Opiniòn.
Félix Velásquez.
En
este momento es vital para el país, mostrarle su solidaridad a la Federación de
Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela, (Fapuv), por la lucha
que han emprendido en defensa por la libertad de pensamiento, mejoras
socio-económicas y respeto a la autonomía universitaria.
Hay
que dejar bien claro que la academia no puede ser avasallada ni sometida por
este gobierno. La comunidad universitaria no puede estar sumisa a lo que diga
el régimen en detrimento de sus condiciones socio económico.
Es
injusto que los profesores de educación superior devenguen un sueldo mínimo y tengan que hacer silencio,
cuando vemos a ministros que perciben un sueldo de 35 millones de bolívares
mensuales o a la presidenta del Tribunal Supremo de Justicia quien gana 50
millones de bolívares mensuales o a Rafael Ramírez, el más rico de los
dirigentes del PSUV en Venezuela, ganando 100 millones de bolívares al mes con
todas las prebendas que le genera PDVSA”.
No puede ser posible que quien esté dando
clase sea un enemigo de Venezuela, mientras
hay bandidos dentro de la UCV, tratando de sembrar el terror entre
profesores, empleados y alumnos y esos si son tratados como héroes.
La protesta que llevan a cabo los
universitarios está enmarcada y amparada en la declaración universal de los
Derechos Humanos y en la Ley del trabajo. El derecho a la protesta es
irrenunciable, por lo que no podemos permitir que se les quite de un solo
plumazo como está tratando de hacer el TSJ, organismo que entre gallos de
medianoche trata de lanzarles un sable a los profesores para que se asusten y
dejen la lucha.
Apoyamos
la lucha de estos hombres y mujeres, porque ellos al igual que el resto de los venezolanos sienten los embates de la
inflación, inseguridad y el alto costo de la vida”.
En
este mismo sentido vaya nuestro reconocimiento a los estudiantes que están en
varias ciudades del país haciendo huelga de hambre, quiero que sepan estamos con
ellos, que la transformación universitaria pasa porque no se rindan y se
mantengan al pie del cañón.
Ya
le decía un célebre poeta al gobierno que “los libros no muerden” y que si las
misiones Sucre, Ribas y Robinson, la
Unefa y la Universidad Bolivariana, tienen derecho a existir, las demás
universidades también. Porque la ignorancia no debe
pisotear los valores de la academia.
Es
vital que la sociedad organizada, ONG’s, partidos políticos y defensores de
Derechos Humanos se pongan al frente en esta lucha y acompañen al movimiento
estudiantil y profesoral a dar esta digna batalla por su salarios, la libre
academia y la pluralidad del pensamiento.