduras de delincuencia organizada en
Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, no se puede seguir tratando el tema de la
libertad de prensa en términos relativos. La realidad objetiva no permite
sostener que hay un poco de libertad o que queda algo. Los hechos demuestran
que no hay libertad de prensa porque simplemente no existen condiciones de
democracia.