Prensa.
Fedecamaras Radio.
Culmina un nuevo año. Un año que para muchos
representó el cierre de sus empresas producto de años de trabajo, de esfuerzo;
y para otras la necesidad de emigrar buscando nuevas oportunidades que en la
actualidad el país ya no les ofrece.
2018, sin duda alguna, es el resultado devastador de
un modelo político que tiene como objetivo la destrucción de las libertades
económicas, de la empresa privada y la libre iniciativa.
Las políticas económicas emprendidas por el Gobierno
nacional han provocado que el 2018, cierre como el peor año de la historia de
todos los sectores productivos del país.
El Producto Interno Bruto cae de nuevo en más del
15%, acumulando una caída en los últimos 4 años de más del 56%.
La economía se ha reducido a la mitad.
Más del 50% del parque industrial venezolano que
continúa operando, trabaja a menos del 20% de su capacidad operativa.
El agro solo logra abastecer el 25% del consumo
nacional de alimentos.
Tan solo este año han cerrado cerca de 40% de los
comercios en Venezuela.
El sector construcción se encuentra paralizado en
95%.
Aumenta la lista de multinacionales que abandonan
nuestro país.
Venezuela sufre las consecuencias de su destrucción
económica y el debilitamiento de sus instituciones democráticas.
Ya los índices macroeconómicos dejaron de ser
números lejanos para una población que siempre se mostró indiferente a los
temas económicos del país, para convertirse en los protagonistas de nuestros
hogares.
El país hoy sufre los embates: de la destrucción de
la producción nacional, de una hiperinflación que se origina por el pésimo
manejo monetario, cambiario y fiscal del gobierno, y que pasa a la historia
como la “peor” de Latinoamérica y una de las peores del mundo. En un año
acumula casi el millón por ciento de inflación. El salario se pulveriza día a
día junto con el patrimonio de las empresas y de los ciudadanos. Se destruye el
valor de nuestra moneda y la pérdida de su valor adquisitivo, se incrementan
altos índices de escasez de alimentos, de medicinas, junto al colapso de los
servicios públicos.
Venezuela sufre un acelerado empobrecimiento de su
población. Una población que en su gran mayoría perdió la esperanza de soñar
con construir un futuro mejor, acá en Venezuela, y que ahora busca sobrevivir,
bajo cualquier circunstancia, en otros países. Organismos internacionales
estiman que la migración ya supera los 3 millones de venezolanos y crece cada
día más.
Pese a esta dramática realidad, el Estado se muestra
indolente y decide profundizar el mismo modelo político, económico y social que
solo ha generado los más altos niveles de corrupción, hambre, pobreza,
destrucción, anarquía, desidia y violencia.
Sin embargo, fieles a nuestros principios, el
empresariado venezolano y sus gremios organizados, mantenemos la decisión de
seguir trabajando con empeño en construir una Venezuela productiva y moderna.
Continuamos abiertos al diálogo franco con todos los
actores de la sociedad, como único camino para alcanzar una visión compartida
de país.
Urge retomar la senda democrática e institucional
del Estado, en la que se garantice la separación de poderes y el apego
irrestricto a la Constitución y al ordenamiento jurídico vigente.
Debemos “juntos” rescatar a Venezuela. Construirla
de nuevo bajo verdaderos pilares democráticos, donde se garanticen las
libertades económicas y sociales, en un marco de seguridad jurídica que
promueva la inversión y el emprendimiento.
Nuestra nación debe convertirse en un país moderno,
de empresas, de ciudadanos emprendedores, trabajadores formados y bien
capacitados con salarios dignos que les permitan tener una calidad de vida
adecuada, con capacidad para construir su propio futuro, un país de
oportunidades para todos.
Invitamos a toda la sociedad democrática venezolana
a seguir trabajando, sin tregua, sin descanso, sumando voluntades.
Seguiremos haciendo nuestro mayor esfuerzo hasta
lograr un país que ofrezca progreso y bienestar para todos, un país capaz de
recibir con los brazos abiertos a todos sus hijos que se han visto obligados a
emigrar.
Debemos aprender de las experiencias, ojalá el
populismo sea execrado de la formación política de nuestro país. Es esencial
rescatar la importancia del trabajo productivo, los valores éticos y morales,
promover la unión, la inclusión, los consensos. Rechazar, de una vez por todas,
acciones y discursos autoritarios que solo generan falsas expectativas, odio y
división entre los venezolanos.
En Fedecámaras nos mantenemos comprometidos con
robustecer el emprendimiento, la innovación, construir un país de propietarios,
en democracia, con plenas libertades económicas, donde se respete la propiedad
privada.
Estamos seguros de que este es el camino que debemos
transitar para alcanzar una Venezuela con una economía productiva, capaz de
superar la pobreza y las desigualdades.
Aunque es difícil predicar la esperanza y a pesar de
las dificultades, no dejemos de reencontrarnos y compartir en familia estas
Navidades. Debemos comprometernos en alcanzar un próspero año 2019 gracias al
esfuerzo de cada uno de nosotros.