En los últimos años, han acaparado la
atención nacional varios incidentes de oficiales que usaron fuerza excesiva con
personas con discapacidad.
Prensa.
Mundo Hispánico.
En
el 2017, el oficial Jonathan Aledda del Departamento de Policía de North Miami
fue acusado de negligencia y homicidio involuntario después de disparar a
Charles Kinsey, un terapista de intervención de comportamiento que estaba
intentando de animar a su cliente con discapacidad a que regresara al interior
del centro Miami Achievement for the Developmentally Disabled.
Un
video del incidente muestra a Kinsey de espalda con las manos en el aire,
mientras oficiales apuntaban sus armas. Arnaldo Ríos de 26 años, paciente de
Kinsey estaba a sus pies. El joven tiene autismo y según reportes había salido
del centro. Kinsey estaba intentando de persuadirlo a que regresara al centro. Poco
después del incidente el departamento de policía acudió a Bart Barta, un
comandante de policía retirado y fundador de Autism Safety 101. “No se trata de
si van a tener una interacción con alguna persona autista, sino cuando”, dijo
Barta.
El
autismo es un trastorno neurológico complejo que afecta a uno de cada 68 niños,
de acuerdo con el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas
en inglés). Es una discapacidad del desarrollo que puede provocar problemas
sociales, comunicacionales y conductuales significativos.
Por
primera vez, el entrenamiento ofrecido por Barta, se llevó acabo en el condado
de Dallas con más de 11 agencias presentes incluyendo un oficial de Wichita
Falls, dos horas de Dallas. Para Barta el tema toca su corazón porque su hijo
tiene autismo. El hijo de Barta tiene 14 años y también se preocupa por su
seguridad.
“Si
un oficial tiene una interacción con mi hijo y mi hijo comienza a aletear las
manos o no mira el oficial en los ojos, el oficial puede malinterpretar su
comportamiento”, dijo Barta, “y no reconocer que tiene una discapacidad”.
Barta
explicó que las personas con autismo a veces no son verbales y pueden
reaccionar como en crisis o un ‘meltdown’ debido a que no se pueden comunicar.
Sin embargo, ahora con la tecnología algunas personas con autismo logran
comunicar por texto, por eso, señala Barta, es importante evaluar la situación.
“A
veces, al menos que se estén lastimando, es mejor ‘dejar pasar’ el meltdown”,
dijo Barta, “Menos intervención a veces es más”. Barta enfatizó que una crisis
es diferente que un berrinche. Durante un berrinche la persona está tratando de
manipular la situación. Sin embargo, un ‘meltdown’ de alguien con autismo,
significa que están tratando de comunicarse y obtener la atención, y por falta
de habilidad verbal no lo puede hacer.
“Necesitamos
saber cómo reconocer la diferencia entre si alguien necesita ayuda mental o si
tiene autismo para responder adecuadamente y evitar tener un incidente lamentable”,
dijo Lauretta Hill, jefa de policía del Distrito de Colegios Comunitarios de
Dallas (DCCCD, por sus siglas en inglés). Aunque los oficiales reciben
entrenamiento para responder a situaciones de crisis, el interactuar con una
persona con autismo es diferente porque pueden hacer movimientos físicos que un
oficial puede considerar sospechosos.
Ayla
Gallegos, del Departamento de Policía de Addison dijo que el entrenamiento es
una gran ayuda para ellos y algo que todos los departamentos deberían tomar. “Podemos
comunicarnos mejor con la persona y usar diferentes tácticas para calmar la
situación”, dijo Gallegos.
Barta
agrega que no solo es importante que los oficiales sean entrenados sino también
las personas con autismo y su entorno. Barta anima a personas con autismo u
otras discapacidades a que soliciten un Wallet Card. La tarjeta puede ser
mostrada a un oficial ya que tiene detalles sobre la discapacidad del individuo
e información pertinente.