Prensa. Voanoticias.
Un médico narró a la VOA
su experiencia atendiendo pacientes sospechosos y un migrante detalla la
tragedia de enterrar a su tía en medio de la pandemia. La situación sanitaria y
social es crítica.
Reinaldo (*), médico
especialista en traumatología, laboraba hasta hace pocos días en un centro de
operaciones ambulatorias en Guayaquil, Ecuador, pero el alza de la tasa de
contagios de la COVID-19 en la ciudad se agravó hasta el punto de que hoy
atiende pacientes con problemas respiratorios.
“La situación en los
hospitales está totalmente colapsada. Estoy haciendo guardias de 12 horas cada
cinco días, atendiendo pacientes con complicaciones respiratorias, pacientes
con sintomatología totalmente fuera de mi especialidad”, explicó a la Voz de
América en entrevista telefónica.
Colegas formados en otras
áreas de la medicina, como la urología, han sido reasignados a la atención
exclusiva de casos de pacientes sospechosos de la infección respiratoria,
asegura.
En su caso, el centro de
salud donde labora canceló completamente las consultas externas y solo atienden
emergencias, principalmente asociadas a la COVID-19, la enfermedad que ha
estremecido al mundo.
“Es duro. No es nuestra
competencia. Probablemente, nos trasladarán a los tres hospitales principales
donde se están atendiendo a los pacientes positivos por la COVID-19. Nos tocó
esto y hay que ir hacia adelante”, expresa Reinaldo, con 20 años de experiencia
en la medicina.
Cuenta que enfermeras
habitualmente asignadas a labores administrativas también han sido reasignadas
a la atención de emergencias y cuidados intensivos asociadas a la infección.
Los cofres mortuorios se
acumulan en las casas y calles de Guayaquil, algunos llevan más de cuatro días
expuestos, ya que las autoridades están desbordadas con los fallecidos.
La ausencia de médicos y
enfermeros en sus puestos de trabajo se ha agravado a medida que el contagio
masivo y las limitaciones de transporte público se han manifestado, dice el
doctor Reinaldo a la VOA.
“Hay mucho personal
ausente. Muchos se han reportado enfermos o no se quieren arriesgar. Muchos
otros han renunciado por miedo a trabajar en condiciones que, probablemente, no
sean las más adecuadas”, indica.
Reinaldo considera que su
actual protección de bioseguridad es “básica”. “Estoy encomendado a Dios, más
nada”. Precisa que hay en marcha un protocolo médico en todo Guayaquil de
remitir a aislamiento domiciliario a pacientes sospechosos, pero aún sin
síntomas respiratorios severos.
“Es un aislamiento no
supervisado. Mucha gente no lo acata. Tampoco hay suficientes pruebas de
diagnóstico de la enfermedad en los hospitales”, lamenta.
Cada vez más contagios
Ecuador registra
oficialmente 3.465 personas contagiadas y 318 muertes por la COVID-19, según el
reporte más reciente del gobierno del presidente Lenín Moreno.
Ernesto Carrasco,
viceministro de Atención Integral de la Salud, indicó que 172 de los fallecidos
eran casos confirmados del nuevo coronavirus y otras 146 personas murieron por
el “síndrome de deficiencia respiratoria aguda”, que estaría, a su juicio,
asociado con la pandemia.
Según un reporte del
diario ecuatoriano El Comercio, el vocero señaló que 2.666 pacientes se
encuentran en aislamiento domiciliario, un centenar más recibió el alta
hospitalaria y 527 siguen recluidas en hospitales del país, de los cuales 139
tienen “pronóstico reservado”.
La data del Comité de
Operaciones de Emergencia Nacional permite corroborar que al menos 70 por
ciento de los casos positivos están ubicados en la provincia de Guayas.
Juan Carlos Zeballos,
ministro de Salud, estimó este viernes que 60 por ciento de la población
ecuatoriana, de aproximadamente 16,6 millones de habitantes, se contagiará de
la COVID-19.
El presidente Moreno dijo
el mismo día que pacientes contagiados del nuevo coronavirus han violado la
recomendación médica de aislarse en sus hogares.
“Hay personas
inconscientes en algunos casos, e irresponsables en otros, que, a pesar de
haber salido positivo en las pruebas médicas o que son sospechosos de tener
coronavirus, se movilizan, salen de sus casas, incumplen la cuarentena”, criticó
el mandatario en su alocución.
Con su movilización, dijo,
esos casos positivos “dejan una estela mortal” que amenaza a familiares, amigos
y extraños en Ecuador, especialmente en Quito, Guayaquil, Samborondón y Durán.
“Cada día, los muertos son
más”
Yonder Angulo, vendedor
ambulante en Guayaquil, es sobrino de María del Carmen Gladis Peña, venezolana
de 54 años, quien falleció el 31 de marzo de un paro respiratorio tras
presentar fiebre y dolores de cabeza. Su cuerpo estuvo durante tres días en la
calle a la espera de su entierro.
Este viernes, pudieron
enterrarla. Los apoyó el Estado ecuatoriano tras reiteradas denuncias sobre el
abandono del cadáver a través de las redes sociales.
“Es muy lamentable lo que
está pasando. Cada día, los muertos son más. Hay más infectados”, dice a la VOA
en conversación telefónica desde la ciudad ecuatoriana.
Reportes de la prensa y de
ciudadanos a través de sus redes sociales mostraron esta semana cómo cuerpos de
personas fallecidas imperaban en las calles de la ciudad, cómo la misma policía
se negaba a retirarlos o cómo algunos, incluso, quemaban los cadáveres en las
calles.