Columna. Marlani
Sánchez. @marlanisanchez
Empecemos
por el principio: Ya no hay tiempo de que esto sea publicado, ya el rotativo
debe estar imprimiéndose, el editor tuvo la deferencia de esperarme hasta lo
último pero él no sabe cómo ha estado mi día, al que por cierto, todavía le
queda la mitad, y mi esperanza y optimismo intactos.
Igual
no tengo perdón, Miguel Henrique Otero, editor de El Nacional, diciendo dizque
tienen provisión de papel para aproximadamente tan solo dos meses más de
salida, y yo desperdiciando este valioso espacio. No tengo perdón. Luego, el
Bolibomba. Sí, el Bolibomba, ya nadie ofrece Trident, se pusieron muy caros, o
nosotros tenemos menos, nahhh pichirres es que estamos...El Bolibomba. Vean, ya
les he dicho que soy obsesiva-compulsiva, entonces ¿por qué siguen ofreciendo
el Bolibomba así? ¿Cómo que cómo? Abren el paquete de Bolibomba con la boca y
arrastran la primera bolita de chicle hasta los adentros de su cavidad bucal, y
entonces te ofrecen el segundo Bolibomba con los restos de la saliva esa ¡que
generalmente no quiere uno probar! En vez de ¿quieres un Bolibomba? Deberían
preguntarte ¿Quieres que te de una lata? No. No quiero. ¡Gracias! O ¡Sí
métetela en la boca y me la pasas pues!
¡La
gente es incomprensible! El 19 de marzo empezaron a hablar de que si la escasez
de harina, de leche, etc, y les dio a toditos por ir ese día a Elorza a buscar
allá esos y otros productos de primera necesidad. Bien raro. Por cierto que,
aunque no tiene nada que ver con lo mencionado anteriormente, el vicepresidente
ejecutivo anunció que el joropo fue declarado como patrimonio cultural
venezolano. También anunció que la casa natal de Hugo Chávez, ubicada en Sabaneta,
estado Barinas, fue declarada como Patrimonio Cultural, en su categoría de bien
cultural de la Nación, esto sí que no tiene nada que ver.
Rumores
van y vienen acerca del tuiter, rumores, pero a mí me matarían...60% de los
venezolanos afirman que se enteran de lo que acontece en Venezuela a través de
las redes sociales entre las que destacan Twiter y Facebook.
Vámonos
con la palabra. ¡Oh palabra! ¡Hermosa! ¡Poderosa! ¡Creadora! ¡Devastadora! ¡Tan
subutilizada! ¡Tan mancillada! La RAE ha aceptado: Güisqui, toballa, bluyín,
cederrón, almóndiga, murciégalo, alverja, dron, bótox, tarjeta electrónica, red
social, SMS y matrimonio homosexual, también.
“Selfie”
fue elegida la palabra del año por el diccionario Oxford de la lengua inglesa.
En su definición dice: Es una fotografía que uno toma de sí mismo, normalmente
con un smartphone y que se cuelga en una web de medios de comunicación social o
red social.
Aunque
a mí la escasez que más me preocupa, quizás la única, es la del sentido común,
la lógica y las palabras amables, debo confesar que esta me ha generado un
tanto de angustia; el presidente de la Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica,
dijo que hay también una escasez de prótesis mamarias lo que ha ocasionado un
aumento, no de los cc, sino del costo de la cirugía más solicitada por las
venezolanas, y agradecida por los venezolanos, y venezolanas también, icluso
las que nunca han pensado en hacérsela...
...que
una mujer fue trasladada al hospital en agonía luego de recibir un orgasmo por
3 horas.
Se
llama Liz, y empezó a preocuparse luego de que su orgasmo se prolongara luego
de terminar de realizar el acto sexual con su novio Eric. Luego de la segunda
hora el orgasmo continuaba, por lo que para Liz ya no era agradable y tuvo que
ser trasladada al hospital. Los médicos confundidos por los ruidos de la joven
pensaron que estaba en labores de parto, pero luego pudieron ayudarla para que
el orgasmo cesara. ¿El número de teléfono de Liz o el de Eric?
"Ya
mandé todo menos tu página. Está la rotativa esperando por ti. (Modo
presión)", me acaba de llegar este mensaje del editor. Todo indica que es
un chiste, pero el gesto es lo que cuenta. Tal parece que esto si será
publicado. Debo poner el ya el punto final y cualquier titular
Ah,
no llamen más a ese número al querido colega Alexander Medina, el miércoles lo
encañonaron y le quitaron el BlackBerry, sí, así las cosas, sí, así de
esperolaíto como lo tenía...