La visibilidad
que le dio la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
a la emergencia humanitaria compleja en el país alienta las acciones de
exigibilidad y justiciabilidad ante los organismos internacionales.
Prensa. Proiuris.
Alto
y claro sobre Venezuela. Así habló la Alta Comisionada para los Derechos de las
Naciones Unidas, Michelle Bachelet, en su primer discurso oficial, luego de
haber sido designada como la más alta autoridad en materia de derechos humanos
de la ONU.
En
la 39° sesión del Consejo de Derechos Humanos, celebrada este lunes 10 de
septiembre en Ginebra, Bachelet nombró a los países donde la vigencia de los
derechos humanos no está garantizada; el primero de ellos fue Venezuela.
Y
comenzó por referirse a la migración forzada de venezolanos que, alertó, no
tiene precedentes en las Américas: “Al comenzar esta sesión del Consejo, el
número cada vez mayor de personas que huyen de Venezuela y Nicaragua
(destacados del documento leído por Bachelet) demuestra una vez más la
necesidad de defender constantemente los derechos humanos. Sí, es urgente
ayudar a los Estados receptores a resolver los muchos desafíos que plantean
dichos movimientos. Pero también es fundamental abordar las razones por las
cuales las personas se van”.
Minutos
antes Bachelet, había advertido que asume el cargo de Alta Comisionada con
“apego fundamental al coraje, la dignidad y el altruismo de todos los
defensores y activistas por los derechos humanos”. En ese sentido, no demoró en
formular un llamado a la acción urgente: “En ambos países (Venezuela y
Nicaragua), la Oficina insta al Consejo de Derechos Humanos a que tome todas
las medidas disponibles para abordar las graves violaciones de los derechos
humanos que se han documentado en informes recientes”.
El
nombramiento de Bachelet en tan alto cargo había creado muchas expectativas y
hubo quienes se apresuraron a reeditar fotos de la ex presidenta de Chile y ex
directora de ONU Mujeres al lado de Fidel Castro, Raúl Castro, Hugo Chávez,
Daniel Ortega, Lula Da Silva y Cristina Fernández.
Por
lo pronto, de Bachelet se tiene la reivindicación del “valor” de su predecesor
en el cargo Zeid Raad Al Hussein, quien también habló alto y claro sobre
Venezuela. Tan alto y tan claro que el último informe de la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas sobre Venezuela (22 de junio de 2018) se titula “Violaciones de los derechos
humanos en la República Bolivariana de Venezuela: una espiral descendente que
no parece tener fin”.
En
dicho informe, el Alto Comisionado denuncia sin rodeos los perjuicios de la
impunidad: “…las autoridades venezolanas no han responsabilizado a los autores
de graves violaciones de los derechos humanos, entre las que se incluyen
homicidios, el uso excesivo de la fuerza en contra de manifestantes,
detenciones arbitrarias, malos tratos y tortura”. Además, el documento describe
la gravedad de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela, particularmente
en cuanto a los derechos a la alimentación y a la salud.
Es
especialmente trascendente que Venezuela ocupe un lugar prioritario en la
agenda de Bachelet; que la Alta Comisionada denuncie ante el mundo que 7% de la
población venezolana ha huido del país “debido en gran parte a la falta de
alimentos o de acceso a medicinas críticas y atención médica, inseguridad y
persecución política”.
En
un país donde los contrapesos institucionales fueron aniquilados por la
cooptación de todos los órganos del poder público, constituye un aliento para
las acciones de exigibilidad y justiciabilidad en materia de derechos humanos
que la Alta Comisionada precise que después de junio, “la Oficina (ahora a su
cargo)ha seguido recibiendo información sobre violaciones de derechos sociales
y económicos, como casos de muertes relacionadas con la malnutrición o
enfermedades prevenibles, así como sobre violaciones de los derechos civiles y
políticos, incluidas las detenciones arbitrarias, los malos tratos y las
restricciones a la libertad de expresión”.
En
caso de que los más pesimistas volvieran a apresurarse a especular sobre la
reunión entre Bachelet y el canciller venezolano Jorge Arreaza, que también
tuvo lugar en Ginebra este 10 de septiembre, en el discurso de la Alta
Comisionada hay algunas pistas: “Siempre escucharé las preocupaciones de los
gobiernos (…) pero, sobre todo, defenderé los derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales que son los derechos inherentes de todas las
personas. Me esforzaré por ser su voz y su fuerte defensor, con total
objetividad, sin temor ni favor, e instar a todos los Estados a proteger y
promover todos los derechos humanos, sin distinción”.
Edgar López
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