Prensa.
Infobae.
Puede llamarlo una reacción
exagerada ante algunos titulares poco favorables sobre la soja, o atribuirlo a
la preocupación por el impacto ambiental de la carne. De cualquier manera, es
difícil ignorar la nueva fuente de proteína favorita de la industria alimentaria:
los guisantes o arvejas.
Este mes, el productor de
sustitutos de la carne Beyond Meat hizo historia cuando sus acciones casi se
triplicaron en valor en su primer día en la bolsa. Las hamburguesas y
salchichas veganas de la compañía lideran la revolución de la carne falsa, con
el guisante como ingrediente estrella. La proteína de la legumbre ha aumentado
en popularidad, especialmente entre los fabricantes de sustitutos de carne,
lácteos y mariscos.
A los productos de Beyond
Meat hechos a base de guisantes se unen la nueva hamburguesa Lightlife, que
llega este mes a los supermercados de Estados Unidos. También existe Ripple
Foods, con una línea de sustitutos lácteos a base de guisantes.
Anticipándose al lanzamiento
de nuevos productos, Lightlife compró el equivalente a más de un año del
ingrediente. "Pensamos a largo plazo con la proteína del guisante",
explicó Michael Lenahan, su vicepresidente de marketing. "Hubo
incertidumbre en ese momento sobre cuánta habría disponible".
Es probable que la inquietud
por la oferta sea a corto plazo si la demanda continúa creciendo como se
proyecta. No obstante, Beyond Meat ya busca mezclar su lista de ingredientes.
"La proteína del
guisante es un recurso increíble para nosotros, funciona bien, pero no tiene
nada de especial", aseguró el máximo ejecutivo de la empresa, Ethan Brown.
"Si se piensa en el reino vegetal, hay muchas otras fuentes que podemos
usar: frijol mungo, arroz integral, semillas de mostaza, lentejas. Tendremos un
banco de proteínas mucho más diverso".
El uso de una variedad de
ingredientes, indica, le dará a los productos de la compañía una "mordida
más variada" y una textura más cercana a la carne animal.
Hace no tanto tiempo la soja
gobernaba el reino vegetal, convirtiéndose en la base de muchos de los
productos sin carne más conocidos, como las hamburguesas vegetarianas
Morningstar Farms Grillers, la salchicha Gimme Lean de Lightlife y las tiras
Gardein Chick'n Strips, pero en los últimos años las tendencias alimentarias se
le han vuelto en contra. Si bien la soja es más fácil de comprar que la
proteína del guisante, también es un alérgeno que se suele modificar
genéticamente y ha sido víctima de titulares conflictivos sobre riesgos para la
salud.
Ripple usa guisantes,
argumentan sus fundadores, porque son la proteína vegetal más disponible sin
contar la soja.
"La soja tiene una mala
reputación frente a los consumidores sin una buena razón", aseveró el
cofundador, Adam Lowry. No hay nada que evite que la compañía utilice la soja
para sus productos en otros países que no tienen aversión a la oleaginosa, como
en los de Asia, detalló.
La soja ciertamente tampoco
está desapareciendo en EEUU, ya que la cada vez más demandada, y ahora sin
gluten, Impossible Burger la utiliza. Aun así, las marcas leales a la soja
podrían estar considerando nuevas estrategias.
"Creemos que lo más
importante es la elección, por lo que reconocemos que ciertas personas desean
mantenerse alejadas de ciertas cosas", comentó el presidente ejecutivo de
Kellogg, Steve Cahillane, cuya cartera de marcas incluye Morningstar Farms,
durante una entrevista en enero. "Nuestro trabajo no es tratar de
convencer al consumidor, se equivoca, no hay nada malo con la soja, cómala, esa
no es una estrategia ganadora".
Kellogg no reformulará sus
productos actuales, pero puede crear nuevos para nuevos nichos que surjan,
precisó Cahillane. Sin embargo, la proteína del
guisante podría no estar libre de preocupaciones. El Detox Project, una
organización investigadora que analiza los alimentos en busca del pesticida
glifosato, lo ha analizado durante el último año y los resultados, como los de otros
productos estudiados, no han sido buenos.
"Difícilmente
encontramos una fuente de proteína de guisante limpia en algún lugar",
informó Henry Rowlands, director del proyecto. De hecho, los productos
etiquetados como orgánicos tenían niveles mucho más altos de pesticidas que las
versiones convencionales, detalló.
Fuente:
Bloomberg.