Prensa.
Amazonia Sur.
El presidente de México, Andrés Manuel López
Obrador, admitió este martes que su Gobierno está bloqueando el “libre paso” de
las caravanas de centroamericanos en el sur del país y lo justificó por motivos
de “seguridad” para los migrantes.
“No queremos que tengan libre paso, no solo
por cuestiones legales sino por cuestiones de seguridad. Desgraciadamente, en
el norte hemos tenido problemas de asesinatos de migrantes en otros tiempos”,
aseveró el mandatario en su conferencia de prensa matutina en el Palacio
Nacional.
Por eso, añadió: “La violencia mayor es en
los estados del norte y preferimos atender a la población migrante en el sur y
el sureste”. López Obrador aseveró que su Gobierno está combatiendo así el
“tráfico” de migrantes llevado a cabo por los llamados coyotes, quienes “cobran
por trasladar a los migrantes en la frontera norte”.
Medios locales informaron que el Instituto
Nacional de Migración (Inami) de México detuvo el lunes a unos 300 migrantes
que se dirigían hacia el norte del país para alcanzar Estados Unidos.
Así, el Gobierno mexicano mantiene su
política de contención para que las caravanas de migrantes, en su mayoría
centroamericanos, se mantengan en el suroriental estado de Chiapas, fronterizo
con Guatemala y uno de los más empobrecidos.
“Queremos que se cuiden los migrantes primero
y que se den opciones para que trabajen en el sur del país“, sostuvo López
Obrador, quien lamentó que deban abandonar sus países por “la falta de
oportunidades y la violencia”.
Por eso reiteró su pedido al Gobierno de
Estados Unidos para que “con urgencia apoye a los países hermanos de
Centroamérica” con un plan de desarrollo de oportunidades para la región.
“Lo más urgente es que se apoye con
financiamiento a Honduras, El Salvador y Guatemala”, reivindicó.
Cuando López Obrador asumió la Presidencia el
pasado 1 de diciembre, el Gobierno mexicano impulsó un plan de entrega de visas
por razones humanitarias para los migrantes centroamericanos que cruzan el país
con destino a Estados Unidos.
Sin embargo, este plan expiró en enero y,
desde entonces, las autoridades mexicanas intentan contener a miles de personas
en la frontera sur y realizan deportaciones de migrantes que no regularizaron
su situación en el país.
Y esto en un contexto de tensión diplomática
entre México y Estados Unidos, ya que el mandatario estadounidense, Donald
Trump, está presionando para que el Gobierno mexicano no permita que las
caravanas sigan su recorrido.