Opinión. Luis
Borges.
Nunca
las cosas importantes se dejan en manos desconocidas, trátese de escoger el
nombre de los hijos, la escuela donde estudiaran, los materiales de una casa a
construir, la medicina que debemos comprar o el tipo de gobierno en que
querremos vivir. Precisamente eso último, no involucrarse en las cosas públicas
ha sido uno de los males que padeció el venezolano, haberse apartado de la cosa
política porque -verdaderamente- no es del todo agradable, pero, quién dijo que
las cosas importantes eran siempre las más encantadoras.
Necesariamente
aquello que más importa implica responsabilidad, sacrificio, disciplina y
constancia. La responsabilidad de no abandonar los espacios; cuando usted no
ocupa los espacios, otro menos apto actuará y decidirá por usted. El sacrificio
de entender que no es posible lograr lo que hoy deseamos como ciudadanos sino
no nos desprendemos de algunas tareas para dedicarnos -en este momento de la
historia- a recomponer el puente de la civilidad que se ha caído.
El
revocatorio no debe generarnos un efecto placebo*. El revocatorio cerrará un
ciclo, lo que después suceda depende de nuestra preparación para asumir el reto
de reconstruir el país. Después del revocatorio no creamos que bajará la
inflación de inmediato, el lunes amaneceran repletos los anaqueles, el Dólar se
vendrá a pique y amaneceremos celebrando en la calle sin temor a un ¡Quieto!
Después del revocatorio toca acomodar el cuarto de los corotos. En toda casa
hay un cuarto de guardadero al que todos le lanzamos los peroles que no
hallamos dónde meter pero nadie quiere barrerlo ni ponerle orden al reguero. Es
como la guantera del carro o la cartera de una mujer, así quedó el país, todos
sabemos que ahí está lo que necesitamos pero encontrarlo es como buscar un
teléfono repicando en la cartera de una mujer. Con el respeto de las féminas.
Sabremos
cuánto hemos madurado como ciudadanos si entendemos que: 1º) No es sólo un
problema político, es un problema cultural y sin cultura no avanzaremos; 2º) No
es un problema de electos, es un problema de electores. ¿Queremos mejores
gobernantes? Seamos mejores electores; 3º) No es un problema de liderazgos, es
un problema de ciudadanos, un ciudadano responsable no sigue ciegamente a un
líder a "ninguna parte"; un ciudadano responsable cuestiona,
pregunta, presiona, jamás apoya incondicionalmente.
Un
ciudadano responsable no ama a un dirigente. Un ciudadano responsable no se
conduce según sus emociones. ¿Queremos un mejor país? Seamos mejores
ciudadanos, y ser mejores ciudadanos empieza por la necesidad de involucrarnos.
No se trata de que todos sean expertos en política, se trata de tener sentido
común, el menos común de los sentidos en la política y no llevar a cualquiera
al poder. No todos los que aspiran, por el hecho de adversar al gobierno, están
preparados.
Necesario
es entender que la reconstrucción del país no es un asunto netamente de
partidos, es un asunto de todos los sectores sociales. Debe haber un puente
entre la sociedad civil y los partidos políticos, puente que se encargó de
romper el “proceso involucionario” pues para imponer su trasnochado modelo era
necesario destruir la sociedad civil y reducir al mínimo los partidos, y al
ritmo de !Así, así, así es que se gobierna! casi lo logran. La dirigencia
política nacional, regional y municipal debe entender que debe ser un
movimiento social y no sólo un movimiento electoral. La sociedad civil deben
entender que debe involucrarse en el diseño y ejecución de las políticas y
programas de gobierno.
El
“know how” que en gerencia se llama el “saber cómo”, se halla -no en los
partidos- sino en la sociedad civil. Por supuesto, no invertir los roles, la
sociedad civil tiene una responsabilidad y los partidos tiene otra
responsabilidad pero ambos desde sus esferas deben reencontrarse. Ese puente
debe tenderse ya, en una mesa, dejando de lado dogmas e ideologías y convocando
a los más capaces por áreas junto a los más responsables representantes de
partido. Ese trabajo no es electoral ni mediático, eso es verdadera política,
diálogos, puntos medios y acuerdos. Esto no es alelimon, ese puente no se
construye con cáscaras de huevo.