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@revistaclimax
La última guerrilla activa de Colombia está en un
proceso de recomposición de sus fuerzas mientras evalúa llegar a acuerdos con
el gobierno de Santos para desmovilizarse. Analistas señalan el anuncio del
cese bilateral de hostilidades como un homenaje al Papa. Aprenden del proceso
que convirtió a las FARC en partido político mientras siguen operando a sus
anchas en zonas fronterizas con Venezuela
“Demos el primer paso” rezó el lema de la visita del
papa Francisco a Colombia, y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se
atrevió a darlo a dos días de la llegada del pontífice a Bogotá, con el anuncio
del cese bilateral de hostilidades junto al gobierno colombiano, que comienza
el 1 de octubre y culmina el 12 de enero de 2018. Luego de años de tratar de
acercar posturas con la agrupación insurgente, es la primera vez que se alcanza
un punto tan cercano a un potencial acuerdo.
El anuncio también coincidió con los días en que las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejaron de ser una guerrilla
para ser un partido político; un proceso de desmovilización que ha servido de
escuela para los elenos, para evaluar qué tan viable sería para ellos alcanzar
la paz. Hasta ahora, a pesar del incumplimiento del gobierno colombiano en una
parte de los acuerdos, el ELN sigue adelante aunque con cautela y establece sus
condiciones para evitar los errores del proceso con las FARC.
Entretanto, hoy ocupa las zonas dejadas por los
farianos, y batalla contra el Clan del Golfo -una banda criminal que tiene la
misma cantidad de combatientes que el ELN-, mientras conversa en Ecuador con la
delegación del gobierno de Juan Manuel Santos, encabezada por el exministro de
agricultura, Juan Camilo Restrepo. La naturaleza de su agrupación también hace
que el proceso de discusiones sea distinto ya que, como lo planteó el
politólogo Ariel Ávila, “mientras las FARC son una estructura militar
intentando hacer política, el ELN es una estructura política intentando hacer
la guerra”.
Con bases sociales
El origen de los elenos son tres grupos sociales.
Primero, sectores urbanos universitarios que fueron influenciados por el
triunfo de la revolución cubana en 1959, y que reinterpretaron la ideología
socialista para hablar de una liberación nacional –de ahí su nombre. Luego, la
iglesia católica, a través de sacerdotes que viajaron a distintos países en
Latinoamérica y que presenciaron lo difícil que era cambiar la situación en la
región. Además, surgió la Teología de la Liberación, que llevó a varios curas a
formar guerrillas, como el emblemático Camilo Torres. El tercer grupo fueron
organizaciones sociales de zonas rurales. “Es debido a esta génesis que el ELN
tiene una fuerte tradición judeo-cristiana, tradición que por ejemplo hasta
años recientes había impedido que entrara a la economía del narcotráfico”,
explica Ávila en un artículo publicado en El Espectador.
Respecto a su estructura, a diferencia de la ex
guerrilla liderada por Rodrigo Londoño en la que se respetaban las decisiones
de un líder, ésta es descentralizada y otorga cierta autonomía a gran parte de
sus grupos. Según el profesor de la Universidad Nacional de Colombia Víctor de
Currea Lugo la organización emplea una dirección colectiva, lo cual haría “más
lentas, pero más seguras” las conversaciones con el gobierno colombiano. Los
nueve comandantes guerrilleros que están en Quito representan a distintas
estructuras que a su vez están en contacto con sus bases, buscando llegar a los
acuerdos unidos. “No es una vacuna, pero es interesante ver el proceso de
discusión. Es despacio, pero firme”, asegura el académico.
La extorsión a la empresa petrolera del país le
trajo poder al grupo insurgente por muchos años y les llevó a tener como
bandera la economía extractiva. En los años ochenta crearon la campaña
“Despierta Colombia, te están robando el petróleo”, que ocasionó cientos de
atentados a la industria, y la entrada de millones de dólares producto de la
extorsión a las compañías que trabajaban el crudo. En la misma proporción
crecieron sus seguidores, y a principios de los noventa contaban con más de 10
mil combatientes, según afirma Ávila.
La ampliación como fuerza insurgente llevó a que en
octubre de 1995 se reestructuraran y plantearan los Frentes de Guerra,
similares a los Bloques de Frente de las FARC. También crearon las Compañías
militares, pelotones que se disolvían y reagrupaban rápidamente. No obstante,
el desarrollo de los elenos se frenó con los ataques de los grupos
paramilitares que asesinaron a sus bases sociales, y les hizo perder territorio
que ya dominaban en Santander, Norte de Santander y la Costa Atlántica. Ávila
señala que desde finales de los años 90 comenzó el declive del ELN “y no pudo
mantener el tren de la confrontación militar. Cosa que las FARC sí lograron”. Luego
en 2010, replantearon posiciones militares y comenzaron a recuperarse
lentamente.
Examinan voluntad
Nicolás Rodríguez Bautisa, alias Gabino, de los
líderes más visibles de la guerrilla, se unió cuando tenía 13 años, llevado por
Fabio Vásquez Castaño, uno de los fundadores junto a dos hermanos. Forma parte
del Comando Central (Coce) junto a otros insurgentes, cinco en total. Luego
viene una Dirección Nacional de 31 personas, y los Congresos de la
organización, que se realizan cada cierto tiempo, a la cual asiste toda la
comandancia. El último, celebrado en enero de 2015, fue el escenario para que
el grupo subversivo anunciara que estaba dispuesto a unirse al diálogo y buscar
la paz.
“El Gobierno ha planteado su disposición a poner fin
al conflicto armado y para ello ha convocado a la insurgencia. Asistimos a este
diálogo para examinar la voluntad real del Gobierno y del Estado colombiano; si
en este examen concluimos que no son necesarias las armas, tendríamos la
disposición de considerar si dejamos de usarlas”, reza el documento leído por
Gabino. Para el momento, las Farc ya habían anunciado un cese al fuego
unilateral como parte de su proceso para desmovilizarse, y las mesas de
negociaciones con el gobierno de Santos en La Habana ya iban avanzadas.
Según datos del gobierno colombiano, el ELN hoy
cuenta con 3 mil combatientes incluyendo milicianos en los departamentos de
Arauca, Norte de Santander, Chocó, Nariño y Guaviare. Según las últimas notas
de la agencia EFE, también estarían en zonas del Putumayo, departamento
fronterizo con Ecuador donde las Farc dominaban varios municipios. Esto no ha
sido confirmado por las autoridades. Los dos primeros territorios comparten
frontera con Venezuela, por Táchira y Apure.
Desde hace años, reportajes y medios de comunicación
han informado sobre la presencia del grupo subversivo en territorio venezolano.
Hace poco más de un año, Clímax informaba sobre una mayor presencia de la
guerrilla en el sur del estado Zulia, a pesar de haber iniciado los diálogos
con el gobierno para una eventual desmovilización. Sin embargo, para Ávila la
situación no ha cambiado mucho. “La presencia del ELN es muy grande en Apure y
en Táchira, pero ha sido grande desde hace mucho tiempo, no desde ahora. Yo en
general noto que se mantiene igual, pero sí es importante”.
Explica que este fenómeno se dio por culpa tanto del
gobierno colombiano, como del venezolano, ya que dejaron el espacio libre para
fueran otros los que mandaran, al no haber presencia de los Estados. Reitera
que la zona está llena de criminalidad, de contrabando y que el ELN junto al
Clan del Golfo “la tienen copada”. Luego asegura que mientras se mantenga la
crisis en Venezuela, la situación seguirá igual.
Diálogos con desconfianza
El excombatiente del ELN y hoy director de la
Fundación Paz y Reconciliación, León Valencia, contó en una entrevista al
diario El Tiempo que los procesos de negociación con el grupo armado comenzaron
en La Habana, protegidos por el gobierno cubano, cuando el presidente
colombiano era Andrés Pastrana. “Yo mismo oí cuando Fidel les dijo: ‘Pues mi
posición es que las guerrillas ya pasaron de moda en América Latina y ustedes
tienen que firmar un acuerdo de paz lo más rápido posible’”. Lo cual debía
tener una gran influencia, dado el origen castrista del grupo, pero no
funcionó. Luego hubo otro intento con el gobierno de Álvaro Uribe, que también
se cayó, entre otras cosas, porque sacó al fallecido presidente Hugo Chávez de
la mediación. Sin embargo, hoy el proceso con el gobierno de Santos parece
avanzar, esta vez desde una mesa de negociación que se instaló en Quito, y que
ya produjo su primer resultado al haber logrado el cese bilateral del fuego y
de las hostilidades. Esto se traduce en renunciar al secuestro, el
reclutamiento y los ataques contra la infraestructura.
Observadores de las Naciones Unidas que ya se
encuentran en territorio colombiano velando por el cumplimiento de los acuerdos
con las FARC, serían los encargados de verificar el cese con los elenos, según
informó el jefe del equipo negociador por el gobierno, Juan Camilo Restrepo. Y
aunque analistas y líderes saludaron la decisión, Ávila asegura que hay mucha
desconfianza dentro del grupo al ver los problemas que se han presentado en los
acuerdos con las FARC. “El ELN percibe que el Estado no está cumpliendo nada”.
Al respecto De Currea Lugo coincide, y agrega que ha habido reuniones entre los
elenos y los farianos, para que los últimos puedan ayudar a los primeros con su
proceso de negociación, y evitar cometer errores.
Ambos piensan que sería trascendental que la segunda
guerrilla de Colombia se desarme, y que pase a la vida política, para que el
Estado pueda ingresar a las zonas que estaban tomadas y comience a dar la
atención que antes no pudo. De Currea Lugo afirma que pasarían a formar un
partido político, pero plantearían hacer parte de una coalición amplia. “Ellos
observan con mucho cuidado el proceso de las FARC, pero se juntarían con
aquellos grupos o personas que estén a favor de una implementación de una
agenda social. Una agenda cercana a ellos, minero energética, cercana al país”.
Mientras ambas partes de la negociación se preparan
para la entrada en vigencia del cese, la recomposición del grupo continúa, al
igual que algunos enfrentamientos. A comienzos de septiembre, se les
responsabilizó por asaltar un carro blindado de transporte de valores y cargar
con 500 millones de pesos en el departamento de Norte de Santander. Según
versiones de transeúntes, el vehículo habría sido atacado por 15 miembros de la
“Compañía Francisco Bossio” del ELN, quienes cubrían sus rostros con capuchas.