ENTREVISTA: El Che venezolano: “No soy un traidor por decir la verdad” por Patricia Pineda. - SenderosdeApure.Net

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lunes, 14 de septiembre de 2015

ENTREVISTA: El Che venezolano: “No soy un traidor por decir la verdad” por Patricia Pineda.

El conocido activista del chavismo aclara que no está en contra del gobierno bolivariano y que respeta a Nicolás Maduro. “¿Me van a fusilar o a matar por lo que digo? Que lo hagan, porque seguiré predicando la revolución de Chávez”
Prensa. Contra Punto.com. Patricia Pineda.
Para algunos, es un usurpador a sueldo; para otros, el resultado de una buena dosis mediática; él prefiere definirse como un simple mortal, admirador de la naturaleza, cultor del amor y fiel seguidor de la doctrina del presidente Hugo Chávez. Sólo que esa última postura ha sido repentinamente puesta en tela de juicio por unos cuantos de sus compañeros revolucionarios, debido a sus recientes declaraciones acerca de la situación actual del país.

Humberto López -el “Che Guevara venezolano” para el conglomerado- es un hombre controversial. Eso no es ni un secreto a voces. ¿Quién, vestido de pies a cabeza con indumentaria militar y convertido en réplica viviente del famoso guerrillero argentino-cubano, no lo sería?

No cree en Dios y –dice– por tanto no le teme a la muerte, ni a la verdad cuando hay que decirla. “Sigo siendo revolucionario, pero vivo una realidad diaria, vivo las mismas necesidades de todo el pueblo y hay una crisis”, afirma desde el puesto de piloto de su jeep tan conocido en Caracas como él mismo.

Indignado, y con una impotencia casi incontrolable, denuncia: “¿Cómo es posible que haya que hacer cola para todo? ¿Por qué hay que pararse a las tres de la mañana para comprar harina de maíz, que -además- la produce una sola empresa en Venezuela? ¿Me van a fusilar o a matar por decir esto? Que lo hagan, porque seguiré predicando la revolución de Chávez”.

Estacionado en la bomba de gasolina de Quinta Crespo –esa que queda al final de la avenida Baralt–, López asegura que, luego de sus declaraciones a un portal de noticias digitales acerca de la devaluación de la moneda y la posibilidad de dolarizarla, los señalamientos que ha recibido han sido duros.

No se siente en peligro, mucho menos amenazado. “No he escuchado de un Valentín Santana (jefe del colectivo La Piedrita), ni de un Roberto Longa (del colectivo Alexis Vive) alguna advertencia. Ellos también saben lo que está pasando”, comenta.

“Me dicen que van a matar, me dicen que soy un traidor. Sé que el mismo Gobierno debe estar molesto por lo que dije, pero yo soy chavista. No soy un traidor por decir la verdad. Tampoco le he faltado el respeto al presidente Nicolás Maduro”, refiere el Che, tras aclarar que no ha recibido ningún ultimátum. “Se trata de cosas que he leído por ahí, por las redes sociales”.

“Tú eres el Presidente”
Para Humberto López, el verdadero revolucionario –como decía su homónimo, el verdadero– está guiado por el amor. Ese sentimiento es el que lo ha llevado a denunciar una situación que considera irregular.

“¿Quién puede vivir con escasez? Que si es culpa del bachaquero, que si es culpa de dólar, que si es culpa del petróleo; pero, por favor, tú (Nicolás Maduro) eres el Presidente, tienes que buscarle la vuelta a la economía. Es el estómago del venezolano el que está sufriendo”.

Al hablar de esta situación, es casi inevitable retroceder a la cuarta república y recordar los hechos del llamado Caracazo. “Viví el 27 de febrero (de 1989), vi colas durante la cuarta, vi la pobreza. Acá saquearon todos los comercios de Venezuela, pero a la semana estaban los militares con camiones, dándole los productos de primera necesidad al pueblo; otros los vendían, pero bueno… ”, expresa, mientras hace su tabaco a un lado.

Los apretones de manos no se escapan durante la entrevista a Contrapunto. Las personas que pasan por la bomba y lo ven le mostran solidaridad y respeto. “Eres un valiente, hermano. Así se habla”, le dice un señor que se aleja a pasos apresurados.

Después de recibir un cafecito, cortesía del encargado de la bomba, el Che continúa con su avalancha de autocrítica revolucionaria, direccionada -principalmente- a hablar de la “guerra económica” que enfrenta la Patria de Bolívar.

Toma de su café –que no endulza, porque para él la vida es amarga-, se silencia por unos segundos, traga fuerte y se pregunta: “¿Cuál Patria? ¿Qué es Patria? Patria es una empresa, con unos colores, con una bandera y con un gerente que tenemos, que se llama Nicolás Maduro. Y también tenemos un pueblo cobrando en bolívares y comprando en dólares”. Hace una respiración profunda y calla.

Ante tal circunstancia, insiste en la obligación que tiene el gobierno de buscar respuestas y soluciones a la crisis. “No creo que trancar la frontera sea la solución. Además, eso es algo peligroso, porque no nos conviene una guerra con Colombia. Colombia tiene cinco bases norteamericanas en su territorio. Eso es darle la oportunidad de que nos invadan. Nos acabarían, ellos tienen 50 años en guerra. Aquí (en Venezuela) la última guerra fue la de la Independencia”.

Otras salidas son posibles, según el Che. Considera que sí hay que limpiar la frontera, pero debe hacerse con el diálogo. “Hay que agotar los discursos con el país hermano. Es cierto que hay grupos violentos en la frontera del lado de Colombia, pero también existen grupos violentos dentro de la frontera venezolana, en La Guajira”.

El pensar que “todos los colombianos son malos” no es idea que ronde por su cabeza; más bien se niega a creer que existan personas que piensen que el problema de la escasez sea culpa de los neogranadinos.

“Si de verdad eso piensan, entonces yo podría decir que los cubanos son saqueadores, porque se están llevando de aquí productos, electrodomésticos, teléfonos celulares. Ojo, hay muchos cubanos buenos, pero hay otros que le hablan feo al pueblo. Se creen que son los hacedores de la Patria, pero no es así; ellos son un producto que Chávez necesitó cuando aquí se paraban los hospitales a cada rato. En ese momento fueron necesarios, todavía lo son, pero que no se crean la espuma de la cerveza”.

Luego de esa descarga –que en él es actitud que baja y sube según la tesis que surja-, retoma el tema de la carencia de los productos de primera necesidad y hace un llamado a los altos funcionarios del gobierno: “Tienen que entender que el pueblo está pasando necesidad, y con eso no estoy hablando de un mal gobierno; ellos pueden estar haciéndolo bien, pero eso no está llegando aquí abajo, y yo estoy aquí abajo, como muchos”.

“Chávez se llevó la revolución”
Así como lo ha hecho saber en cuanta marcha participa, la admiración que tiene hacia el fallecido Hugo Chávez va por encima de cualquier cosa, hasta de su vida. “Chávez era el sentimiento. Él nos despertó del letargo. Tengo 57 años y no me van a contar historias de camino, porque viví esa cuarta república. Se lo que pasó en esa época y sé lo que pasa ahora”, subraya.

Se autodenomina “chavista por convicción”. Cree en la doctrina de Chávez, la que describe como ese espíritu de solidaridad entre vecinos cuando uno de ellos requiere de la ayuda de otro. Para él, ese es el verdadero socialismo. Y por es desplaza a un lado las ideas de grandes pensadores como Carlos Marx, Mao Zadong, León Trotski o Iósif Vissariónovich Stalin, quienes -desde sus trincheras revolucionarias- creyeron firmemente en el comunismo.

“Yo no soy comunista, soy realista, y por eso tampoco creo en Dios, porque no lo puedo tocar. ¡Eso es utopía! Yo creo en la señora que le toca la puerta a su vecina para pedirle una cebolla porque no tiene, porque está muy cara. Eso es socialismo”, sentencia.

Evidentemente, no cree en la República Popular China. “China es el imperio más dañino de la humanidad. Es el imperio del consumismo, del capitalismo. Hasta condones del Che han sacado”, reclama, al recalcar que es necesario ser como Chávez.

“Seamos como Chávez. Chávez es un dogma de fe, es un paradigma”, sentencia, sin asomo de contradicción. Y de inmediato suelta otra dosis de realidad: “Yo respeto a los que dicen que son hijos de Chávez, pero yo no puedo ser hijo de Chávez porque tengo 57 años. Soy seguidor de su doctrina, la más humanista que ha podido existir”.

Hablar del líder de la revolución en Venezuela es un tema que mueve la sensibilidad de este Che. Lo descoloca, no en el mal sentido de la palabra, sino por la emoción: porque lo extraña. “Si Chávez estuviera vivo, si lo estuviera…”, se lamenta. “Chávez murió y se llevó la revolución”, dice y calla.

Entonces, si Hugo Chávez se llevó todo, ¿qué pasó con ese hombre y esa mujer nuevos en los que tanto confió y a los que tanto dio el comandante para que se formaran? ¿Se los llevó también? ¿Existen ese hombre y esa mujer nuevos? “No, no existen”, responde a secas.

De Humberto al Che
No es fácil dejar de confundirse, o perderse en esta conversación con una persona que, viéndose como Ernesto “Che” Guevara en persona, no es ferviente partidario del comunismo. Pero hay una respuesta para ello.

Humberto López cuenta que desde niño su mamá lo disfrazaba del Che Guevara. Dando alguno saltos, para acelerar la historia, a partir de los 14 años comenzó a participar en movimientos revolucionarios en La Cañada, parroquia 23 de Enero.

“Me acuerdo que pintábamos, en altas horas de la noche, la planta baja de los bloques con imágenes del Che. Los que éramos menores de edad lo que hacíamos era pintar el fondo negro, rápido, porque no era permitido eso”, evoca López.

La parroquia se encargó de convertirlo en revolucionario. Formó parte de las filas de Los Tupamaros y se reconoce como miembro fundador del Gran Polo Patriótico (GPP). “Nos reuníamos con Chávez en Miraflores, todos los que estábamos en el Polo. En una de esas reuniones fue que me empezó a decir el Che venezolano”.

Asegura que nunca se ha creído el Che cubano, aunque -indudablemente- lo admira. “Siempre me he vestido así, porque la ropa me la regalan los militares. Dicen que soy un disfrazado, que no tengo personalidad, que estoy enfermo, pero a quienes me dicen eso les respondo que el artículo 20 de la Constitución dice que ‘toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad’. El parecido no tiene nada que ver con la imitación”.

CHE EN CÁPSULAS
“No es posible que el gobierno, desde la alta gerencia de Miraflores, no tenga ninguna política para sacar los alimentos que están escasos y aplicar medidas para que las madres, por ejemplo, puedan conseguirle la fórmula a sus hijos”.

“¿No habrá algún funcionario al que puedan nombrar ministro de la sensibilidad humana?”

“Yo quiero que alguien que esté inserto en el gobierno me diga si vive del sueldo mínimo o del sueldo que le paguen”.

“Me han dicho que recibo líneas de Miguel Rodríguez Torres para que diga lo que digo. Yo lo que he dicho es porque lo vivo, nadie me da lineamientos. Nadie me paga”.

“En las próximas elecciones presidenciales, nos mediremos. Si el candidato es Diosdado Cabello, yo con todo respeto lo seguiría, porque él era el hombre más cercano y con el discurso más parecido a Chávez”.

“Quiero que entiendan que voté por Maduro y seguiré votando por él, pero como revolucionario tengo que ser crítico y decirle lo que está pasando”.

“Tenemos buenos médicos y buenos albañiles; entonces, ¿por qué traer a tantos chinos para construir un edificio, por qué nombrar a un médico cubano director del Pérez Carreño?”.

“No sé porqué me sacaron del Gran Polo Patriótico. Y resulta que ahora veo a un Ricardo Sánchez como candidato de ellos. ¿Dónde está la doctrina de Chávez? Creen otro partido de izquierda-derechista y metan a todos aquellos que saltan la talanquera, pero no manchen al polo de esa manera”.

“¿Por qué soy un traidor, porque digo la verdad, porque digo lo que está pasando en la calle? Por mi verdad no ofendo ni temo”.

“Yo investigaría con lupa el caso de Leopoldo (López). Hay otros (políticos) que han hecho cosas peores y se han ido del país”.

“No le tengo miedo a la muerte. Sé que hay una bala, que vendrá del lado de los envidiosos o de los fanáticos, que me matará. Pero ojalá alguna persona pinte mi nombre en alguna pared”.

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