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Hispánico.
El
inmigrante mexicano Óscar Santaella llegó a Houston, Texas, en enero de 1998
con sólo 18 dólares en el bolsillo. Venía acompañado de su esposa y su hija de
3 años. Hoy el chef Santaella luego de años de lucha y esfuerzo, es el dueño de
la cadena de tres camiones Churrasco Food Truck que ruedan por la calles de una
ciudad repleta de food-trucks.
Santaella
escogió servir comida típica de Brasil con las recetas que aprendió de su
abuela materna brasileña quien también emigró desde su país hacia México hace
más de medio siglo. Sin embargo, revela Santaella, para alcanzar el éxito del
que ahora goza como pequeño empresario gastronómico tuvo que enfrentar muchas
retos que venció poco a poco.
“Primero,
por supuesto, la barrera del idioma y me puse a estudiar inglés, luego
gastronomía, cómo abrir un negocio, cómo sacar permisos para vender comida,
todo fue como una cadena que empezó hace muchos años. Porque yo no sabía nada”,
detalla Santaella entre risas.
Al
principio pensó en vender tacos o comida mexicana, como muchos otros camiones
en Houston, pero detalla que de la cultura estadounidense aprendió el refrán
‘think outside the box’ (abre tu mente) y concluyó que taquerías móviles ya
había muchas en la urbe.
“Junto
a mi esposa estuvimos piense y piense, durante meses, qué vender, hasta que le
dimos al clavo con lo de la comida brasileña asada al carbón en los mismos
camiones. No nos ha ido mal”, rememora Santaella con una gran sonrisa. Pero detalla que para alcanzar el triunfo
tuvo que “endurecer la piel” pues al principio fue muy complicado lanzarse como
empresario luego de 15 años de trabajar para otras personas.
“Los
primeros siete meses no gané nada, ni un dólar, todo era para pagar las deudas
y tener a flote a la familia. Trabajaba hasta 12 o 14 horas diarias y no sacaba
nada… Mi hijo me preguntaba cómo me había ido y, por no hacerlo sentir mal, le
decía que había vendido mucho, cuando en realidad no había vendido ni un
sándwich. Pero al verlo sonreír y decirme que estaba orgulloso de mí me hacía
salir al otro día con muchas ganas otra vez. Cuando gané mi primer dólar, hasta
brincaba de gusto”, cuenta Santaella quien es originario del industrial puerto
de Poza Rica en el estado de Veracruz en el este de México junto al mar del
Golfo de México.
Para
Santaella, amante de los refranes populares, la única fórmula del éxito se
reduce a una viaje frase de su país: Al ojo del amo engorda el caballo. “Yo
dejé caer mi negocio un tiempo, por descuidado, pero aprendí mi lección y ahora
sé que no hay recetas de magia, todo es trabajo muy duro. Si tengo que trabajar
los 7 días de la semana, lo hago; si tengo que ir de un camión al otro
cocinando todo el día, lo hago. Si mis hijos me tienen que ayudar, los pongo a
que me ayuden. No hay más”, finaliza Santaella.
Santaella
ya planifica expandir su negocio y se ha puesto como meta que en cada ciudad de
Estados Unidos ruede un camión de su Churrasco Food Truck y por eso se ha
abierto a vender franquicias y, al mismo tiempo, echarle la mano a otros
inmigrantes.