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Cuando
se interrumpe por cualquier razón se elevan los valores de presión arterial con
el consecuente riesgo de infarto al miocardio, síndrome coronario agudo o
accidente cerebrovascular.
La
hipertensión arterial es la principal causa de enfermedades cardiovasculares en
el mundo debido a la falta de control y el escaso cumplimiento del tratamiento
terapéutico, el cual es esencial para reducir el riesgo de un infarto al
miocardio, síndrome coronario agudo o accidente cerebrovascular, que son las
consecuencias más graves.
De
allí la importancia de no abandonar la medicación y adquirir hábitos de vida
saludables como una dieta adecuada, ejercicio regular, mantener el peso y no
fumar, para tener controlada esta afección que es más frecuente en pacientes
con niveles elevados de colesterol y triglicéridos, obesidad, diabetes,
consumidores de alcohol y aquellos que tienen una ingesta alta de grasas.
La
doctora Virginia Salazar, vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Medicina
Interna (SVMI), explicó que cuando se interrumpe el tratamiento por cualquier
razón, se eleva la presión que ejerce la sangre contra la pared de las
arterias, y por ende, la posibilidad de desarrollar problemas del corazón.
“Los
medicamentos tiene una vida media y la idea es controlar las cifras de la
presión arterial durante las 24 horas del día. Si se detiene su administración
se pierden los valores normales y debemos garantizar que eso no ocurra para
prevenir la aparición de esas complicaciones”, indicó.
Se
considera que una persona es hipertensa cuando los valores de presión sistólica
(alta) están por encima de 130 a 135 milímetros de mercurio (mm Hg), y la
diastólica (baja) por arriba de 80 u 85 mm Hg, en cualquier momento del día. La
única manera de detectarla es tomándose la tensión.
Salazar
recomendó no esperar nunca sentirse mal para medirse la presión arterial, ya
que la hipertensión no produce síntomas significativos y puede pasar
desapercibida. “Eso es algo que uno ve muy frecuentemente en la consulta cuando
detecta tensión alta. Lo que dicen los pacientes es que no se sentían mal y por
eso no se la tomaban”.
Alternativas
terapéuticas
La
especialista informó que existen diferentes tipos de fármacos para el
tratamiento y control de la hipertensión arterial, los cuales se diferencian
por su mecanismo de acción y se pueden usar solos o combinados dependiendo de
las características de cada paciente.
Entre
ellos, mencionó los llamados ARA II o bloqueantes de los receptores de la
angiostensina (hormona que produce vasoconstricción y posterior aumento de la
presión arterial), que según las últimas revisiones médicas son medicamentos de
primera línea que pueden combinarse fácilmente sin que exista interacción con
otros fármacos.
También
existen los bloqueantes de calcio, los diuréticos y betabloqueantes en general,
pero “se ha visto que los antagonistas de los receptores de la angiotensina son
bastante efectivos porque tiene una vida media más prolongada y se pueden
indicar una o dos veces al día en muchos casos, y a veces solos”, explicó.
Aclaró
que el tratamiento farmacológico no debe cambiarse sin consentimiento médico,
ni sustituirse por sustancias naturales como el ajo que no garantizan un
descenso de la presión arterial. “Probablemente baje la tensión, pero es
momentáneo y no es la idea, porque en cualquier momento pudiera haber
consecuencias si ésta no se controla”.
De
igual forma, comentó que debido a la crisis del país muchos pacientes han
dejado el tratamiento porque no consiguen los medicamentos o no pueden
comprarlos, y esto ha incrementado los casos de tensión elevada y crisis
hipertensivas que llegan actualmente a los hospitales.
“Es
una situación bien difícil porque muchos de ellos empiezan a cambiar la medicación
por sugerencia de amigos o conocidos, o nos llaman para preguntarnos qué pueden
hacer y los médicos tenemos dificultades con esas indicaciones, ya que lo ideal
es que usen el mismo medicamento de manera continua”, expresó.
Lo
que están haciendo los médicos en esos casos es tratar de cambiarlos por uno
similar al que estaba recibiendo el paciente de manera regular, para garantizar
el control de la presión arterial. “A veces nos vemos en la necesidad de usar
quizás no los mejores medicamentos sino el que se consigue, y cuando se puede
se hace la indicación correcta”, señaló.
La
vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna agregó que el
estrés y la ansiedad también pueden elevar las cifras y ser factores que
complican o dificultan el control de la enfermedad, por lo que es igualmente
necesario trabajar la parte emocional.