Opinión. Elsy Manzanares
Feliche.
En
una cordial visita, periodistas de la Organización Periodistas y Punto,
entregamos al presidente de la Asamblea Nacional y presidente (e) de Venezuela,
Juan Guaidó Márquez, un comunicado firmado por unos 200 colegas en apoyo a los
más de 180 días de la gestión batalladora, difícil y posiblemente inédita en el
mundo, que se vive en el complicado panorama nacional para recuperar el regreso
de las instituciones y libertades al país.
Confieso
que creí encontrarme con un presidente apuradizo, dispuesto a recibir el
documento y seguir con sus tareas, especialmente un día después de anunciar
-por el presidente Donald Trump- el demoledor bloqueo que cubre la totalidad de
los bienes estatales.
¿Cómo
ve este bloqueo hacia Venezuela anunciado por el presidente Trump?
Con
mesura, un lenguaje pausado y bien articulado, nos dijo que «es parte de la
presión impuesta por los Estados Unidos a la dictadura, ese bloqueo busca
proteger a los venezolanos porque, y esto es importante destacar, el bloqueo no
afectará el ingreso de alimentos, medicinas ni negocios con empresas privadas».
¿Después
de esta acción de Estados Unidos qué pasa con Barbados, hay fecha de
vencimiento?
Se
habló de 6 semanas, faltan dos. Hay que esperar.
En
varias ocasiones el presidente (e) Juan Guaidó se refirió al tiempo, la
importancia del tiempo, lo trascendente, tanto en las negociaciones previstas
en Noruega, como en la mesa que se discute en Barbados.
Desde
estas reflexiones asumí que él está claro que el tiempo es clave en este
proceso, y en lo que para muchos es incómodo, como la larga espera en las decisiones,
pero su seguridad y pausa me hacen creer que maneja la información adecuada,
quizás por ello esa fácil conexión en su comunicación, esa narrativa fluida y
cercana, sin perder la investidura, ni perderse tampoco en esa investidura
presidencial.
La
sensibilidad de Guaidó aflora con facilidad cuando se cruzan sus emociones al
saludar la decisión del presidente Iván Duque en darle la nacionalidad
colombiana a 24 mil niños. Se pregunta ¿Por qué tiene esto que ser así?
«Estamos
frente a un secuestro y ya el mundo entero lo sabe», nos dice al hacer un símil
entre Venezuela y un evento tan dramático como lo pudiera ser un secuestro a un
banco, donde los secuestradores tienen el poder de las armas, el dinero y a un
grupo de personas como rehenes; pero el resto del país, en este caso también en
todo el mundo, conoce perfectamente de qué se trata. Ya no hay nada que se
pueda ocultar.
Esa
conexión de hombre sencillo la manifiesta en su conversación afable y muy
venezolana, la muestra especialmente cuando se refiere a los grandes problemas
que vive Venezuela; sin embargo, está seguro que con voluntad, mucho trabajo y
un presupuesto para ello, la esperanza que tiene de poder resolver tanto lo
económico como lo social se logrará en un tiempo perentorio, pero su preocupación
va más allá, sabe que no será fácil ese residual que quedaría en el país de
guerrillas, grupos terroristas, bandas organizadas, etc.
El
lenguaje es ese elemento primordial que confiere sentido a los seres humanos;
el presidente de la AN Juan Guaidó parece conocer la importancia de su
narrativa, esto lo vemos tanto en sus discursos, como en su acompasada forma de
comunicarse en espacios pequeños, en conversaciones más cercanas y es porque
tiene muy claro que desde su responsabilidad, debe pasar a un lenguaje
generativo, muy especialmente al referirse a la justicia y a la soberanía, está
claro que no se trata de describir situaciones, sino de generar respuestas, de
crear nuevas realidades, de resignificar vocablos abstractos para convertirlos
en verbos de acción y qué mejores ejemplos que la justicia y la soberanía,
términos a los que se refirió para dar acción.
Fueron
quizás solo 30 minutos, pero muy bien aprovechados, escuchando cada una de sus
respuestas, pero observando su interacción entre la palabra, el cuerpo y sus
emociones.
Confieso
que para escribir esta nota, me debatí entre describir una visita y la
interesante conversación, o crear una semblanza del presidente encargado Juan
Guaidó, al final, terminé mezclando ambas aunque me descubrí en la semblanza,
porque vi en él, no solo la esperanza de ese futuro cercano y la voluntad de
crear esa nueva realidad en Venezuela, sino el empeño y la emoción de hacerlo,
pero además la seguridad de saber que él conoce un poco más de lo que todos
sabemos y con esa certeza no solo en la palabra, sino en su lenguaje corporal,
nos dice con fe que sigamos juntos y adelante, porque vamos bien.