Prensa.
Puro Llano-Apure.
“A
pesar de sus carnes, doña Pancha era un jinete extraordinario; y la pistola en
sus manos era prolongación de un ojo. Sin detener el gran caballo piñalero al
galope, tendió el brazo, disparó y arrancó en vilo, del tope de una palmera
seca, un gavilán ‘cari-cari’. Pero, con todo eso, no era más que eso que vivía
allí: una mujer que tenía que defenderse, sola en aquel medio y que para
defenderse tenía que agregar a su valor personal una serie de leyendas acerca
de sus poderes ocultos y sus cordiales relaciones con lo sobrenatural. Por lo
demás, una infeliz mujer, oscura y fea, a quien los rábulas robaban y los
Presidentes de Estado explotaban a gusto”.
Andrés
Eloy Blanco.
La leyenda de Pancha
Vásquez, la mujer que inspiró a Don Rómulo Gallegos para su personaje Doña
Bárbara, sigue estando viva. Al punto que en el estado Apure se menciona una u
otra como si fueran la misma persona. Cuenta la tradición oral,
que Pancha Vásquez era amiga de José Natalio Estrada, del Hato La Trinidad de
Arauca, y se trataban como compadres. Era dueña de los hatos Menoreño y Mata de
Totumo, ubicado éste a unos 25 kilómetros de Elorza.
En Mata de Totumo vivió
entre finales del siglo XIX y parte del XX, y fue donde se tejió la historia.
Luis Alberto Crespo, en su libro "Llano de Hombres" narra un
encuentro con José Natalio Estrada: “Al fondo, al final de una vereda sombreada
por la flor de montaña y los cedros, una cruz decía: “Doña Bárbara, R.I.P”. Era
la tumba de Doña Francisca “Parece que Vásquez Rómulo Gallegos se inspiró en
ella para inventar al famoso personaje en su novela”, nos dice Jose Natalio
Estrada bajo el dividive que veía la muerte de la mujerona, antes de traer su
historia a nosotros.
-Yo estaba muchacho, pero
me acuerdo de ella y de su vida. Era una mujer cuatriboliá. Mi padre la
conoció. Ella le decía “primo”, aunque no existía parentesco alguno entre
ellos. Tenía mucho dinero, mucha tierra y mucho coraje. Suyos eran tres hatos.
Una inmensidad. En uno de ellos llamado “La Ceiba”, que ahora es mío, su padre
enterró varias bolsas de morocotas de oro; por eso sería que antes de morir le
dijo a Doña Bárbara: “No vaya a vender “La Ceiba”, pero ella no supo por qué.
De todas maneras Doña Bárbara habría de morirse tiempo después. Una tarde bajó
del bongo, ahí mismo, frente a la casa, y le pidió a mi papá que le diera
alojamiento; que ella venía muy enferma. A los días murió y mi padre la enterró
en este sitio. Doña Bárbara era una mujer trigueña, de baja estatura y poseía
poderes misteriosos. Cargaba siempre un medallón en el pecho con dos palmeras
cruzadas. Cierta vez le vendió un ganado a un señor, un tal Altuve, pero éste
no le pagó; se fue con el ganado rumbo a la selva de San Camilo, por donde
llaman El Frío. Doña Bárbara lo supo y le dijo a uno de sus amigos, mientras
rozaba con el filo de sus dientes el borde del medallón: "ese señor no va
a disfrutar del ganado, ya verá". A esa hora el hombre conducía sus reses
pro uno de los tupidos desfiladeros de la selva. Como ya su yegua no avanzaba
le dió un manotazo en el anca. La bestia lo pateó y el hombre cayó muerto al
fondo de una zanja profunda. El ganado no pudo ser recuperado...”
En un trabajo realizado
por John Englekirk (1947), denominado "DOÑA BÁRBARA LEYENDA DEL
LLANO", se dice: " En las primeras décadas de este siglo en vastas
extensiones de tierra al margen del Arauca, entre el Oeste y Sur Oeste de San
Fernando, vivía una mujer de nombre Francisca Vásquez, que se hizo famosa como
la hombruna o marimacho del Hato Mata de Totumo. Debió ser experta en las artes
de llano y capaz de competir con cualquier hombre. Al momento en que gallegos
visitó el llano, en 1927, Doña Pancha había llegado a ser una leyenda, todavía
estaba viva. Las informaciones ubican su muerte al final de los años veinte.
Gallegos no llegó a conocerla, ni visitó su hato. Antonio Torrealba (el
informante de Gallegos sobre la vida del llano a través de sus cuadernos,
denominados posteriormente "El diario de un llanero"), sin embargo,
la había visto muchas veces"..."Todos tienden a aceptar, que doña
Pancha, nunca se casó. Antonio señala sin embargo, que tuvo dos hijos. Una hija
que todavía vive en sus tierras, que hace tiempo pasaron a ser propiedad de los
Hernández Vásquez, y un hijo que fue muerto por un toro bravo".
La leyenda de Pancha
Vásquez dice que era una mujer muy rica, sagaz y hechicera, que había hecho
pacto con el diablo. Dicen que dejó enterrado mucho oro en botijas que nadie ha
encontrado. La tradición oral cuenta que cuando salió de su hato hacia La
Trinidad de Arauca, llevaba 3 mulas cargadas de morocotas, e iba acompañada de
dos peones, sin embargo, al llegar al hato, venía completamente sola…. Así
mismo, dicen que padeciendo una afección pulmonar, llegó a la Trinidad de
Arauca para tomar el vapor Anauco, e ir a tratarse, pero no dió tiempo y murió
en Agosto, en pleno invierno. Al momento de enterrarla, los habitantes del hato
se negaron a que reposara en el campo santo, precisamente por la fama de
hechicera que tenía, por lo que fue enterrada en un lugar intermedio entre la
fundación y el cementerio.
Algunos la describen como
“”un notable espécimen de belleza criolla: alta, morena, de ojos zarcos y fuete
contextura. Tenía voz dominante pero bien timbrada. Luego de su viudez, se
enfrentó a las labores de su Hato Mata de Totumo, en la que le ayudaba su
característica de medium que le ganó una aureola de temor supersticioso entre
quienes la rodeaban.” Apure en Cuerpo y Alma.
En un artículo publicado
en la web del Ministerio de Cultura, y con base a testimonios de gente del
sector, se la describía como” una india colombiana, chiquita y gorda, de
carácter gobernativo, nacida por los lados de Arauca. Debió haber llegado al
Alto Apure a finales del siglo XIX”. Se decía igualmente que tenía una inmensa
fortuna y que poseía un bernegal (barril con capacidad de 160 litros), lleno de
oro, del cual retiraba con una totuma, lo que necesitaba para pagar sus gastos
y deudas.
” Hoy la tumba se
encuentra en abandono y vacía, presuntamente por profanadores en búsqueda del
dinero de la mujerona, quedando tan solo la fosa, dos bancos de concreto a los
lados y tres estatuillas (Virgen de la Coromoto, y dos ángeles), una de las
cuales, es referida a Adilia Castillo cuando personificó a Doña Bárbara. La
tumba está rodeada por una cerca.
Bajo la figura de la
Virgen, en un semicírculo de hierro, se sostiene el letrero “In memorian Doña
Bárbara”. Recostada de la base está una pequeña lámina metálica con la
inscripción “Francisca Vásquez de Carrillo. Descanse en paz. Amen”. Más abajo,
una placa señala: “El profesor Silvio Estrada ofrenda a Doña Bárbara y a la
Virgen de su devoción este recuerdo”.
“La referencia dedicada a
Pancha Vásquez, escrita en la placa ubicada debajo del angelito, le confiere un
toque de intimidad y misterio a aquel terreno con monte, asolado por el verano
y cercano a la casa del hato:
“Del río nacida y por el
río ignorada crisálida plegó sus alas y cerró sus ojos antes de que el sol la
ayudara a nacer”
” Dentro de las
instalaciones del Hato, hay “otro monumento destartalado”. Tres aros metálicos
forman un triángulo sobre una pared o base de concreto. En la pared se lee aún
el nombre “Doña Bárbara”.
Lo ha contado ni más ni
menos que Andrés Eloy Blanco, quien, al graduarse de abogado en 1920, tuvo entre
sus primeros clientes a la hacendada llanera Francisca Vásquez, “una mujer”,
según anotó el poeta cumanés, “que tenía que defenderse, sola en aquel medio y
que para defenderse tenía que agregar a su valor personal una serie de leyendas
acerca de sus poderes ocultos y sus cordiales relaciones con lo sobrenatural.
Por lo demás, una infeliz mujer, oscura y fea, a quien los rábulas robaban y
los Presidentes de Estado explotaban a gusto”.
Inerme ante los ladrones
de ganado y los invasores que en la noche de Venezuela siempre han corrido las
cercas de las fincas, doña Pancha hizo circular la fama de que tenía poderes
ocultos y comercios con fuerzas sobrenaturales, a ver si con eso intimidaba a
sus contrarios.
En el Tomo II de las Obras
Completas de Andrés Eloy Blanco, Ediciones del Congreso dela República
(Caracas, 1973), leemos: «Cazadora o devoradora, como el tremedal, como la
brujería, como la tragedia, como las hondas leyendas que en torno al sitio y a
su dueña tejieron las gentes y acendraron los miedos. Ya desde San Fernando me
decían que era cosa valiente el dormir una noche en la casa del hato, a dos
pasos de la alcoba en que dormía Doña Pancha. Y que era cosa de pavor el salir,
al caer la media noche al gran corral de ‘palo a pique’ que se extiende al frente
de la casa; porque allí está enterrado el toro negro de Mata de Totumo, que
doña Pancha sepultara allí una noche de conjuros y rezos y exorcismos, para que
fuera su fantasma el guardián de las puertas, el astado sereno de los sueños».
Como no podía hacerle
frente al pillerío con fuerzas de este mundo, doña Pancha enterró un toro en su
propiedad (o regó la especie, que para el caso es lo mismo) y se creó una
reputación de invencible. Fue eso lo que vio en ella Rómulo Gallegos cuando la
usó de referencia germinal para Doña Bárbara.
“Pancha Vázquez de Carrillo” nació en 1878 y murió a los 53 años en 1931,
fue la inspiración de Rómulo Gallegos para escribir la novela “Doña Bárbara” y gracias al apureño José Antonio Torrealba
Ostos le dio unos apuntes de esta mujer que la describen como; como pequeña,
morena oscura, manos y pies chiquito, gorda, se peinaba poco y tenía la melena
como una palma cachorra, fue una mujer guerrera y de esa llaneras capaz de
realizar cualquier hazaña en su fundo “Mata de Totumo”, hoy en día hato “Peñalero”.
Entrevista de Carlos
Barcos a Simón Méndez hijo-nieto de Pancha Vásquez (cortesía de Senderos de
Apure.net)
Enlace directo:
FUENTE:
El factor Pancha Vásquez,
Milagros Socorro. Publicado en El Nacional,
el 17 de junio del 2012
Senderos de Apure.net
Cuentaelabuelo.blogspot.com
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