Prensa.
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Pulau
Sekunyit (Indonesia), el pueblo de Bejobaka en Madagascar y Mount Sterling, en
Carolina del Norte, todos lugares hermosos y remotos. Para su electricidad
también dependen de las baterías de aire y zinc, consideradas la próxima
generación en la tecnología energética.
Las
células de combustible de zinc y aire, elaboradas por los científicos de la
empresa tecnológica NantEnergy, con sede en Arizona, hacen una realidad el
acceso permanente a la energía continua y renovable para miles de personas en
lugares alejados de las redes eléctricas centrales. También ofrecen una fuente
de energía sin carbono si la energía se agota cuando el sol se ha puesto o
cuando el viento deja de soplar.
Sean
Petersen, de la Corporación Financiera Internacional, califica la batería de
zinc y aire “como algo que va a cambiar las condiciones para la electricidad
asequible y para reducir el uso del hidrocarbono en los países con mercados
emergentes”.
Las
baterías de zinc y aire utilizan moléculas del oxígeno en el aire para
convertir la energía eléctrica en energía química y volver a convertir esta en
energía eléctrica, haciéndolas recargables. Una unidad de baterías de zinc y
aire se conectan a la corriente, como una formación de paneles solares, y puede
capturar la energía para uso futuro, algo que las energías renovables
dependientes del clima no pueden hacer por sí mismas.
La
batería de zinc y aire también tiene potencial para un mayor desempeño por
menos esfuerzo. Un estudio de seis años sobre las microredes en Indonesia
demostró que las baterías de zinc y aire pudieron abastecer de electricidad
constante por el equivalente a 100 dólares por kilovatio-hora, el punto en el
precio que los economistas dicen que puede impulsar a las redes energéticas a
adoptar un sistema completamente libre del carbono.
“Es
destacable porque esto elimina la necesidad del plomo, del litio y del cobalto,
que son materiales escasos y peligrosos”, dijo el director ejecutivo de
NantEnergy Chuck Ensign, en referencia a los componentes claves de las baterías
a base de litio e iones y con ácido de plomo.
En
comparación, el zinc es un recurso relativamente abundante y el uso del aire
como cátodo ayuda a reducir los costos de producción y mantenimiento. Estos
factores hacen que las microredes de NantEnergy sean una posible opción para
poblaciones que enfrentan otra década de espera antes de tener conexión a su
red nacional de electricidad.
En
los seis años pasados se han distribuido 120.000 baterías en ocho países de
África, Asia y las Américas, dando electricidad a más de 100 poblaciones y
1.000 torres de telecomunicación. Además de Madagascar, Indonesia y Estados
Unidos, NantEnergy opera en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, México
y Costa Rica. La cantidad de electricidad generada por renovables, gracias a
las baterías de zinc y aire, ha librado casi 50.000 toneladas métricas de
dióxido de carbono.
“Al
aprovechar la biología, la química, el aire y el sol, estamos diseñando las
fuentes energéticas del futuro”, dijo Patrick Soon‐Shiong, presidente de
NantEnergy.